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Las manecillas del reloj de la Puerta del Sol dejarán de funcionar durante 15 días debido a los trabajos de conservación

Esta actuación se incluye dentro de las labores periódicas de revisión de los relojeros encargados de su mantenimiento

El tiempo se para en la Puerta del Sol por revisión del reloj

Jesús López-Terradas en los trabajos de montaje y desmontaje de reloj de la Puerta del Sol para proceder a su mantenimiento jaime garcía // Vídeo: Carlota García Sánchez

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Las agujas del reloj de la Puerta del Sol han dejado de dar la hora. Desde este mediodía y durante un tiempo estimado de quince días, estas manecillas del siglo XIX permanecerán paradas debido a los trabajos de conservación que la Comunidad de Madrid está realizando sobre el reloj.

Esta actuación se incluye dentro de las labores periódicas de revisión de los relojeros encargados del mantenimiento de este «símbolo de Madrid y España con las campanadas de fin de año». En esta ocasión, el trabajo en profundidad es el mayor de los últimos treinta años. Hace unos días comenzaron a desmontar parte de sus piezas, empezando por los engranajes, piñones y ejes de la sonería de las horas, los cuartos y, hoy, las agujas.

Es Jesús López-Terradas, cofundador de la relojería Losada, quien se ocupa desde 1996 del mantenimiento del reloj. En aquel año se le hizo un repaso completo para asegurar que todo estaba en orden. Desde entonces, este símbolo de Madrid que yace sobre la Real Casa de Correos es sometido cada semana a una visita profesional. Ahora, todas su piezas están siendo desmontadas para ser sometidas a una limpieza profunda.

Hace unos días, el pasado 19 de marzo, cuando ABC se hizo eco de la noticia, López-Terradas explicó que la llamada sonería de horas había sido ya desmontada. «Todas las piezas fueron a parar a una caja, y de ahí al taller de la relojería, donde se revisaron ruedas dentadas y palancas; se retiró la grasa con cepillos finos, se utilizaron líquidos para limpiar cada pieza, se verificaron individualmente y se rectificaron cuando hizo falta. «Han sido muchas horas de trabajo para desmontarlo y repasarlo», apuntó el relojero».

«Están anotadas todas las piezas que hay, claro, pero aunque haya un croquis, no me hace falta, sé volver a montarlo; esto es una profesión», señaló entonces López-Terradas.

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