Felipe VI pide diálogo ante una «atronadora contienda política»
Reclama «serenidad» para que la discordia no «impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía»
Recuerda que la responsabilidad de las instituciones y administraciones públicas es trabajar por el bien común
Diez años de cercanía y empatía de Felipe VI en once mensajes de Navidad
Los detalles del mensaje del Rey: el Palacio Real, con un recuerdo a la dana y al décimo aniversario de la proclamación
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El Rey regresó la pasada noche del martes al Palacio Real de Madrid para marcar desde el Salón de Columnas —punto de encuentro de numerosas recepciones con la ciudadanía en su residencia oficial— el inicio de una nueva década en su reinado. Y lo ... hizo dirigiéndose a los españoles con un mensaje de Navidad en el que recordó que a Corona siempre velará por los intereses del pueblo español y que «es responsabilidad de todas las instituciones, de todas las administraciones públicas», preservar el pacto de convivencia en España para trabajar por el bien común, el principio fundamental que inspiró la Constitución y sobre el que «se afirma nuestra democracia y se consagran nuestros derechos y libertades».
En su mensaje de Navidad más humano —con planos cortos para evitar distracciones y transmitir más cercanía y una mirada limpia a cámara—, dedicó gran parte de su intervención a la reciente catástrofe de la dana para hablar de todo lo que nos une y lanzar un contundente mensaje a las instituciones y administraciones públicas y, sobre todo, a los políticos, a quienes reclamó «serenidad» ante «la atronadora contienda política» para que «la discordia no se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía».
A lo largo de 15 minutos y nueve segundos —1.806 palabras que se extendieron en cinco caras de folio—, Don Felipe afirmó en el mensaje más largo de su reinado que «nuestra gran referencia es el espíritu de 1978» y abordó otros temas «que merecen nuestra atención», como «la creciente inestabilidad internacional, el clima en el que se desarrolla con frecuencia nuestro debate público, las dificultades en el acceso a la vivienda o la gestión de la inmigración».
Una fotografía de la dana
«Hemos entendido la demanda de una coordinación mayor»
El Rey escogió este año una fotografía tomada en las calles de una de las localidades castigadas por la dana. En ella se puede apreciar el esfuerzo conjunto de afectados, voluntarios y miembros de las Fuerzas Armadas. «No debemos olvidar nunca aquellas primeras imágenes de la riada que todo lo arrasó», afirmó el Rey, al tiempo que dijo que «la ayuda de todos está propiciando que, poco a poco, las más de 800.000 personas afectadas recuperen paulatinamente en su vida cierto grado de normalidad».
«Esa solidaridad en su sentido más puro y más apegado a lo concreto la hemos reconocido día tras día en el trabajo ingente de voluntarios anónimos y de servidores públicos», destacó. Y añadió: «Hemos comprobado y entendido la frustración, el dolor, la impaciencia, las demandas de una coordinación mayor y más eficaz de las administraciones». Aquí el Rey reconoció que la catástrofe ha supuesto un toque de atención a instituciones y administraciones públicas para que vuelvan a centrarse en lo importante.
Solidaridad presente
«Que las ayudas lleguen a todos los que lo necesiten»
Con ese «hemos comprobado y entendido», Felipe VI se incluyó a él mismo, como cabeza de la Jefatura del Estado, en una clara alusión a los primeros días tras la dana, cuando él y la Reina acompañaron al pueblo de Paiporta (Valencia) en el sufrimiento y el dolor ante la desesperación y el abandono que sentían. Dijo lo mismo que expresó aquel violento domingo de principios de noviembre, cuando los Reyes fueron recibidos con barro y gritos enfurecidos: que entendió aquella situación y que, ante la desesperación del pueblo, su papel —el de las instituciones del Estado— es el de acompañar y promover iniciativas que permitan que la ayuda llegue antes. De ahí que durante semanas tuviera la agenda despejada para atender desde la Zarzuela a empresarios y organizaciones para ver cómo se podía ayudar a todos los afectados.
Consciente de que dar visibilidad ayuda a que la catástrofe no se olvide, desde entonces el Rey ha vuelto a Valencia en cuatro ocasiones más: en una solo, cuando visitó a los militares allí desplegados; en otra dos, con la Reina, y en la última (el pasado domingo) lo hizo con Doña Letizia y sus hijas. Y la noche del martes utilizó el altavoz del mensaje de Navidad para pedir «que las ayudas lleguen a todos los que lo necesiten».
Una misma raíz
«Que el bien común se refleje en cualquier decisión política»
El Rey destacó que «todas esas emociones» que la ciudadanía ha expresado tras la catástrofe de la dana, «las que conmueven y reconfortan y las que duelen y apenan», surgían «de una misma raíz», que no es otra que «la conciencia del bien común, la expresión del bien común o la exigencia del bien común». Dijo que «es responsabilidad de todas las instituciones, de todas las administraciones públicas, que esa noción del bien común se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política».
Espíritu de consenso
«Nuestra gran referencia es la Constitución de 1978»
En «ese acuerdo en torno a lo esencial», el Rey advirtió que «nuestra gran referencia» siempre debe ser la Constitución de 1978, inspirada —en «su letra y su espíritu»— en el bien común: «Trabajar por el bien común es preservar precisamente el gran pacto de convivencia donde se afirma nuestra democracia y se consagran nuestros derechos y libertades, pilares de nuestro Estado social y democrático de derecho». «La concordia de la que fue fruto sigue siendo nuestro gran cimiento», subrayó. Y añadió que «cultivar ese espíritu de consenso es necesario para fortalecer nuestras instituciones y para mantener en ellas la confianza de la sociedad».
Petición clamorosa
Reclama serenidad ante «la atronadora contienda política»
Felipe VI recordó que «un pacto de convivencia se protege dialogando», para lo que lanzó un mensaje al Gobierno y a los partidos de la oposición, para instarles a que, por encima de las disputas, prevalezca el consenso: «Es necesario que la contienda política —legítima, pero en ocasiones atronadora— no impida escuchar una demanda aún más clamorosa, una demanda de serenidad». Una serenidad que, como apuntó el Rey, debe estar «en la esfera pública y en la vida diaria para afrontar los proyectos colectivos o individuales y familiares, para prosperar, para cuidar y proteger a quienes más lo necesitan». Recordó la reciente reforma del artículo 49 de la Constitución —para eliminar el término 'discapacitados'— como un «buen ejemplo de lo que podemos lograr juntos», recordó: «No podemos permitir que la discordia se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía».
Viviendas para los jóvenes
Aplaude a la juventud «que busca oportunidades y supera obstáculos»
Don Felipe puso el foco también en los más jóvenes, en «la juventud que busca oportunidades y supera obstáculos a base de mérito y esfuerzo» y que «nos ha llenado de orgullo acudiendo en masa para dar lo mejor de sí en las calles de los pueblos afectados por la dana». «El futuro de España radica principalmente en nuestra juventud», remarcó. Se refirió entonces a «la dificultad para acceder a una vivienda», sobre todo entre los más jóvenes y «los más desprotegidos». Demandó a «todos los actores implicados» que «reflexionen» y «se escuchen unos a otros» para que el diálogo les «conduzca a soluciones» que «faciliten el acceso a la vivienda en condiciones asumibles» para los jóvenes, ya que «ésta es la base para la seguridad, el bienestar de tantos proyectos de vida».
Inmigración
«Las migraciones pueden derivar sin la gestión adecuada en tensiones»
El Rey trató la inmigración como «un fenómeno complejo y de una gran sensibilidad social», que se ha convertido en «una realidad cotidiana» y que es una cuestión que hay que abordar porque, «sin la gestión adecuada, puede derivar en tensiones que erosionen la cohesión social». Habló también de la «creciente inestabilidad internacional» para apuntar que «España y los demás estados miembros de la Unión Europea debemos seguir defendiendo, con convicción y firmeza, las bases de la democracia liberal, de la defensa de los derechos humanos y de las conquistas en bienestar social».
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