Mafias internacionales copan el negocio de la reventa en fútbol y conciertos con 'hackers'
La Policía Municipal detecta al menos a tres grupos, de Italia, Suramérica y países árabes, que operan en el Bernabéu, el Metropolitano y en el WiZink

El negocio de la reventa es casi tan viejo como la profesión más antigua del mundo. Y como esta, ha evolucionado hasta caer en manos de mafias. Eso es lo que está ocurriendo en Madrid, tal y como corroboran fuentes de la Unidad de ... Coordinación Judicial de la Policía Municipal. Se trata de grupos organizados que, desde el extranjero, mueven esta actividad ilegal a mansalva. No es una hipérbole: compran decenas, cientos de entradas para un gran espectáculo (nada más ponerse a la venta), generalmente de fútbol o un concierto, aprovechando las artimañas de expertos informáticos que se cuelan en las redes de venta 'on line', explican a ABC fuentes de las investigaciones.
Existen, al menos, tres organizaciones criminales de fuera de España dedicadas a estos menesteres en la capital. Una de origen latinoamericano, otra radicada en Italia y una tercera, la más reciente, en la zona del arco mediterráneo de países árabes. Esta nueva realidad preocupa, porque además de una sanción administrativa grave, se está incurriendo en delitos contra la Hacienda Pública.
Ha sido a raíz del fin de la pandemia, cuando las actividades de ocio han vuelto a su total normalidad, cuando han surgido estas mafias. Se dedican, sobre todo, a especular con entradas para grandes eventos deportivos, sobre todo de fútbol; así como importantes conciertos, en el estadio Metropolitano y en el WiZink (este último, en menor medida), como fue el último recital de The Rolling Stones, el pasado mes de junio, en el campo del Atleti. Allí, en sus labores de vigilancia, la Policía Municipal captó cuatro casos.
Un mando policial explica a ABC que «esa reventa tradicional, como la de la plaza de toros de Las Ventas, donde tres individuos se colocan fuera para vender tiques, sigue existiendo». O las personas que han comprado su localidad para un partido o un concierto y, tras surgirle un imprevisto, no pueden acudir; y las distribuyen al doble de su precio (si están muy demandadas), o incluso a poco más de lo que les costó (70 u 80 euros) o hasta algo menos, para no perderlo todo.
«Uno de los clásicos es vender tu abono del Real Madrid para alguien que quiera ir a un partido, el reventa entra con una entrada inferior que haya pagado, y, una vez dentro, el comprador le devuelve el abono anual, al quíntuple incluso de su valor. Y solo con ese dinero se puede pagar la tarifa de toda la temporada», explica.
En un estanco o una farmacia
Sea cual sea el 'modus operandi', «es complicado captarlos, puesto que incluso, cuando se aproximan los reventas a un cliente, luego hacen la transacción en un portal, en un estanco o en una farmacia», por ejemplo. Más difícil es, entonces, cuando se trata de una mafia internacional.
Una de ellas es de origen italiano, que actuaron en el último partido de Champions del Atlético de Madrid, que perdieron los rojiblancos. «Estuvimos allí, no conseguimos captar a nadie. Los propios vigilantes privados nos avisan, pero resulta muy complicado», añade.
El reglamento original, que se redactó a nivel nacional, data del Mundial de Fútbol de 1982; en ella se basó la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas de la Comunidad de Madrid (Lepar), que lo que establece es que son infracciones administrativas graves, de 600 a 6.000 euros, normalmente.
Pero las mafias, «a través de programas informáticos muy complejos compran todas las entradas que pueden en las páginas oficiales». «Se trata de robots que les permiten comprar muchas más localidades que las permitidas por persona [suele haber un número tope, que decide el promotor del evento en cuestión]. Son grupos organizados que rozan la ilegalidad, porque también se dedican a vender entradas falsificadas e incluso el cambio se lo dan en monedas falsas. Suelen hacer el primer contacto en redes sociales, que tiene casi todo el mundo. Cuentan con una persona de confianza aquí, como ha quedado comprobado en nuestra Unidad de Análisis de la Información, que se dedica al rastreo de redes sociales, y cuando se sospecha de la existencia de alguno de estos casos, implementamos un mayor dispositivo que el habitual. Pero estas organizaciones nos suelen detectar a nosotros antes que nosotros a ellos, que somos muy pocos aunque vayamos de paisano», reconoce el mando policial.
Técnica del 'scalping'
Estas personas adquieren las entradas mediante la técnica del 'scalping' (comprar un gran número en pocos minutos). Se ponen en los alrededores de los estadios, también acompañados de mujeres, que parece que llaman menos la atención. Incluso hay que pasar distintos 'filtros' hasta llegar a la reventa. Lo hacen acercándose a quienes creen, a priori, que van a comprar. Pero después les hacen una serie de preguntas (como de dónde vienen, cuánto pagarían...) para comprobar que no son policías ni nadie que les esté investigando. Esos primeros captadores se aseguran de que tienen la capacidad de comprarles, y debe ser siempre en metálico. «Lógicamente, si pagan 500 euros por una entrada, el 'cliente' va a un cajero y saca el dinero», añade. «Muchas veces la entrada es válida, pero el consumidor ha abonado una cantidad excesiva», insiste.
Códigos QR clonados
Viagogo, Milanuncios, Instagram, Wallapop, Ticket Master... Son muchos de los sitios web donde se mueven estas organizaciones. Esto supone un problema añadido, porque, por ejemplo, el primero de ellos tiene domicilio social en Suiza y Estados Unidos. «Y cuando abres diligencias penales contra ellos, no contestan porque están fuera de la Unión Europea. También, si se solicita una comisión rogatoria, se escudan en la protección de datos de sus clientes», por lo que el negocio se encuentra aún más en la sombra.
Se trata de un negocio redondo, pero también bastante sofisticado. Porque otra estafa que realizan estas mafias internacionales es la clonación de códigos QR de las localidades. Y lo hacen también con 'hackers' o expertos en el manejo de programas informáticos dedicados a ello. «Gracias a Dios, el común de la ciudadanía no tiene acceso a estos 'softwares', porque si no sería un caos, los aforos estarían desbordados», añade. De esta forma, una misma entrada puede venderse a multitud de personas, aunque solo accederá al recinto el cliente que lo haga en primer lugar; los que vayan luego verán cómo se les bloquea y se quedan sin dinero y sin espectáculo.
Alejandro Sanz, Sabina...
A pie de campo, como mínimo hay tres o cuatro personas del grupo. De hecho, si es un concierto de Alejandro Sanz o de Joaquín Sabina, van con camisetas de estos artistas; si es un partido en el Bernabéu, la del Real Madrid. Procuran venir desde el extranjero hasta Madrid para evitar la transferencia por internet, porque si no, se deja más rastro del dinero.
«Les trae más cuenta viajar, porque suelen estar en ese momento legalmente en España [como supuestos turistas] en el momento en que se les identifica, por ejemplo. Pero nosotros confiamos en nuestro olfalto policial. Lo difícil es demostrarlo», insisten desde Coordinación Judicial. Cuando se les pilla, les quitan las entradas y se abre una propuesta de sanción administrativa.
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