«Lalín es lo que es gracias a su cocido»
Comenzó como una fiesta familiar y, más de 50 años después, la feria de interés internacional enlaza a carnicerías, fruterías y restaurantes que forman una economía circular de 'km 0'

Del cerdo se aprovecha todo y del cocido de Lalín, casi todos. Así ocurre desde hace más de medio siglo en el municipio pontevedrés, con la celebración de la Feira do Cocido, que hoy celebra su edición 57, la primera feria gastronómica reconocida como ... Fiesta de Interés Turístico Internacional que abarrota las calles y restaurantes de todo Lalín y parte de la comarca de Deza.
El éxito cosechado desde sus inicios permitió que lo comenzó como una fiesta tradicional y familiar, en la que los lalinenses se reunían pasada ya la época de la matanza para degustar el cocido, pasase de celebrarse el último domingo de febrero a toda la semana, a todo el mes –como dice el dicho: de San Amaro a San Valentín–, e incluso todo el semestre. Una estrategia de márketing impulsada desde las administraciones cuyo fin último es desestacionalizar la fiesta y convertir a Lalín en un referente gastronómico al que acudir a comer cocido cualquier. día de la temporada Un fenómeno que ya comienza a hacerse patente en los restaurantes famosos por servir este plato, donde conseguir una mesa estos días es misión imposible a no ser para los precavidos que reservaran ya la mesa hace semanas.
Kilómetro cero
Un ciclo en el que están inmersos gran parte de los negocios de Lalín, ya que todos los ingredientes empleados, desde la oreja, la cara, la ternera, los grelos, e incluso los quesos y mieles para los postres, provienen de productores del entorno, un ciclo productivo circular y de kilómetro cero que sostiene económicamente al municipio, aunque otros negocios como tiendas de moda, calzado y peluquerías apenas consiguen rascar alguna venta, principalmente a los habitantes habituales del municipio.
Desde principios de semana, los vecinos acuden a las carnicerías para adquirir las distintas piezas del cerdo para que les de tiempo a desalarlas para el fin de semana, entre expositores con orejas, cacheiras (la cabeza del cerdo, salada y curada), manitas y todo tipos de cortes. Es el caso de A Principal, donde su carnicero, Miguel, explica que la mayoría de carne la venden a clientes habituales, además de a los restaurantes de la zona.
«Esto es un negocio pequeño y desde principio de semana vendimos al menos 70 u 80 cacheiras, lo que todo el mundo le echa al cocido, igual de lacón y después, de menudanzas, que se llama a todo lo que va suelto como orejas y morros, igual 50 o 60 kilos, además de más de 200 kilos de costilla», calcula Miguel. Todo ello exclusivamente a particulares.
Las patatas, los garbanzos o el unto son también productos locales, incluso aquellos que esta temporada no abundan, como el grelo de Lalín, una variedad única que se vio afectada por las condiciones climatológicas, debido a la falta de frío durante su crecimiento, además de que cada vez se cultivan menos, señala Ana, de Frutería Lalín. La tradición de plantarlos tras la recolecta de la patata y recuperar las propiedades de la tierra cae en desuso, de la misma forma que la población envejece y disminuye en las aldeas y poblaciones más alejadas de las principales urbes gallegas: «Ahora se consume menos y la gente y ya no lo planta todo el mundo». Pero ello no implica que falten grelos para la Feira do Cocido en Lalín, al igual que el resto de ingredientes, ya que el principal problema, coinciden todos los actores involucrados, es que los restaurantes no tienen capacidad de atender a tantos visitantes, un riesgo ante el que la desestacionalización de la feria es la principal forma de afrontarlo.
Restaurantes llenos
Prácticamente la totalidad de los 24 restaurantes participantes de la feria, que sirven cocido todo el año, comparten una ADN familiar, ya que son el resultado de un legado de generaciones que han mantenido esta tradición y que fueron promotores de la misma, ofreciendo el cocido que a día de hoy es inseparable de Lalín. Es el caso de Alberto González, la tercera generación de Casa Currás, uno de los restaurantes más emblemáticos junto a otros como La Molinera o el Cabanas.
Son el principal reclamo para los turistas que acuden estos días a Lalín con motivo de la feria, pero su importancia va más allá, afirma Alberto. «Para nosotros, directamente, es nuestro día a día, e indirectamente también lo es para el pueblo», explica. «Yo sin los productos para hacer cocido no lo habría hecho , sin el pan, sin el que me distribuye la bebida, si el que monta los locales», asevera el lalinense a este diario.
Los sábados suelen ser el día de encuentro entre amigos y pandillas, con sobremesas que suele alargarse hasta la noche, mientras que los domingos predominan las comidas familiares. En ambos casos, la gente «suele reservar de un año para otro», pero el número de locales no aumenta, más bien lo contrario.
Alberto señala que este círculo virtuoso cuenta con un problema, y es que «no dan atendido a toda la gente», un fenómeno que se acentúa el domingo, pero que ya es patente a lo largo de la semana, con todas las mesas reservadas desde hace meses, «como si la gente de fuera de Lalín pensase que solo hay cocido esa semana y quiere ir a toda costa», añade Alberto con ironía.
«Es nuestro principal problema, morir de éxito, a mí es algo que me preocupa mucho por mi futuro», afirma el lalinense, que anima a que más personas vean Lalín como un lugar de emprendimiento para montar más restaurantes que eviten que muchos visitantes tengan que ir a otros lugares de la comarca para poder probar el cocido. «Es complicado que te venga, por ejemplo, una familia de Ferrol el domingo que quiere comer cocido y no sabe a donde e ir. Esa familia aquí no vuelve», añade.
Desfile, arte y futuro
Pero no todo se limita al comer, ya que desde el Ayuntamiento de Lalín cuentan con una programación de actividades y eventos que se extienden hasta el 28 de junio. Entre ellas, la más destacada es el desfile que se da cada último domingo de febrero, que costará este año con la participación del embajador de Japón en España, Takahiro Nakamae, que hará el pregón. Será después cuando las charangas, comparsas, orquestas y carrozas tomen las calles del municipio, y los expositores estarán a punto para degustar productos de la localidad.
Además, como en ediciones anteriores, Lalín celebrará eventos de todo tipo con motivo de la feria, como la exposición Emporcarte, que emplea la representación del animal emblema del municipio en distintas figuras repartidas por el centro de la población, así como conciertos de artistas como David de María, Nebulossa, Antonio Barros e Isabel Aiún en la Gala del Cocido.
Resulta imposible calcular con exactitud el impacto económico de un evento que implica a tantos vectores económicos de Lalín. Desde el Ayuntamiento cuentan con un estudio de impacto en las audiencias, que valoran en 2,5 millones de euros la atención generada entorno a esta festividad, pero en su conjunto, la cifra es mucho mayor. Solo teniendo en cuenta que se elaborarán más de 100.000 cocidos durante el mes, lo que alcanzaría la cifra del estudio de impacto, parece irrebatible que Lalín no sería lo mismo sin su plato estrella.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete