Gastón Acurio quiere volver a abrir un restaurante en Madrid: «Crecí soñando con tortilla de patata y callos»
El chef peruano ha compartido alguno de sus planes de futuro en Andorra Taste, tras recibir el premio de este congreso a su trayectoria profesional
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Detrás de uno de los empresarios gastronómicos más importantes del mundo –de sus restaurantes por todo el mundo, en doce países diferentes, dependen 4.000 familias– sigue estando el niño que un día quiso ser cocinero mientras paseaba por el mercado con su abuela. Gastón Acurio (Lima, 1967) ha rememorado sus inicios, su infancia, tras recibir el premio Andorra Taste Award en el marco de la segunda edición de este congreso internacional de cocina de alta montaña. Un galardón que el año pasado recayó en el chef francés Michel Bras.
El peruano que puso la cocina andina en el mundo ha manifestado su ilusión por volver a abrir un restaurante en Madrid, la primera ciudad española a la que llegó siendo joven para estudiar Derecho –carrera que abandonó un año después de empezar– y en la que confirmó su vocación de cocinero sin imaginar la dimensión que alcanzaría su trabajo en todo el planeta. «Sinceramente no sé cuantos restaurantes tengo en el mundo. Hay que diferenciar los que son propiedad de aquellos en los que participo como socio con otros inversores», ha asegurado.
Tras su aventura en Madrid con Astrid & Gastón, que se vio obligado a cerrar tras la anterior crisis económica, el cocinero peruano no había vuelto a la capital española con ningún proyecto. Ahora, tal y como ha compartido con los medios asistentes a esta cumbre gastronómica, se siente emocionado de poder regresar si encuentra un local adecuado para su proyecto. Aunque es un confeso enamorado de la rica y diversa gastronomía de su país –«En casa disfrute de la cocina de montaña y de la costera por igual», ha contado–, el cocinero ha asegurado que de niño soñaba «con tortilla de patatas, con callos...».
Aún no ha trascendido la zona en la que ubicaría el local que planea abrir en Madrid, y que seguirá la filosofía de las cevicherías La Mar que ya tiene en ciudades como Lima, Buenos Aires, Bogotá, Doha, Miami, San Francisco y Santiago de Chile. El pescado será el protagonista de este espacio, un producto que llega con mucha calidad a la capital de España, tal y como ha reconocido. Asimismo, este espacio de corte informal, promete llegar con precios asequibles en sus platos de acceso. «Quien quiera escalar la cuenta con productos más lujosos podrá hacerlo», ha añadido.
Premio Andorra Taste Award
Junto al ministro de Turismo y Telecomunicaciones del Gobierno de Andorra Jordi Torres, y la cónsul menor del Comú de la parroquia de Escaldes-Engordany Rosa Gili, el director general de Vocento Gastronomía Benjamín Lana ha hecho entrega de la segunda edición del galardón del segundo Congreso Internacional de Gastronomía de Alta Montaña.

«Descubrí quien era Gastón Acurio hace más de una década durante un viaje a Lima, observando la mirada de productores locales de papa que bajaban de los Andes, o de los pescadores del mercado de Villa María que ofrecían sus mejores productos con orgullo a alguien que les estaba cambiando la vida», ha rememorado Benjamín Lana, alabando la visión transformadora que siempre ha caracterizado al homenajeado.
Efectivamente, Gastón Acurio ha colocado a Perú en el podio gastronómico mundial, y lo ha hecho, sobre todo, movido por su gran amor por la cocina, que siente desde pequeño. «Siempre lo sentí como un mundo fascinante; cocinar es compartir, repartir alegría. Un restaurante no es solo una empresa, es un lugar en el que tenemos la capacidad de hacer feliz a la gente, ofrecer experiencias que puedan recordar», argumenta.
Pero, además, es un enamorado de su país y de los productos que ofrece, de su cocina popular y de los pequeños restauradores, a los que anima a no perder la identidad, y a fomentar su sentimiento de comunidad. «En Perú siempre tuvimos orgullo por nuestra cocina, pero nos hicieron creer que lo importado de Europa o EE. UU. era mejor, obligándonos a exportar nuestra materia prima para que la procesaran», denuncia.
Y fue cuando, junto a otros compañeros pioneros en la reivindicación, impulsó cuantas iniciativas tuvo a mano para «construir un sentimiento colectivo basado en la idea de que nuestra cocina es un patrimonio de todos que puede enamorar al mundo, convertirla en producto universal, generador de oportunidades y de riqueza», explica.
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Por último, Gastón también se reconoce un enamorado de su oficio, que se siente «confundido ante la idea de que, en esta nueva sociedad de la información, a la gente le gusta más comer, pero no quiere cocinar. Entiendo que puede ser una reacción postpandemia, pero debemos adaptarnos a la nueva realidad y encontrar la forma de convencer a los jóvenes de que cocinar no es tiempo perdido, sino ganado, ya que descubrirán que es una actividad muy placentera, una experiencia vital que provoca sensaciones, emociones y recuerdos », ha concluido.
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