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Los barones socialistas bendicen hoy el nuevo Gobierno de Zapatero

El Comité Federal del PSOE respaldará la renovación de La Moncloa

EFE

GABRIEL SANZ

El presidente José Luis Rodriguez Zapatero llega hoy a la reunión del Comité Federal de su partido en una situación bien distinta a la del inicio de la semana. El máximo órgano entre congresos respaldará la «renovación» y el «refuerzo» que ha supuesto el cambio de gobierno . Los «barones» socialistas han recibido con alivio el recambio para frenar el pánico que les produce estar casi a 14 puntos del PP en las encuestas. Por eso, fuentes socialistas comentaban ayer a ABC que es previsible que la reunión de hoy sea acrítica.

La única duda es cuándo se despejará la incógnita de la sucesión. Algunos «barones» creen que debe hacerlo ya para cortar las especulaciones que ha suscitado el ascenso de Alfredo Pérez Rubalcaba, hoy el hombre fuerte del nuevo Ejecutivo. Este no se descarta. Ayer se limitó a señalar: «Ni es el lugar (Moncloa) ni es el momento. El lugar es la sede del PSOE y el momento es cuando el presidente quiera».

Más comunicación

Quince años no son nada, debió de pensar Alfredo Pérez Rubalcaba cuando se sentaba, al filo de las 13.45, en la mesa de ruedas de prensa del Consejo de Ministros. Fue ministro de Presidencia portavoz del último gobierno de Felipe González (1993-96) y ayer era inevitable la referencia: «Veo una renovación importante de caras que siempre es bueno, gratificante», dijo; no se sabe si refiriéndose a los periodistas o a la Vicepresidencia; porque, de hecho, jalonó su intervención con pullas del estilo «coordinar no es solo que salgan las leyes».

En seguida dejó claro a qué viene. A mejorar la comunicación, sí, pero, sobre todo, a dar leña al PP . Nadie le preguntó, pero no dejó que finalizara la rueda de prensa dejándose en el tintero su respuesta a las «repulsivas» declaraciones del alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, sobre Leire Pajín. León de la Riva ha rectificado pero Rubalcaba las hiló con un comentario de Mariano Rajoy hacia Elena Salgado en el reciente debate presupuestario, para concluir: «Hay algo ahí en la genética del PP que rechina». Tiene que «aclararse».

José Luis Rodríguez Zapatero le quiere para eso. Y quiere, además, que los quince miembros del gabinete hablen de la acción política y que «todo el mundo se implique en todo», para que quede claro que este Gobierno es el de «la austeridad, las reformas y la cohesión social», según reveló el vicepresidente en su regreso a La Moncloa. Así lo pidió el jefe del Ejecutivo en la primera reunión del nuevo Consejo de Ministros, tras haberse desembarazado de María Teresa Fernández de la Vega. Una operación que, reconoce en privado, le ha costado varios meses poner en marcha por el aprecio político que la profesaba.

A partir de ahora, será Rubalcaba quien lleve el peso político y de mensaje del gabinete con apariciones todos los viernes tras el Consejo de Ministros , y Ramón Jáuregui tendrá el protagonismo derivado de la coordinación legislativa, dentro del Gobierno, y con los grupos parlamentarios. El «número dos» se reserva las comisiones de seguimiento de los pactos con el PNV y Coalición Canaria en lo que resta de legislatura. «Este es un gobierno con un presidente y quince portavoces», recalcó el ministro del Interior a los periodistas. De hecho, todos los ministros pasarán por La Moncloa a explicar su acción porque «gobernar no es pedir un cheque en blanco a los ciudadanos ni pretender que los ciudadanos aplaudan».

La detención, en la madrugada de ayer, de 13 miembros de Segi implicados en actos de «kale borroka», le sirvió para demostrar que no tiene sentido la alarma del PP por las palabras de Zapatero sobre los esfuerzos de Batasuna «insuficientes» pero que «no caerán en balde». Como no puede desautorizar a su jefe prefirió centrarse en la primera parte de la frase y volver a la dureza: «O convencen a ETA de que lo deje, o dejan a ETA. Esa es la única solución que tienen para entrar en la legalidad».

La amistad con Montilla

El portavoz del Gobierno reconoció, por otro lado, que las relaciones del Gobierno central con la Generalitat de Cataluña atraviesan momentos «delicados, pero superables» . Lo dijo tras afirmar que quien piensa que la preocupación de Zapatero por Cataluña depende del número de ministros catalanes «es que ni conoce a Zapatero, ni la voluntad del Gobierno, ni sabe cómo funciona».

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