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Lali Espósito: «Con las redes, tienes que ser interesante por tu obra y por tu vida»

La polifacética artista argentina lanza el remix de 'Nochentera' junto a Vicco y arranca este fin de semana su gira por España

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La cantante argentina Lali Espósito GTRES

Nacho Serrano

Lali Espósito es una de esas mujeres que, tras superar la prueba del juguete roto al haber entrado en el mundo del espectáculo siendo niña, ahora afrontan su carrera con más sabiduría que otras que empezaron más tarde para llegar al mismo sitio, pero en menos tiempo. La actriz, cantante y 'entertainer' argentina ahora vuelve al candelero con 'Nochentera remix', un tema junto a la autora del original, Vicco, que ha superado otra prueba: la de hacer que sea aún más chiclosa, más pegadiza que la versión presentada al Benidorm Fest. Además, este fin de semana comienza en el festival Boombastic de Asturias una gira española que la llevará por varias ciudades turísticas de nuestra geografía.

A usted, fan de Serrat, seguro que le llamó la atención 'Nochentera' por lo bien construida que está.

Sí. Mi primer acercamiento a la canción fue por un amigo que me la recomendó. Me dijo que me iba a gustar mucho, que le prestara atención. No conocía a Vicco, pero le escribí para felicitarla, porque está muy subestimado hacer una canción pop… bien. La gente cree que es fácil, y no lo es para nada. Vicco me dijo que había pensado en varios artistas para el remix, y que cuando la escribí, vio claro que quería hacerlo conmigo. Me dio libertad absoluta para meter mi parte como yo quisiera, y conseguimos lo que queríamos de una forma llamativamente rápida. La canción tiene una estructura y un tempo tan buenos que me fue muy fácil encontrarme dentro de ella. Se la mandé a Vicco y le dije: «mándame a la mierda si no te gusta» (risas).

¿Cree que fue un error que no la eligiéramos para Eurovisión?

Creo que esas cosas nunca son error, sino que son las que más le convienen al artista (risas). Yo nunca he ido a un concurso. Los respeto mucho porque me parece que hay que tener mucha valentía. Conozco historias de artistas que han ido a Benidorm Fest o a Operación Triunfo, y creo que el destino te pone en el mejor lugar. Da igual ganar o perder, si la obra es buena encontrará su lugar.

Me resulta curioso que nunca haya ido a un concurso, habiendo empezado tan de pequeñita.

Es que el hecho de empezar a los diez años me conectó directamente con el trabajo.

Los concursos, ¿hacen dar saltos demasiado grandes, demasiado rápido?

La vida te hace dar saltos demasiado grandes, aunque no vayas a un concurso. Los concursos te hacen amortizar la exposición, pero la carrera musical sin concursos es igual: siempre estás a prueba, pero con el juez del público y de la industria. Este negocio te empuja hacia ciertos modismos, qué debes hacer, qué no, etc. La presión está igual, con concursos o sin ellos.

Y desde que hay redes sociales, mucho más.

Sí. Yo soy de los noventa y viví también la era sin redes. Los artistas a los que admiraba estaban rodeados de misterio porque no había redes sociales. Sólo los conocías a través de su obra, y a veces, a través de alguna entrevista podías ver cómo pensaban, si eran graciosos… Ahora con las redes, además de exigir al artista que trabaje mucho, se le exige que su cotidianidad esté expuesta. Tienes que ser interesante en tu obra, pero también en tu vida. Cómo te vistes, qué comes, si haces TikToks… Ya ni siquiera hay que ser artista para sentirte presionado por estas cosas. De hecho una influencer creo que tiene más presión en ese sentido. Hay que ser guay todo el tiempo, y antes de irte a dormir cada día, tienes que haber hecho buenos contenidos. Yo uso las redes a full, pero me doy mis días en los que paso del móvil y no subo un carajo. Si estás todo el tiempo creando y consumiendo contenidos a lo Black Mirror, te quedas vacío de inspiración para crear.

¿Cree que a pesar de todo tuvo una infancia más o menos normal, o siente que se perdió cosas?

No tuve una infancia normal. Para nada. La normalidad me la dio mi familia, para que dentro de esa vorágine y esa locura no perdiera el norte. Creo que también va con mi espíritu, porque cuando era muy niña ya me daba cuenta de las cosas malas de este negocio, y a las que no quería acercarme.

La familia es de las cosas más importantes para la salud mental.

Es la más importante. Cuando en este negocio me encuentro artistas a los que se les ve más perdidos, o más desagradables en sus formas, trato de imaginar cómo es su vida. Y creo que hay soledad, poca honestidad a su alrededor. Si nos rodean cosas malas, el resultado probablemente sea malo.

Tener relaciones sanas de pareja también lo es. ¿En ese aspecto ha tenido suerte?

La suerte no existe. Son elecciones que vas mejorando con la madurez. Me he cruzado con gente horrible, pero también pienso en las cosas que yo permití. Porque la toxicidad te la encuentras todos los días. También con la de uno mismo, eh. Porque en eso hay que hacer autocrítica constante. El amor propio debe servir también para darse cuenta cuándo uno tiene un comportamiento tóxico, y corregirlo.

¿Ahora tiene pareja?

No, no. La verdad es que no.

En 'Sky Rojo' interpretaba a una prostituta que luchaba por su libertad. ¿Qué piensa del debate entre abolicionismo o legalización?

Yo soy abolicionista. Esta problemática existe desde que el mundo es mundo. Y el discurso de dar un marco legal a la prostitución para que deje de estar en la oscuridad, creo que es una mentira. Legalizar algo tan horrendo, que las mujeres no eligen en la gran mayoría de los casos, no me parece digno ni justo. Es como decirles a las mujeres del mundo: 'fúmensela, esto va ser así para siempre'. Dar un marco legal a esto es aceptar que, en una sociedad pensante, una mujer tenga que someterse a eso.

Pero la prohibición no acaba con el problema, ni mucho menos.

Entiendo la complejidad del problema, pero como mujer no me gusta que la solución sea legalizar. Legalizando, el problema también va a seguir ahí. Esto ha sido motivo de discusiones muy fuertes en Argentina, y cuando hice la serie muchas asociaciones me preguntaban por qué no se iba a permitir que las mujeres hagan lo que quieran con su cuerpo. Pero es que ese es un porcentaje mínimo de la prostitución. No me parece justo que, por un cinco por ciento, el resto tenga que sufrir las consecuencias de un negocio tan terrible.

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