Juzgan a un padre por violar a su hija menor todas las semanas durante ocho años, y a su novia por permitírselo
La víctima relata agresiones sexuales desde los 9 años y denuncia que la pareja de su padre los sorprendió manteniendo relaciones y no lo denunció ni lo frenó. La pareja, residente en Lugo, se enfrenta a 31 años de prisión
La Audiencia provincial de Lugo fue testigo ayer de la primera sesión del juicio contra una pareja acusada de violar —y permitir estos abusos, en el caso de la mujer— a su hija menor de edad durante ocho años. La pesadilla a la que la víctima se enfrentó desde que tenía 9 años se remonta al año 2015, momento en que su padre se va a vivir con una nueva pareja a Foz. Bajo el mismo techo empiezan a convivir los hijos de ambos, incluida ella y sus tres hermanas, que hasta entonces habían residido con su madre biológica. Fue tras la mudanza cuando el padre inició la relación de abusos, atendiendo a la declaración de la víctima. Al principio, denunció, empezó por pedirle besos «en los labios» y por desnudarla. Al poco tiempo empezó a tocarla y cumplidos los 13 años, comenzaron las violaciones.
La asiduidad con la que se repetían estos abusos, varias veces a la semana y siempre en la casa familiar, propició en una ocasión la nueva pareja del padre los sorprendiese desnudos practicando sexo, ante lo que le pidió que nunca se volviese a repetir. Al mismo tiempo acusó a la niña de dar pie esa situación, y evitó denunciar lo que acababa de descubrir. Por estos hechos, el hombre se enfrenta a un delito continuado de agresión sexual a su hija, junto a otro de malos tratos habituales y un delito de maltrato de obra. Ella, que no es la madre de la niña, está imputada como cómplice de la agresión y de los abusos. La petición de la Fiscalía, de 31 años, se reparte entre los 19 que exige para el acusado, y los 12 que pide para su novia.
El relato de la víctima, a puerta cerrada, no fue replicado por el acusado, que se negó a contestar a las preguntas del tribunal, incluidas las de su propio abogado. Cubierto por la capucha de su abrigo y con la cabeza baja, optó por guardar silencio en todo momento. La que sí se pronunció fue la otra acusada, con la que sigue manteniendo una relación sentimental, que definió la relación de padre e hija como «normal, sin nada raro» y manifestó que nunca vio ningún tipo de contacto sexual entre ambos, ni de malos tratos. «Como mujer y como madre nunca lo hubiese permitido», dijo. Durante su declaración, la mujer también explicó que el acusado y la niña no estaban nunca solos en casa, ya que siempre estaban los niños o ella misma y que eso era debido al trabajo del hombre, que lo mantenía alejado del hogar entre semana. Además, culpó de la denuncia a una familiar, la misma que se hizo cargo de la menor una vez denunciados los hechos, y a la que la mujer acusa «de mal meter» contra ellos en venganza por una reclamación económica.
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La víctima, por su parte, también expuso escenas de malos tratos a ella y a sus hermanas y reveló las presuntas amenazas por parte de su padre para que no sacase a la luz las agresiones. Según su versión, tuvo que ser atendida en más de una ocasión de las lesiones resultantes de esos malos tratos, poniendo como ejemplo cuando la empujó contra un cristal que se rompió. La denunciante afirmó también que la mujer era conocedora de los malos tratos, que presenció en varias ocasiones sin hacer nada por evitarlos. Sobre las amenazas para que no contase lo que estaba viviendo, recordó que su padre le dijo: «Si dices algo destruirás a nuestra familia, porque yo iré a la cárcel y tú a un centro de menores».
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