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Los linces vuelven a correr por Castilla y León

Virgo y Vuelvepiedras, una hembra y un macho, ya están en Astudillo, la localidad palentina elegida para la reintroducción del felino

Palencia, único lugar con lobos, linces y osos, los grandes mamíferos protegidos

El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, en la suelta de los linces en Astudillo IVÁN TOMÉ
Isabel Jimeno

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Virgo y Vuelvepiedras. Acaban de llegar, y con ni siquiera un año de edad, sus nombres ya son desde este lunes parte de la historia. Los que han hecho realidad la vuelta del lince a Castilla y León casi medio siglo después de que se tenga constancia de ver los últimos ejemplares de una especie que llegó a «considerarse alimaña» y a principios de siglo se situó al borde del precipicio de la extinción con menos de un centenar en toda la Península. Ahora, la población supera ligeramente los 2.000, pero todavía está en peligro de extinción. Y este lunes, la Comunidad ha puesto su granito de arena en esa recuperación con un «acto histórico» de suelta –blanda, pues por el momento estarán en torno a un mes en un recinto acotado y vigilado de una hectárea– de los dos primeros ejemplares de los seis que está previsto liberar este año en Astudillo (Palencia), el lugar elegido. Virgo y Vuelvepiedras, hembra y macho, procedentes de la última camada alumbrada del Centro de Cría El Acebuche, en Doñana (Huelva) y que desde las 11.20 horas ya son un animal más en el rico ecosistema de Castilla y León.

A esa hora, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, abría la trampilla de la primera de las dos jaulas –cubiertas con la bandera de Castilla y León– en la que los dos felinos habían hecho el trayecto desde tierras andaluzas hasta el monte de Astudillo, en el Cerrato Palentino. El «éxito de la reintroducción» llegará cuando los linces «no tengan que hacer el viaje en furgón, sino transitando libremente», apuntaba el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, sobre el paso que significa que, vía Palencia, en la Meseta norte vuelva ha haber felinos cinco decenios después.

Primero lo hizo Virgo, que tardaba unas milésimas de segundo en arrancar su carrera una vez abierta la jaula. Después, Vuelvepiedras pisaba también el suelo de Astudillo, donde la abundancia de conejos y un monte con suficiente cobertura de matorral y arbolado, según identificaron los minuciosos estudios previos, fijaron como el hogar idóneo. También clave, la «aceptación social» que aquí sí se ha encontrado, pese a algunas dudas particulares iniciales. «Para un ayuntamiento, es imposible decir no a un proyecto precioso como éste», reconocía el alcalde, Luis Santos. Lo hacía destilando felicidad y sonrisa en el rostro al presenciar que se era realidad el día que ha puesto a su pueblo, a la comarca, a la provincia de Palencia y a Castilla y León en el mapa como nueva casa del lince.

«Aliado y fuente de riqueza»

Tras el periodo «de adaptación», como puntualizaba David Cubero, jefe de Servicio Central de Espacios Naturales, Flora y Fauna, cuando la puerta del recinto se abra allá por marzo y Virgo y Vuelvepiedras logren la libertad completa, a este espacio llegarán dos nuevos moradores. Y, después, otros dos, también de alguno de los cuatro centros de cría que hay en la Península. ¿El objetivo? Que esta especie –a punto de entrar en época de celo, con una gestación que dura entre 63 y 73 días y alumbra camadas de uno a cuatro cachorros por año– logre reproducirse por sí sola. Las previsiones más optimistas señalan que en un año podrían nacer los primeros linces palentinos. El ejemplo de otros puntos en los que también gracias al programa LIFE LynxConnet se ha logrado reintroducir con éxito el felino alientan esa esperanza.

Esas experiencias han demostrado también que el felino es el «principal aliado» de agricultores y ganaderos, pues contribuye al control de especies como el conejo –su manjar preferido–, a la vez que «potencia» la caza menor, al competir con otros predadores como el zorro y el meloncillo que atacan los huevos con las crías y redunda así en un aumento de la población de perdices, destacó Mañueco. Además de ser, añadía en consonancia con el alcalde, una «fuente de riqueza» por la atracción de turismo de naturaleza «tan en auge». Ser casa de una especie protegida redunda en actividad económica y «fijación de población», destacaba también el jefe del Ejecutivo autonómico, sobre lo que además se abre como «una gran oportunidad para la creación de empleo verde», a la vez que sirve para «fomentar nuestra tierra como destino sostenible de primer orden».

Con los más de 94.000 kilómetros cuadrados por los que se extiende Castilla y León, aquí habitan y crían otras especies protegidas como el urogallo, el águila imperial y la perdicera, el quebrantahuesos, la cigüeña negra o la alondra racotí. En Palencia, además, se dan ya cita los tres grandes mamíferos protegidos: oso pardo, lobo y lince ibérico. La única provincia en la que ya cohabitan de nuevo. Fue en 1972, recordaba Mañueco, de cuando los vecinos tienen recuerdos de ver el último por Astudillo. Este lunes, como «un símbolo» que une a ese pasado y el presente, alumnos del colegio estaban entre los privilegiados invitados que pudieron asistir a la suelta, inmortalizada por numerosos móviles y cámaras y cerrada por sendos aplausos. Y eso que, como lamentaban los pequeños, «¡son muy rápidos!» y los habían visto «regulinchi». Pero lo suficiente, eso sí, como para tener claro que «son muy bonitos».

«Orgullo»

«Los días anteriores habían estado estudiando en clase al que ya es su nuevo vecino. Lo habían visto en imágenes, pero «no me lo imaginaba así», apuntaba otra de las pequeñas tras asistir con miradas expectantes y alguna boca abierta de la emoción a tenerlos a unos metros. «Mis gatos son casi iguales», comparaba otro de los alumnos tras la fugaz visión de este felino con «las orejas como pinceles».

Ahora, saben que de acercarse a la zona en el Monte de Utilidad Pública en la que ya se están aclimatando hay que guardar «silencio». Un hogar provisto de bebederos, refugios para el conejo... para lograr un «entorno idóneo» tanto para su llegada como su permanencia. Con casi dos millones de euros de inversión, también se está llevando a cabo el desbroce de caminos y limpieza de carreteras para facilitar la visibilidad de los conductores y evitar atropellos.

Con el paso dado tras dos años de prolijo trabajo, Castilla y León sube un peldaño más «como referente indiscutible en gestión responsable de la riqueza natural y biodiversidad», subrayaba Mañueco. «Un ecologismo responsable, realista, sin fantasías de cuento, con mucha eficacia y responsabilidad», valoraba. Los «emblemáticos felinos» ya son con «orgullo» una especie más, con el deseo, como decía el presidente, de que «sean los primeros de muchas generaciones de linces en este territorio».

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