Madrid recuerda a la primera presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo con un busto en El Retiro
El esposo de Ana María Vidal-Abarca, Jesús Velasco, que fue jefe del Cuerpo de Miñones de Álava, fue asesinado a manos de ETA
Víctimas del terrorismo honran a los 188 policías nacionales asesinados por ETA y otros grupos

Madrid recordará permanentemente desde este lunes a la primera presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Ana María Vidal-Abarca, con un busto que permanecerá en la puerta del Niño Jesús del Parque de El Retiro, en la avenida de Menéndez Pelayo. Este homenaje llega en el décimo aniversario del fallecimiento de la defensora de las familias de fallecidos a manos de bandas terroristas, y a cuyo marido asesinó ETA el 10 de enero de 1980. Vidal-Abarca se trasladó a vivir a la capital junto con sus cuatro hijas después de este suceso y nunca volvió al País Vasco desde entonces.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha dado las gracias a «quienes hicieron posible que este reconocimiento« estuviera en la capital porque »ha sido la segunda ciudad de España más castigada por el terrorismo«, después de San Sebastián.
«Hemos pagado un tributo de sangre y de sufrimiento a lo largo de las últimas décadas y no queremos olvidar de ninguna manera a aquellas personas que fueron víctimas del terrorismo y especialmente aquellas que ejemplificaron desde la serenidad y no desde la venganza lo que debía ser la lucha del conjunto de la sociedad», ha expresado Almeida en el acto de descubrimiento de la escultura, al que también han acudido personalidades de la política nacional y madrileña.
Ana María Vidal-Abarca fue una de las principales impulsoras del reconocimiento a las víctimas del terrorismo en España. Su trayectoria estuvo marcada por el asesinato de su esposo, Jesús Velasco, jefe del Cuerpo de Miñones de Álava, a manos de ETA. Desde entonces, trabajó para visibilizar el sufrimiento de las familias de los fallecidos.
Tras su traslado a la capital, Vidal-Abarca, junto a Sonsoles Álvarez de Toledo e Isabel O'Shea, fundó AVT en 1981. Su objetivo era dar apoyo a viudas, huérfanos y afecados por la violencia terrorista en una época en la que ser víctima significaba, en muchos casos, vivir en el olvido y el miedo. Inicialmente, la dirección de la asociación fue compartida entre las tres, pero en 1989 la homenajeada en El Retiro asumió la presidencia hasta su dimisión en 1999, tras la aproabción de la Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo.
En 2001, se convirtió en la primera presidenta de al Fundación Víctimas del Terrorismo y permanció en el cargo hasta 2005. Nunca regresó al Páis Vasco y vivió en la capital hasta su fallecimiento, en junio de 2015.
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