ANÁLISIS
Un edificio icónico para el puerto coruñés
Para los aficionados a las artes escénicas, teatro, ópera, musicales... la ciudad no debe perder la oportunidad de construir un recinto adecuado a las necesidades de los espectáculos contemporáneos

A finales del siglo XIX, La Coruña diseñó un ambicioso puerto que modificó por completo la fisonomía de la ciudad, favoreciendo la creación del característico 'skyline' de las galerías, ganando espacios al mar sobre los que se edificaron algunos de los edificios más representativos y ... los jardines de Méndez Núñez, creando el espacio central de la ciudad. Ahora, siglo y medio más tarde, se discute una nueva y ambiciosa transformación tras el traslado de gran parte de la actividad portuaria al muelle exterior de Punta Langosteira, en el municipio de Arteixo. Un acuerdo entre las distintas administraciones y organismos implicados ha permitido abrir un proceso de consultas públicas sobre necesidades y objetivos, delimitando áreas para equipamientos, espacios libres y edificación residencial. Entre otros equipamientos se plantea un edificio icónico para el que todavía no existe contenido.
Para los aficionados a las artes escénicas, teatro, ópera, danza, zarzuela, musicales, etc., la ciudad no debe perder la oportunidad de construir un recinto adecuado a las necesidades de los espectáculos contemporáneos, con la misma ambición del Palacio Euskalduna de Bilbao, el Auditorio Botín de Santander, el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife, todos ellos construidos en terrenos portuarios pero también con las prestaciones del Palau de las Arts de Valencia, del Teatro de la Maestranza de Sevilla y edificios similares.
Existen dos razones poderosas que avalan dicho objetivo. De un lado, ninguno de los espacios escénicos actuales -Teatro Rosalía Castro, Teatro Colón, Palacio de la Ópera- reúnen las condiciones adecuadas. Los dos primeros por limitaciones de aforo e instalaciones y el último por la elevada ocupación que registra como sede permanente de la Orquesta Sinfónica de Galicia además de ofrecer espectáculos de otras modalidades. Las citadas limitaciones de los espacios unidas a su intensa actividad, dificultan desarrollar otro tipo de espectáculos escénicos, en auge en todo el mundo como son la ópera y los musicales entre otros, para los que existe demanda objetiva. El propio desarrollo de la actividad sinfónica y sus distintas formaciones, orquestas joven e infantil, coros, música de cámara, aconseja un nuevo espacio para las demás artes escénicas.
Por otra parte, La Coruña desarrolla una intensa actividad de ocio, espectáculos y cultura, respaldada por elevadas cifras de ocupación. No se trata de reducir la oferta actual para hacer frente a otras demandas sino de ampliar la infraestructura existente para permitir nuevas modalidades de espectáculos que generen nuevos públicos, creen oportunidades laborales a distintos profesionales: gestores, técnicos, artistas, distribuidores, etc. y ofrezcan nuevos atractivos a los visitantes.
Las ciudades que han reurbanizado sus antiguos puertos han incorporado edificios singulares con las máximas prestaciones escénicas, como son Oslo, Copenhague o Hamburgo, sin olvidar Sidney. Contenedores icónicos que pueden albergar distintas actividades compatibles entre sí al tiempo que se constituyen en imagen de sus respectivas urbes. Por ello, si la ciudad desea ofrecer un nivel de espectáculos como ciudades similares de España y de Europa, debe disponer de una instalación adecuada que hoy no existe.
El efecto Inditex ha convertido a la urbe coruñesa en la capital mundial de la moda real, la que se vende y marca tendencia. Además de sostener la economía local y regional, la multinacional también ha producido efectos secundarios en otros sectores económicos que están conociendo un fuerte desarrollo, desde la tecnología hasta la hostelería. Asimismo, la Fundación Marta Ortega ha acertado plenamente con una actuación, de nuevo en el puerto, que aúna excelencia, singularidad y diseño. Ese es el mejor camino para el futuro de la ciudad: planificar con ambición, perseguir la excelencia, actuar competitivamente, impulsar el mejor diseño aplicado. Asumiendo la responsabilidad de que las decisiones de ahora definirán la ciudad durante muchos años, pudiendo ser logros exitosos como lo fueron hace siglo y medio, pero también constituirse en oportunidades perdidas.
El lugar idóneo para construir un edificio icónico para artes escénicas es sobre los actuales muelles de Batería o Calvo Sotelo. Se necesita un aforo aproximado de 1.500 butacas, equipamiento escénico moderno, aparcamiento y espacios complementarios suficientes como salas de ensayo, talleres, almacenes. Nos referimos a un contenedor dedicado prioritariamente a las representaciones de ópera, zarzuela, danza, musicales y espectáculos mixtos de gran formato. Un edificio compatible con otros usos, como exposiciones, actividades multimedia, biblioteca y mediateca, etc., si bien cada uso tiene sus propias exigencias técnicas que definirán la arquitectura. El emplazamiento citado, en el eje que vertebra el Ensanche, es actualmente el centro de la actividad terciaria de la ciudad.
Sin duda se trata de una inversión elevada que requiere tanto una cuidadosa planificación como la cooperación de distintas fuentes financieras sin excluir los fondos europeos. Es asumible para la ciudad como muestran los ejemplos de otras capitales ya citadas. Y será extraordinariamente rentable en términos de demanda de usuarios, de impulso de las artes, la creatividad y como nueva imagen de la ciudad.
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