PNV y PSE oficializan su pacto para dejar fuera a EH Bildu
El PSE se quedará con la alcaldía de Vitoria y el PNV con la diputación de Guipúzcoa
Chivite cierra la puerta a Bildu mientras PNV y PSE oficializan su pacto
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Apenas cuatro días han necesitado PNV y Partido Socialista de Euskadi (PSE) para atar «los últimos flecos» de un pacto que suena a viejo conocido en el País Vasco. Este viernes ambas formaciones emitían un comunicado anunciando algo que hace días que se da por hecho en la política vasca: un pacto de gobierno global para que la coalición entre peneuvistas y socialistas pueda controlar las principales instituciones vascas cuatro años más.
Aunque el pacto no esconde grandes secretos, lo cierto es que con este movimiento Pedro Sánchez se asegura el apoyo del PNV para después de las elecciones generales del 23J e impide, en principio, un acercamiento del PP a los nacionalistas. Alberto Núñez Feijóo tiene buenas relaciones con algunos sectores del nacionalismo y en caso necesario podría intentar un acercamiento.
En la práctica supone reeditar la fórmula de gobierno que ambas formaciones llevan utilizando desde hace ocho años. De esta manera, se apoyarán mutuamente allí donde sumen y el poder será para la lista que haya recibido más apoyos en cada caso. «Venimos cogobernando en coalición las principales instituciones vascas desde 2015 con un balance altamente satisfactorio», recuerdan en su escueto comunicado de apenas seis párrafos.
«Consideramos necesario reeditar, allí donde sea posible, este acuerdo», explican ambas formaciones en el escrito. Aseguran que se trata de «garantizar la gobernabilidad» sobre «unas bases claras» para hacer frente a «desafíos como la protección de los servicios públicos, la lucha contra las desigualdades, el impulso al progreso y la justicia social». Añaden que también buscan responder «a los grandes retos que tiene la sociedad vasca hoy», entre los que nombran el cambio climático, el reto demográfico o la adaptación a una nueva economía productiva.
Todas las miradas, por tanto, se vuelven ahora a Vitoria y la Diputación de Guipúzcoa, donde la pinza servirá para descabezar a EH Bildu. La intención de la coalición es que la socialista Maider Etxebarria presente su candidatura para la alcaldía vitoriana. La peneuvista Eider Mendoza hará lo propio en la diputación guipuzcoana.
El secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, destacó que el acuerdo permite «sumar voluntades» y dotar de «la mayor estabilidad posible a las instituciones vascas».
Pero a diferencia de lo que ocurría hace cuatro años, para que todo salga según lo previsto en esta ocasión es necesario sumar con el Partido Popular. En un primer momento, el líder del PP vasco, Carlos Iturgaiz, mostró su disposición a ceder «gratis» los votos de su partido para apear a la izquierda abertzale del poder allí donde fuera posible. Sin embargo, con el paso de los días, ese apoyo se está manteniendo con matices.
los populares vascos, que han salido reforzados de los comicios, también reclaman ahora cuotas de poder a cambio de su apoyo. Tanto el PNV como el PSE han descartado públicamente la posibilidad de que entren en el gobierno y solo abren la puerta a posibles acuerdos con un ejecutivo en minoría. Mikel Lezama, juntero electo del PP por Guipúzcoa, no duda en calificar de «desprecio y falta de respeto» esta afirmación. Recuerda a peneuvistas y socialistas que «necesitan» sus votos y que «la situación ha cambiado» tras los últimos comicios.
Silencio de Otegi
En mitad de este cruce de reproches, y cuando EH Bildu ve como su «noche mágica» del 28M se torna cada vez más gris, llama la atención el silencio de Arnaldo Otegi. Después de dos duras entrevistas esta semana, en las que acusaba a PNV y PSE de tratar a los vascos como «bobos» y les recordaba que, a pesar de sus remilgos actuales, su formación lleva cuatro años pactando con ellos en Navarra, el viernes no tuvo reacción alguna al pacto de gobierno.
Desde EH Bildu tan solo se pronunció Maddalen Iriarte, la candidata abertzale que ha ganado las elecciones en Guipúzcoa. Lo hizo, además, para insistir en la idea de que el PP no dará «gratis» su apoyo y auguró una negociación con ellos «como ya han hecho otras veces». Insistió, además, en que los guipuzcoanos «no han refrendado» un pacto de gobierno «que queda viejo». Insistió en la «regresión» que a su juicio supone que el Partido Popular se convierta en llave de la gobernabilidad, aunque destacó que su intención no era enfangarse en reproches, sino «mirar al futuro».
Es la misma idea que también traslada Otegi, que ya ha avanzado en sus dos intervenciones de esta semana que su prioridad es la de «echar a la derecha». Por eso no ha descartado en ningún momento la posibilidad de dar los votos de EH Bildu allá donde sean necesarios para evitar un gobierno del Partido Popular.
Ante esta tesitura, se plantea un importante dilema para el PNV en algunos pueblos de La Rioja alavesa. En localidades como Laguardia o Labastida el PP vasco ha sido la fuerza más votada. Iturgaiz ya ha reclamado reciprocidad y que los peneuvistas les facilitaran sendas alcaldías.
EH Bildu, por su parte, también ha ofrecido sus votos para eliminar a la derecha. El PNV se verá por tanto en el dilema de postular su candidatura o facilitar el bastón de mando a la derecha vasca.
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