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Familias cristianas piden la retirada de un taller para alumnos de entre 10 y 12 años por adoctrinar sobre ideología de género

Consideran que el taller SentirXSer, que se realizó en la escuela Gayarre de espaldas a las familias, «quebranta los principios de educación, moral, formación religiosa y cultural fundamentados a los menores en sus hogares»

Alumnos de la escuela Gayarre durante la realización del polémico taller
Esther Armora

Esther Armora

Barcelona

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Familias cristianas de la escuela Gayarre de Barcelona han hecho frente común y han pedido que se anule el taller de ideología de género y sexualidad SentirXSer impartido por la Fundación Contorno Urbano, que se ha llevado a cabo, según denuncian, «sin haber sido anunciado por el centro en el calendario como actividad prevista» entre el alumnado de quinto y sexto curso de Educación Primaria (niños de entre 10 y 12 años).

Según ha podido comprobar este diario, la actividad, basada en una guía con la que, según arguyen los promotores, «se pretende luchar contra las situaciones de discriminación por orientación sexual y de identidad de género de los jóvenes y abordar la diversidad desde la comunidad educativa», se ha dado también en otras escuelas de la capital catalana, entre ellas La Farigola, de titularidad pública, y la Safa Avinyó, concertada. En la mayoría de los talleres son personas transgénero las que imparten el taller a los menores. Los padres consideran que con esta iniciativa, que se ha desarrollado en las aulas sin consultarles, se adoctrina a sus hijos en esta cuestión tan sensible y se quebranta el derecho y la autoridad de las familias a formar a sus hijos.

Las familias denunciantes, que representan también a otras confesiones y al colectivo gitano, han abierto una cuenta en «change.org» para recoger firmas contra la iniciativa al entender que «este tipo de taller trae confusión, quebranta la crianza en nuestro hogar y les hace más vulnerables, y les causa inestabilidad emocional«. Por el momento han recogido 283 apoyos.

A juicio de los denunciantes, la actividad atenta contra la «libertad de pensamiento, conciencia y religión« de los menores. »Las autoridades tienen el deber de respetar el derecho de las niñas y los niños a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión tal como apunta el artículo 14 de la Convención sobre los Derechos del Niño«, dicen los impulsores de la recogida de firmas. »En este artículo queda claro el poder y la autoridad que la familia tiene sobre los niños cuando es cuestión de proteger, respetar, tolerar y prevalecer sus principios de educación, moral, cultural y religiosa fundamentadas en sus hogares que no pueden ser quebrantadas«, arguyen.

No avisaron a las familias

Recuerdan, asimismo, que el taller «no ha sido puesto en el calendario anual de la escuela con previo aviso a las familias, siendo así los propios niños los que llegan a casa, confundidos, impactados negativamente de esas enseñanzas que no ayudan a la crianza que han establecido en sus hogares«. »Nosotros queremos que nuestros niños sean niños y que su instrucción en la etapa de Educación Primaria sean asignaturas aptas para su edad, que les ayuden a fortalecer sus habilidades y/o aptitudes naturales«, subrayan los padres. Recuerdan, por otro lado, que »según la Psicología el niño pasa por un proceso de construcción de identidad y reconoce a los dos años de edad su género original. A los cuatro, empieza a procesar su identidad (quién es) y/o (quién cree que es) y el derecho de la familia es fortalecer esa identidad en ellos«.

En el taller, que según los impulsores, «pretende ser una herramienta para explicar las diferentes realidades como identidades sexuales en contextos de diversidad interseccional en las escuelas«, se enseñan a los menores dibujos en los que se presenta al género binario con estereotipos »desfasados« en los que aparece una mujer vestida de princesa, con una varita al lado de una lavadora, con una sartén en una mano y una muñeca en la otra, y se la asocia con las palabras «limpia», «delicada», cuidado« o »empatía« y se representa a un hombre montado en una moto, junto a un balón y unas herramientas, vestido de luchador y exhibiendo musculatura. En este caso al estereotipo masculino se le relaciona con los términos «fuertes», «deportistas» o «brutos».

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