Campamentos de verano... ¡para ir en familia!
Diversas organizaciones cuentan con propuestas para que padres e hijos disfruten junto a otras familias con las mismas inquietudes de mejorar la comunicación y estrechar vínculos de forma lúdica en un ambiente amable y distendido

Se acabaron las rutinas de todos los días, el entrar y salir de casa a toda prisa para llegar a clase, al trabajo, a las extraescolares, a la compra... Las obligaciones del día a día limitan en muchas ocasiones la posibilidad de tener tiempo pausado ... para conversar con los hijos y compartir actividades juntos. Pero llegan el verano y las vacaciones y todos tienen las expectativas puestas en descansar y huir del estrés para disfrutar juntos. Sin embargo, no siempre es fácil.
Los padres son conscientes de las dificultades que supone diseñar un veraneo que compagine actividades atractivas para los hijos más pequeños y para los adolescentes —lo que no suele coincidir— y, además, que ofrezca tiempo a la pareja para desconectar y descansar. Con el objetivo de satisfacer a cada uno de ellos, pero de forma conjunta, cada vez más organizaciones cuentan en su oferta con campamentos diseñados para disfrutar toda la familia. Se trata de una original alternativa a la de ir a un hotel o alquilar un apartamento en la playa por todos los planes que ofrecen.
Por lo general, cuentan con alojamientos organizados por familias, o bien los adultos por un lado y los niños por otro, según edades, en casas o cabañas, y disponen de un completo programa de actividades que se realizan en unas ocasiones juntos padres e hijos acompañados de otras familias con las mismas inquietudes y, en otras, los niños separados de los adultos. «Se trata de un excelente punto de encuentro que permite vivir experiencias distintas y, sobre todo, conocerse en un ámbito diferente al del hogar —asegura María Pastor, CEO de Atelier Tipi —. Los niños perciben a sus padres en un rol distinto al de "haz la cama, termina los deberes, no saltes..." y observan cómo participan en actividades, suben rocas, hacen el pino, cantan... y se asombran al verles en actitud competitiva, divertida y aventurera».
Pero los padres también descubren a sus hijos , puesto que muchos creen que los niños no son capaces de relacionarse por ellos mismos con los demás o afrontar determinados retos, y se asombran cuando les ven cómo luchan, se enfrentan a veces a sus propios miedos y lo consiguen. «Es decir, estas vivencias permiten, en primer lugar, conocerse a uno mismo y, sobre todo, descubrir a las personas con las que vivimos cada día y que realmente no conocemos. Ofrecen una nueva perspectiva de nuestros seres más queridos al salir todos de la cotidianidad. Es más —puntualiza María Pastor—, en nuestro caso como el límite de edad es de 99 años, las familias pueden venir acompañadas de los abuelos, lo que favorece las relaciones intergeneracionales de forma muy positiva».
En Grajera Aventuras —empresa familiar de actividades de ocio en Segovia— llevan 15 años atendiendo a familias que quieren disfrutar juntas de unos días bajo esta fórmula. « Los padres se dejan llevar por las actividades y no tienen que preocuparse por qué hacer en cada momento para que sus hijos estén entretenidos, con la tranquilidad, además, de que están atendidos por monitores profesionales —señala Leticia Águra de Lama, gerente de Grajera Aventuras—. Estudiamos los perfiles de cada familia y las agrupamos según la edad de los hijos para que tengan más intereses en común que compartir. Con la pandemia nuestro aforo está reducido y solo recibiremos este año a 25 personas».

Daniel Reula, gerente de Anayet, organización especializada en actividades de ocio en el Pirineo Aragonés , confiesa que acaban de retomar este tipo de programas para familias por la alta demanda que hay en la actualidad. «Apostamos por grupos reducidos de 12 a 20 personas, es decir unas cinco familias porque el objetivo de esta opción de campamentos es fomentar las relaciones entre ellas, que se conozcan bien y que aprovechen al máximo cada actividad que en la naturaleza y los momentos de animación. No hay duda de que compartir situaciones nuevas favorece enormemente la comunicación, las risas y a sobrellevar juntos situaciones de tensión. Recuerdo a un padre que no se atrevía a saltar entre dos rocas distantes. Su hijo de adelantó y saltó delante de él para demostrarle que podía hacerlo y gritarle desde el otro lado "¡vamos papá, tú puedes!" La satisfacción de logarlo juntos fue increíble».
Las actividades conjuntas están siempre dirigidas por monitores, al igual que los planes en los que solo participan los niños mientras los padres acuden a otras propuestas con enfoque para adultos, como rutas de catas de vinos, o deciden ir libremente por su cuenta o descansar . Por la noche, es común en casi todas las organizaciones preparan tras la cena algunos juegos en común para padres e hijos, o que opten por veladas en las que los progenitores disfruten mientras los monitores se encargan de entretener a los hijos. La intención es que los padres también tengan momentos de desconexión sabiendo que sus hijos están bien atendidos.

Con el propósito de ponérselo aún más fácil a las familias que pretenden estrechar vínculos y disfrutar, Elisabeth Castro, directora del departamento de Viajes en Familia de MultiOcio Viajes , matiza que ofrecen este tipo de campamentos también por fines de semana, de viernes a domingo, con el objetivo de que recarguen pilas para el resto de la semana. «Al ser un programa multiaventuras, padres e hijos se compenetran muy bien en cada actividad, de manera que cada vivencia se convierte en bonitos y divertidos recuerdos que fortalecen su unión . Los progenitores disfrutan enormemente porque vuelven a sentirse como niños al revivir los campamentos a los que fueron de pequeños y, los que nunca fueron, se sorprenden de lo que disfrutan en cada plan. Además, tienen la oportunidad de relacionarse con otros progenitores con hijos de edades similares y tener otras perspectivas sobre la educación. No hay duda de que las familias salen reforzadas».
Campamentos tematizados
La mayoría de los campamentos para familias ofrecen un extenso plan de actividades para grandes y pequeños, desde divertidos juegos de colaboración, resolución de enigmas, senderismo a competiciones deportivas. Sin embargo, también existe la opción de encontrar algunas propuestas más especializadas.
Joseph Parkin, director y fundador de la escuela Humanit.as , cuenta desde hace seis años con campamentos de inmersión lingüística en inglés para que padres e hijos puedan aprender juntos el idioma mientras se divierten. «En nuestra escuela de idiomas tenemos alumnos de 3 a 70 años y nos dimos cuenta de que muchos padres quieren ayudar a sus hijos en los estudios de inglés, pero no tienen los conocimientos suficientes. Por ello, se nos ocurrió la idea de desarrollar este tipo de programas en un campamento en La Adrada (Ávila) y ha tenido gran aceptación».

Explica que el programa de actividades es muy variado, cada día distinto, y prefieren no adelantárselos a los participantes para que siempre sea una sorpresa: yoga, montar a caballo, descubrir por grupos en 10 metros cuadrados la flora y fauna del lugar, experimentos científicos, simulaciones de roles, simulacros, construir un puente de espaguetti, escalada... Hay planes que comparten y otros que hacen por separado, según edades y niveles, bajo la batuta de monitores que solo hablan en inglés. «Los niños se quedan muy sorprendidos de todo lo que son capaces de hacer sus padres. Vemos cómo les respetan más cada día. Los ven como héroes porque nunca se imaginaron que podrían hacer cosas que hacen aquí. Se fomenta mucho la unión de los miembros de la familia, hacen más piña... y aprenden inglés», señala Joseph Parkin.
Para las familias que les encante viajar y conocer nuevas culturas y que este año por culpa del coronavirus no les resulte fácil coger un avión, Atelier Tipi les ofrece la posibilidad de, sin salir de España, trasladarles a la isla de Bali. Esta organización ha creado en Cantabria un pequeño oasis para conocer esta cultura de la mano de nativos de la paradisiaca isla, quienes les trasladarán sus costumbres y tradiciones. Durante seis días compartirán tambores, máscaras, danzas, meditación, yoga, tiro al arco... y naturaleza impregnarán las horas del día y la noche.
Respecto a los precios de este tipo de vacaciones familiares son muy variados en función de la organización que los diseña, del alojamiento y el lugar donde se encuentre, pero los hay desde 360 euros por persona seis días (320 euros los niños hasta 12 años).

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