Parroquia de María Reina y San Buenaventura: un espacio de convivencia en la colonia Santa Ana
El templo está en la cuarta zona de mayor vulnerabilidad de Madrid
La colonia Santa Ana, en el barrio Nueva Numancia de Vallecas, tiene una fisonomía singular. Edificios simétricos, un rojo de ladrillos exteriores que pierde el color con la pátina de la historia, líneas sencillas de construcción que nos remiten a los años cincuenta y sesenta de un Madrid de desarrollo y acogida a los españoles, trabajadores procedentes de los más variados lugares de la península.
La colonia Santa Ana sabe lo que significan las luchas por la dignidad de la persona, por la justicia social. En ese movimiento, capaz de cambiar la historia, está la parroquia de San Buenaventura, calle de López Grass, 44, hoy denominada de María Reina y San Buenaventura. El barrio no se entendería sin la parroquia y la parroquia no existiría sin el barrio. De hecho, según consta en el primer libro de asentamiento de los bautizos, abierto el 30 de abril de 1965, la parroquia de San Buenaventura nació como un centro de culto, una capilla, una filial de la vallecana parroquia de San Francisco de Asís.
El hoy párroco de María Reina y San Buenaventura, el sacerdote Ángel Pedro Fernández Sánchez, destaca que ahora la población del entorno es la suma de las personas mayores que llegaron cuando aún no se habían asfaltado las calles y las que proceden de la inmigración. Una inmigración en nueva avalancha. De hecho, el pasado fin de semana llegó una joven pareja de Venezuela para pedir esa ayuda necesaria para empezar una nueva vida. Esto hace que, según el párroco, lo que «hoy nos preocupa mayoritariamente son las personas mayores y los inmigrantes».
Para las personas mayores, la parroquia ofrece el Aula de Cultura, en el que participan un centenar de feligreses, con actividades que van desde alfabetización, gimnasia, manualidades, bailes y pintura. Cáritas es el otro gran centro de la actividad. La atención se realiza tres días a la semana por los equipos de voluntarios, con lo que se ha convertido en el centro de la acogida de la Cáritas arciprestal. La agencia Infomadrid publicaba en junio de 2020 una noticia en la que se decía «se ha incrementado mucho el número de personas que han acudido a pedir ayuda a la parroquia», según explica su párroco, Ángel Pedro Fernández.
«Se trata de gente que antes nunca había acudido a Cáritas. Estos nuevos necesitados son en un 90% inmigrantes, con situaciones irregulares, ya que no tienen documentación, ni permisos de trabajo. La mayor parte de ellos son mujeres, solas o con alguien a su cargo, que antes trabajaban en el servicio doméstico. También acuden muchas familias muy jóvenes. Pocos hombres vienen a pedir ayuda», apunta. Quizá ahora apunte a una situación similar de aumento de personas que se están acercando a Cáritas.
La parroquia está en la cuarta zona considerada de mayor vulnerabilidad por el Ayuntamiento de Madrid. Las personas que se acercan a Cáritas buscan ayudas de todo tipo. Se estudian los casos detenidamente y se ofrecen soluciones que van desde el vale para el economato del arciprestazgo, o de un supermercado de la zona, como de preparación para la búsqueda de trabajo. En gran medida, las personas que acuden a Cáritas son personas jóvenes con lo que la tasa de permanencia en las ayudas es menor que en otras zonas.
Actividades
La parroquia, que cuenta con la ayuda de dos sacerdotes más, Rufino García Antón, que además trabaja en la curia diocesana en asuntos de ayuda a los inmigrantes, y Antón Alfredo Tchauque, de Mozambique, también recibe la ayuda de tres religiosas Hijas del Divino Celo o Rogacionistas, que, por carisma fundacional, trabajan con familias, niños y jóvenes. Dedican su tiempo al acompañamiento y la orientación escolar y también a actividades de ocio, como puede ser el equipo de fútbol u otras iniciativas destinadas a la formación integral de los más jóvenes. En la parroquia se siente la carencia de instalaciones adecuadas en la parroquia para desarrollar determinadas actividades con los niños y los jóvenes, como por ejemplo un club deportivo. A esta parroquia ha estado ligada gran parte de la vida sacerdotal de una de las personalidades más relevantes de la Iglesia en Madrid, el vicario José Luis Segovia.
La oferta del proceso catequético concluye con los grupos de jóvenes de postconfirmación, que, en este momento, se han consolidado con quienes han recibido ese sacramento en los últimos años. Para Ángel Pedro Fernández Sánchez el futuro pasa por «crear espacios de convivencia» y así se puedan acercar personas que no tienen la experiencia de la parroquia como el espacio de las celebraciones litúrgicas.
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