El tándem Gobierno-Caixa: una relación cada vez más estrecha en las empresas estratégicas
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La Moncloa comunicó a José María Álvarez-Pallete su cese como presidente de Telefónica y se ejecutó solo un día más tarde en un consejo de administración extraordinario. Previamente, el Gobierno había atado el aval de los saudíes de STC y, lo más importante, ... el consentimiento con su no oposición de Isidro Fainé, presidente de Criteria Caixa y la Fundación. Este es solo el último ejemplo de la relación entre el Ejecutivo y La Caixa, condenados a entenderse para liderar las principales empresas estratégicas de España.
El objetivo de ambos es de poder e influencia en el tejido productivo. Uno, por la vía de la fuerza que da el sector público; el otro, con el cartel de gran inversor español desde la llegada de Ángel Simón como consejero delegado de Criteria. Fue en enero de 2024 cuando este último asumió el cargo de número dos de Isidro Fainé y desde entonces el trato se ha ampliado notablemente, siendo cada vez más estrecho.
En sus primeros meses como CEO de Criteria, Simón ya dejó claro que iba a darle un vuelco al holding inversor. E incluso llegó a hablar abiertamente de sus planes, cuando todavía no habían presentado el nuevo plan estratégico. «Tenemos muy claro que vamos a reforzar nuestra presencia en las empresas estratégicas españolas, en los sectores estratégicos de banca, telefonía, energía y agua», dijo.
Aun así, la relación Gobierno-Caixa viene de mucho más atrás. La absorción de Bankia por parte de Caixabank fue la primera piedra de una colaboración mayor; entonces, Fainé negociaba directamente con la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño. Todo fue rodado y la operación fue un éxito para todos.
Que Pedro Sánchez despache con Isidro Fainé se ha llegado a convertir en casi habitual. De hecho, cuando el independentismo amenazaba con ejercer más control sobre las empresas y planeaba el deseo de extender las garras sobre La Caixa, Sánchez citó al jefe de Criteria para transmitirle tranquilidad. El mensaje fue que no hay nada de lo que preocuparse por los pactos con ERC y Junts.
En ese momento también hablaron de Telefónica y Fainé le reconfirmó su compromiso con España y la españolidad de sus inversiones. Aquel mensaje fue el preludio de lo que vendría después.
No solo Telefónica une sus caminos en empresas estratégicas, sino también Caixabank, Naturgy e incluso Talgo
Así las cosas, Caixabank es la historia de un entendimiento mutuo. Ahí Criteria es el mayor accionista con el 31% y el Estado tiene el 18,1% a través del FROB. La Caixa está satisfecha con que el Gobierno se autolimite su injerencia en la gestión del banco y deje el poder a Criteria; incluso, fue este último el que movió los hilos para cambiar al presidente José Ignacio Goirigolzarri y colocar a su dominical Tomás Muniesa como presidente, con el consentimiento del Gobierno.
Telefónica es el gran paradigma de su relación. Ambos desconfían de los saudíes de STC, ambos decidieron crear 'de facto' un bloque español frente a los árabes en la compañía y ambos decidieron escalar, en momentos casi idénticos, al 10%. Eso ha deparado en que el Gobierno quisiera cesar a Álvarez-Pallete y La Caixa lo aceptara, además de que se nombrara sucesor a Marc Murtra, afín socialista y patrono de la Fundación 'la Caixa'.
Operaciones pendientes
El gran melón a despachar es el de Naturgy, y el que más dudas genera, con problemas en su cotización por el bajo 'free float' (cantidad de acciones en circulación que se encuentran disponibles para su compra a mercado) y un accionariado agitado con los fondos CVC y BlackRock deseando salir.
Criteria encontró en la emiratí Taqa una salida para los fondos lanzando una opa conjunta, pero aquello no salió adelante precisamente por el poder en la empresa. De eso estaba informado puntualmente La Moncloa y es una empresa de la que suelen recibir noticias. En este caso, todo el mundo se encomienda a La Caixa para buscar una solución, incluido el Gobierno.
Y en un plano más general se encuentra Talgo, la última de las empresas estratégicas en el tablero. El Ejecutivo vetó a los húngaros de Magyar Vagon en su intento de controlar la compañía de ferrocarriles, porque en teoría no quieren que caiga en manos extranjeras. Desde entonces llevan buscando una solución a la española para la que han pedido en reiteradas ocasiones a Fainé que se inmiscuya, ante lo que este suele responder que si surge la ocasión, lo estudiarán. Todo abierto.
Son un cúmulo de operaciones que unen los caminos de ambos, sabedores los dos de que están destinados a entenderse en asuntos clave, ya sean en Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca, donde tiene aún la sede La Caixa.
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