Sánchez despacha con perfil bajo su encuentro con Edmundo González
Recibe al opositor venezolano con un breve paseo por Moncloa, rodeado de secretismo y sin comparecencia
El rival de Maduro agradece el recibimiento pero también su reconocimiento impulsado por el PP

Sin corbata, sin un posado ante medios gráficos, sin comparecencias ni medios de comunicación y sin que estuviera siquiera contemplado en la agenda del Gobierno, la que se publica todos los días en la página web de Moncloa. Pedro Sánchez eligió esta mañana un ... perfil bajo, bajísimo, para recibir, como se había comprometido -y como es de recibo, tratándose de alguien acogido por nuestro país a quien pronto se concederá asilo político- a Edmundo González, el dirigente de la oposición en Venezuela que se midió a Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, y que le ganó en las urnas. Salvo que las actas que el chavismo se niega a publicar, pese a la presión de la comunidad internacional, España incluida, demostrasen lo contrario, cosa a estas alturas harto improbable.
A las 11:41 de la mañana Sánchez publicó un mensaje en su perfil de la red X (la antigua Twitter) con un vídeo sin audio del paseo con González y con su hija, residente desde hace años en Madrid, por los jardines de la residencia presidencial. Poco después la Secretaría de Estado de Comunicación difundía una versión algo más extendida del vídeo y unas fotos, en las que Sánchez, González y su hija Carolina, exiliada en Madrid desde hace años, departen de manera cordial. Si bien Sánchez le tildó de «héroe» durante su discurso del pasado sábado en el Comité Federal del PSOE, y dijo que no se le dejaría solo, en lo que supuso la primera pista de la llegada España del opositor al chavismo, sobre el que pendía una acusación de la Fiscalía venezolana, el resto de manifestaciones del líder del PSOE (y presidente de la Internacional Socialista) han sido mucho más comedidas y de menor intencionalidad política, en línea con el discreto recibimiento de esta mañana. Ya durante su gira de esta semana por China, donde se encontraba Sánchez cuando un avión del Ejército llegó el pasado domingo a la base aérea de Torrejón con González a bordo, el presidente del Gobierno rebajó la acogida al candidato presidencial venezolano a un mero «gesto de humanidad».
A eso obedece la cuidada escenografía monclovita, realizada al día siguiente de que el Congreso de los Diputados instase al reconocimiento de González como presidente legítimo de Venezuela, un debate que en los próximos días tendrá el Parlamento Europeo. Pero sobre todo, horas después de la amenaza proferida por el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez (hermano de la vicepresidenta Delcy) de romper relaciones consulares y comerciales con España precisamente por esa resolución del Parlamento, una proposición no de ley (PNL) que como tal no tiene carácter vinculante.
Precisamente hoy el Partido Popular (PP) continuó con su ofensiva para reconocer a González, registrando otra iniciativa idéntica a la del Congreso en el Senado, que se debatirá el próximo martes y que saldrá adelante gracias a la amplia mayoría de los populares en la Cámara Alta. «Además de pasear con él, lo que tiene que hacer el Gobierno de Sánchez es reconocer a Edmundo González como presidente legítimo de Venezuela», señaló al respecto la portavoz del primer partido de la oposición en el Senado, Alicia García.
Además de su visita a Moncloa, que apenas llegó a la hora de duración, Edmundo González no se quedó callado durante toda la jornada. También a través de las redes sociales publicó el vídeo con Sánchez en Moncloa, le agradeció «su disposición de recibirnos a mí y a mi esposa en España» y afirmó, dirigiéndose al pueblo venezolano, que al presidente español «le ratifiqué mi determinación de continuar la lucha para hacer valer la voluntad soberana del pueblo venezolano expresada el 28 de julio por más de siete millones de electores».
Horas más tarde, y en un comunicado donde reiteraba su agradecimiento a Sánchez, extendía esta gratitud «al Congreso de los Diputados por el reconocimiento de mi victoria en las pasadas elecciones venezolanas», en una votación donde el PSOE votó No. Además, González termina su comunicado subrayando «mi compromiso con el mandato que he recibido de parte del pueblo soberano de Venezuela», del que dijo que es «irrenunciable», añadiendo que «el planteamiento de la lucha que María Corina Machado y yo hemos conducido se mantiene inquebrantable. La lucha es hasta el final, cuando finalmente todas nuestras familias puedan reunirse en suelo venezolano», concluyó.
Junto a Leopoldo López
Lo escenificado esta mañana puede que marque la pauta futura de la estancia de González en Madrid, que de no mejorar las cosas en su país podría prolongarse durante muchos años. Por un lado, la prudencia y el perfil rebajado por parte del Gobierno, y por el otro las reivindicaciones del exiliado como el representante más destacado en nuestro país junto a Leopoldo López, de la diáspora venezolana, una de las más extensas y numerosas del mundo, y que tiene uno de sus núcleos principales en nuestro país.
Justo después de recibir a González, Sánchez asistió a un acto en defensa del transporte público en la sede del Ministerio de Transportes junto al titular de esa cartera, Óscar Puente, sin alusión alguna a la situación en Venezuela. Previamente, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, tras conversar con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quiso trasladar que «la embajada en Caracas está funcionando con plena normalidad», ante la inquietud generada por las amenazas del presidente de la Asamblea de Venezuela, Jorge Rodríguez. Alegría presumió de que «el interés nuestro va a ser trabajar para mantener las mejores relaciones con el pueblo venezolano», y aprovechó para lanzar un dardo velado al PP: «No como otros, que se sirven del pueblo venezolano para atacar al Gobierno de España».
En febrero de 2019, cuando apenas llevaba meses en Moncloa y aún no gobernaba en coalición, Sánchez reconoció a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, al igual que hicieron la mayoría de países europeos.
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