elecciones 28m
Alcaldes de Ciudadanos, entre la «pena» y la gloria
Tres regidores naranjas revalidan su mayoría absoluta en Castilla y León y lamentan que sin el partido quedará «huérfano» el centro
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Temen ser los últimos de su estirpe, de una especie en «peligro de extinción» llamada Ciudadanos. El pasado domingo rozaron la gloria revalidando el bastón de mando que ya habían ostentado en los cuatro años precedentes. Sus vecinos confiaron de nuevo en ellos mientras ... a nivel nacional se caían sus siglas de la mayoría de consistorios. ¿Su secreto? «Sencillo», dicen. Lejos de las grandes ciudades «se vota a las personas», se huye de la «crispación». «Importa el pueblo». Repiten uno tras otro. Un hogar al que presumen haber podido representar desde un «centro» que con «pena» lamentan que podría quedar «huérfano».
Y es que aseguran que en lugares alejados de la M-30, las «confrontaciones» que su juicio imperan hoy en la política mandan «poco» en unas elecciones municipales. Podrían haber optado por otros partidos -en algunos casos eran claros 'caballitos ganadores'- pero eligieron Ciudadanos para «huir» de las grandes formaciones y desde el «centro» como «punto de encuentro» solucionar «los problemas reales» de sus municipios, señala el alcalde de Pancorbo, Javier Cadiñanos, que el 28 de mayo se aseguró con mayoría absoluta el bastón de mando de este municipio burgalés de menos de 500 habitantes. Un espacio ideológico que entiende «necesario» y que teme que se pierda con la renuncia a presentarse a las generales de CS. «Si perdemos la capacidad de encauzar los problemas de la gente pasamos a un segundo plano» y de ahí a «ser indiferentes» hay poco margen, dice.
También fue un «centro» ideológico el que atrajo al alcalde del municipio salmantino de San Cristóbal de la Cuesta, Celso García, a seguir bajo las siglas de CS. El 28M obtuvo una nueva mayoría absoluta al frente de esta localidad de un millar de habitantes y lamenta que el naranja brille por su ausencia en el resto del mapa, aunque los resultados se «podían intuir». «Cada cita electoral se ha ido arrastrando» un descenso de electores por decisiones que datan algunas «de años» y ante las que «nada hemos tenido qué decir» esos alcaldes rurales -que son los que han capeado el temporal-. Se había «enfadado a izquierda y a derecha» y cita tras cita se recibía un «golpe de castigo». Pese a que este verano la formación renuncie a presentar listas y «parece» que se avance hacia la «desaparición», apunta a que «nunca se sabe».
El escenario «dejaba poco margen para un partido» en recomposición y sin un «referente claro» y conocido que pudiera «arrastrar el voto», apostilla, por su parte, la alcaldesa de Caleruega, Lidia Arribas, respecto a esa ausencia en el 23J. Coincide con sus homólogos en ver con «tristeza» que queda «libre» el espacio de centro que a ella le ha permitido, dice, «adaptarse a las necesidades del pueblo» lejos de «idearios estrictos y partidistas». Sin Ciudadanos, asegura, «volvemos al bipartidismo» y sólo han «sobrevivido los tradicionales y los más escorados», lamenta la regidora que se mantendrá también en el cargo con mayoría absoluta en esta localidad burgalesa cercana a los 500 habitantes.
No han tenido la misma suerte otros muchos compañeros de filas. Hace cuatro años, Ciudadanos logró 750 concejales en Castilla y León frente a los 174 del 28M. «Gente responsable, válida, que había hecho una buena labor» y que no ha recibido un respaldo a la misma en las urnas «arrastrados por unas siglas que han sido penalizadas». En estos «pueblos pequeños», donde las «victorias no son de partido», esa visón del «centro», dicen, sí ha «calado». Es «pronto» aún para decidir si se presentarán y cuál será el panorama en cuatro años, pero sin CS, la opción que más se les antoja es una plataforma vecinal, lejos de «grandes» partidos y «extremos».
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