Guardiola pide en su toma de posesión que la dejen gobernar «sin prejuicios ni odios»
La popular jura su cargo como presidenta de la Junta de Extremadura y aboga por un Gobierno que transforme a la región
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La puesta de largo de María Guardiola como presidenta de la Junta de Extremadura tuvo lugar ayer en el mismo escenario elegido por José Antonio Monago doce años atrás. El Museo Nacional de Arte Romano, que custodia algunas de las reliquias más valiosas ... de la época clásica en España, volvió a acoger la toma de posesión de un presidente popular en la región. En este caso, además, la de la primera mujer que asume las riendas de Extremadura. Un hecho histórico en el que Guardiola estuvo arropada por todas las autoridades de la comunidad, el expresidente Guillermo Fernández Vara y varios de sus compañeros de partido, como Elías Bendodo, coordinador general del Partido Popular (PP). También estuvieron presentes los representantes de Vox en la Asamblea, socios minoritarios de Gobierno de la cacereña y claves en su elección como presidenta.
La jornada de ayer fue festiva, muy distinta a la de las dos sesiones de investidura de la semana pasada. Se notaba en el ambiente, mucho más distendido que entonces. No era un día de reproches, sino de futuro. De propuestas y de manos tendidas. La ofreció el expresidente Fernández Vara, cariñoso en el traspaso de poderes, y a ella se agarró Guardiola, feliz y radiante como no lo había estado en todos estos días.
«A veces las lágrimas pesan más que las palabras, escribió Ovidio. Porque las lágrimas son un discurso mudo. Una confesión transparente. No quiero llorar. Hoy voy a intentar no hacerlo, aunque la emoción se anuda en mi garganta. Veo a personas que quiero y que admiro. Me siento la más afortunada de la Tierra porque los extremeños han confiado en mí. Es uno de los días más felices de mi vida y siento una enorme gratitud a Extremadura por presidir la mejor tierra del mundo», señaló Guardiola en la primera parte de su discurso, que dejó paso a sus intenciones al frente del Gobierno.
Ahí, sin mencionarlo, se refirió a su acuerdo con Vox, partido con el que gobernará durante los próximos cuatro años. «No debemos sucumbir al miedo, no dejarnos guiar por los odios ni por los prejuicios ni por la impostura. Debemos espantar a los fantasmas del pasado y buscar un futuro a la altura de Extremadura. También eso es el cambio. No hay un músculo mayor que la esperanza y con ella acometeremos esta transformación profunda. Esta tierra tiene que avanzar con paso firme. Será un honor ser la presidenta que lleve a Extremadura a su mañana», apuntó la popular, rodeada de familiares y amigos.
Para ellos fueron sus últimas palabras, agradecimiento para su marido, su madre y sus amigos. Los que la cosieron a abrazos cuando vinieron mal dadas. Los que la arropan en los malos momentos.
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