Entrevista al juez del caso de Mouliaá contra Errejón: «El ataque es tan despiadado que mi fama y mi honor están por los suelos»

-¿Ha revisado el vídeo de las declaraciones?

-Sí, lo he visto.

-¿Considera que estuvo usted acertado en el tono y las formas?

-Mi tono de voz es siempre fuerte, en esta declaración y en todas, y las formas van en línea con la denuncia, que es de agresión sexual, así que los términos son muy fuertes porque lo son en la denuncia. No entiendo por qué en el siglo XXI, en vez de decir glúteo se diga culo y la gente se lleve las manos a la cabeza. Es un poco de hipocresía.

-¿Le expusieron alguna pega las partes al término del interrogatorio?

-Ninguna de las partes, ni la Fiscalía puso la menor pega. Es más, la propia denunciante a la salida e incluso en un programa de televisión al día siguiente dijo: «Don Adolfo me ha tratado bien y me ha entendido lo que le he dicho».

-¿Por qué recurre a ese vocabulario llano al hacer las preguntas?

-Para que la persona responda de una forma más normal, sin tantas prevenciones. Estos temas dependen de la veracidad de la denunciante y hay que evitar fisuras. Es una manera de que así digan las cosas más claras.

-¿Pregunta de esa forma incisiva porque desconfía de la denunciante?

-Mi técnica consiste en preguntar en primer lugar si se ratifica en toda la denuncia y una vez lo ha hecho, según mi criterio, no tiene por qué volver a contártela otra vez, así que yo la voy desmenuzando y voy preguntando de lo que me interesa. Si su respuesta no me ha convencido, repregunto. Todo para alcanzar la verdad material y que sea una declaración lo más creíble posible.

-¿Y funcionó en este caso?

-Sí. Hay datos que salieron que no dijo ante la Policía y sí en la declaración debido a ese tipo de técnica, que es ir desmenuzando cada cosa que dice.

-¿Se interroga igual a la denunciante de agresión que al denunciado?

-No, porque el denunciado tiene derecho a mentir, tiene derecho a negarse y se te cierra en banda, te dice que no te responde y no puedes hacer nada. Con la denunciante, su prueba fundamental es su versión y tiene que ser muy sólida, muy coherente, muy mantenida para que haga prueba. Hay que afinar mucho en este tipo de casos.

-¿Por qué cree que se ha generado todo este escándalo?

-Exclusiva y únicamente por la filtración delictiva. Yo tomo declaración a las partes de un proceso, y a los abogados y las partes que están allí y tal. Yo no hago una toma de declaración para toda España. Si sé que es para toda España, como lo va a oír toda España como si esto fuera un teatro, pues a lo mejor bajo un poquito más el tono, hago las preguntas para no ofender a nadie, etcétera. Pero es que esto no es un teatro, esto es una declaración judicial para las partes, no para toda España. En otros países ya estarían detenidos todos los que han participado en la filtración.

-Ya le pasó en el caso Mascarillas algo similar. ¿Hubo quejas?

-Otra filtración delictiva. Como la gente no tenía simpatía por Medina y Luceño [comisionistas en una presunta estafa al Ayuntamiento de Madrid], se aplaudía y no pasó nada con mis preguntas. Ahora, como es violencia de género, la perspectiva de la gente cambia y se cree que se la está atacando. Y no se está atacando a la mujer en ningún momento, simplemente lo que se está es cuestionando su declaración para ver si tiene algún punto flojo.

-El CGPJ ha recibido un millar de quejas en ese sentido.

-Habrá que evaluar cómo se pueden admitir las quejas de miles de personas que simplemente han visto un vídeo ilegal y que, además, no están legitimadas para hacer la queja porque la legitimada es Mouliaá y no ha presentado queja alguna. No sé el Consejo qué hará, pero es que si esto prospera, cada declaración de un juez que sepa que no guste tiene 70.000 quejas y estamos todos los jueces de España en la picota.

-¿Por eso ha pedido amparo?

-Estoy siendo objeto de un linchamiento brutal mediático como no ha pasado a ningún juez, con insultos personales, con artículos que dicen que yo toco las tetas a las mujeres españolas y que obtengo orgasmos o soy un sádico cuando pregunto; con el Gobierno diciendo que no se interroga así, que se requiere más formación. Un juez independiente como yo se siente desamparado, siente que está siendo presionado.

-¿Está la exposición mediática perjudicando la investigación?

- A quien está perjudicando es a mí. El perjudicado soy yo. Y las partes también, porque no creo que a una mujer le guste que toda España sepa de sus pormenores y qué es lo que le han tocado. Me parece una aberración para la pobre víctima, porque prospere la denuncia o no, es aberrante tener que aguantar eso y que lo sepa toda España.

-¿Teme que este caso se convierta en un circo?

-Creo que es un Circo Price ya. En la prueba se van a adoptar medidas brutales para que no se filtre lo más mínimo. Es que un escrito de las partes antes de que lo sepa el juzgado lo tiene ya la prensa ¡Un escrito que este juzgado no conoce!

-¿Sigue lo que declara la denunciante en los medios?

-Naturalmente, porque me interesa, claro, y si dice algo nuevo que no ha dicho en la declaración, pues a lo mejor hay que pedir el vídeo. En este caso, doña Elisa dijo en Telecinco que el juez la había tratado bien.

-¿Por qué se ha decidido a hablar con los medios? No es muy dado.

-Porque el ataque es tan despiadado que mi fama y mi honor están por los suelos. Yo no puedo permanecer callado, me tengo que defender. Un juez también tiene derecho a hablar, es una persona humana. Tengo familia y un apellido muy noble en el mundo jurídico, que mi padre fue un magistrado respetadísimo y se está manchando hasta su nombre por culpa de esto. Y mi hermano también es juez, ¿eh? Está soportando mucha mierda con esto.

-¿Cree que su conducta es sancionable?

-Para mí, no, porque además parte de la filtración de una declaración por un delito de agresión sexual, es una revelación de secretos brutal. El fiscal tiene inmediatamente que actuar. Aquí no hay más que tres abogados y esos vídeos están en los despachos de esos señores. Ellos sabrán quién lo filtró.