El garabato del torreón
Yoli invita, tú pagas
La ministra de Trabajo abandera los despidos asfixiando a las pymes
Albricias: si Dios y las instancias superiores lo permiten, la gente va a trabajar menos y cobrar más. Lo ha decretado la Yoli que, como saben ustedes, nunca trabajó y nunca pagó una nómina. Esto de hacer demagogia laboral con el dinero de otros es ... muy propio de la que alguna vez se llamó 'izquierda exquisita', 'izquierda caviar' o 'izquierda del trinque' y que yo llamo 'izquierda gorrona', una manga de deslenguados que te promete el cielo minutos antes de hundirte en el infierno.
En Madrid anda la gente un poco despistada, pero en Galicia hace años que se sabe que la Yoli es deshecho de tienta. Se cargó cuanto partido político rozó y de su prestigio da razón un dato meramente contable: en las últimas elecciones (Europeas del pasado junio), en Fene, su pueblo, obtuvo 150 votos de un censo de once mil personas. Por debajo de Vox.
Estamos viviendo una revolución ética, estética, política y laboral. Véase: la ministra de Trabajo abandera los despidos mediante el procedimiento de asfixiar a las pequeñas y medianas empresas. Y aquí no pasa nada. Los sindicatos apoyan al Gobierno de uno de los países con mayor tasa de Europa (tengo a la vista los datos publicados por Eurostat a finales de enero). Y aquí no pasa nada. Pepe Álvarez y Unai Sordo, dirigentes de UGT y Comisiones Obreras respectivamente, llevan sin pegar palo al agua desde los tiempos de la Primera Internacional. Y aquí sigue sin pasar nada. De los otros dos tingladillos sindicales asentados en Galicia, Confederación Intersindical Galega y Sindicato Labrego Galego, no se conoce más actividad que la meramente callejeante, pues su quehacer en los problemas de sus afiliados es preferentemente estética y flameante, muy de bandera, muy de pancarta y muy de pollo con megáfono.
Entre la Yoli cerrando empresas, UGT y Comisiones cobrando en calidad de palanganeros del Gobierno, y la CIG y el SLG preocupados porque algunos convenios sindicales no están redactados en gallego, Galicia se parece cada vez más a un aprisco de ovejas. O a un gallinero. ¿Y la Yoli? Donde siempre: en la pelu haciéndose la manicura.
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