Los rivales de España en la carrera de fondo por el liderazgo del hidrógeno verde
Marruecos, Ucrania, China y su salto adelante innovador... nuestro país debe avanzar en las tareas pendientes para ser el primero de la clase en esta tecnología
El gas natural pide tomar el timón en el giro descarbonizador del transporte

España está muy buen posicionada para convertirse en una potencia del hidrógeno renovable. En esta materia, a día de hoy, seguimos hablando de escenarios futuros, pero parece que todos esos proyectos que están sobre el papel se encuentran más cerca de hacerse realidad. Nuestro ... país cuenta con una situación geográfica privilegiada, con un tejido industrial que se quiere descarbonizar y con empresas que están desarrollando la tecnología necesaria para usar el hidrógeno renovable con dicho fin. Pero no somos los únicos, hay otros países que están haciendo la misma apuesta. «En el mercado del hidrógeno verde van a tener protagonismo tres geografías. Ucrania, que quiere producir y exportar, y está dentro de su plan de recuperación después de la guerra; la costa sur del Mediterráneo, con países como Marruecos y Egipto, y Latinoamérica», explica Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (Aeh2).
Esta semana ha tenido lugar en Bilbao el Congreso Europeo del Hidrógeno (EHEC 2024) donde precisamente ha quedado claro que el conocimiento y la experiencia de todos los países en esta materia es necesaria para avanzar más rápido. «No es una amenaza que haya otros países, es inevitable. Tenemos que luchar por nuestro liderazgo, pero hará falta hidrógeno de muchas geografías», recuerda Brey. Al ser España un país con muchos recursos renovables y de calidad «podemos producir hidrógeno a gran escala y a un coste competitivo», subraya el presidente de la Aeh2. Eso, junto a tener la industria y una buena mano de obra «nos da más posibilidades de llegar a ser un país exportador», añade. Señala además que el hidrógeno verde es una apuesta clara de todos los países europeos y «cada uno lo adapta a su libro».
Factor regulatorio
Pero estar en un posicionamiento ventajoso no asegura nada, sobre todo cuando todavía hay obstáculos grandes que resolver, entre ellos la regulación. «No es un tema sencillo de resolver. Las subvenciones y financiaciones vienen de los fondos Next Generation y tienen un tiempo limitado, pero por la norma 'de minimis' no podemos dar más millones a la vez y estamos perdiendo mucho tiempo», indica Emilio Nieto Gallego, director del Centro Nacional del Hidrógeno. Esto hace que muchas pymes sin capacidad financiera acaben desistiendo de presentar los proyectos. «Se está trabajando en la regulación y en los permisos para para montar nuevas fábricas», recuerda.
Javier Brey, por su parte, ve positivos los pasos dados en materia regulatoria el año pasado una vez que «se aprobaron los dos actos delegados que definían lo que es hidrógeno renovable. Y eso es muy importante porque antes había incertidumbre que asustaba el dinero». En su opinión, «falta que Europa mande el mensaje de contar con una apuesta clara definida hacia el hidrógeno. Otros países como EE.UU. y China ya la tienen».
Otro problema se encuentra en el precio, más caro que cuando se usan combustibles fósiles para producir energía. Para minimizarlo, el año pasado la Comisión Europa puso en marcha el Banco Europeo del Hidrógeno y lanzó una subasta. Nieto Gallego cree que no hay una solución ideal para resolver este tipo de problemas «pero hace falta que las empresas tengan garantía de poder trabajar con amplias escalas para reducir los costes y ser competitivas. Y la administración debe dar subvenciones». Recuerda que en nuestro país de momento hay 126 proyectos en marcha y se han presentado casi 600.
Primer paso
Brey está satisfecho con la respuesta que ha tenido la primera subasta lanzada, «es un primer paso» pero cree que hay que encontrar la forma de «financiar esa diferencia entre el combustible fósil y el hidrógeno». Indica además que ahora hay pocas empresas produciendo hidrógeno verde, pero muchas con proyectos para producirlo a gran escala. «LA UE pide que se ayude a construir electrolizadores, en España hay empresas que fabrican y venden por todo el mundo. Tenemos capacidad de electrolizadores, pero hay que seguir metiendo tecnología para que sigan siendo muy buenos y ayudar para que puedan escalar», puntualiza.
El director del Centro Nacional del Hidrógeno hace también referencia al problema de contar con una red que no va a ser suficiente para absorber toda la energía renovable y del almacenamiento. «El hidrógeno se suele almacenar en cavidades salinas; en el Norte, Cataluña y zona Sur hay depósito de gases depletados», indica Trillo. «Estamos tratando de que se usen las minas de carbón muy abandonadas que tienen huecos y se puede almacenar allí», avanza.
España está en el primer puesto de salida, «pero hay que mantener la posición», advierte el presidente de la Aeh2. «No tenemos garantizado vender hidrógeno al norte de Europa, tenemos la oportunidad porque están buscando una diversificación del mercado energético», puntualiza. Mientras que en combustibles fósiles Europa depende de una lista corta de países, «la lista de países que pueden suministrar hidrógeno a verde es mucho mayor, ahí está la independencia».
Marruecos podría cubrir el 5% de la demanda europea en 2050
Para Javier Brey es importante resaltar que con el hidrógeno verde el principal objetivo de España es autoabastecerse una vez que ahora importa todo. «Tenemos la oportunidad de producir para dar respuesta a los cuatro sectores: energético, industrial, transporte y residencial», apunta. Si se cumple este objetivo será algo positivo porque se dejará la importación y se crearán nuevos puestos de trabajo. «Si además exportamos hidrógeno, mejor todavía, pero no es el objetivo principal», señala.
En el Clúster Andaluz del Hidrógeno señalan que las cantidades de hidrógeno que se necesitan son tan masivas que no «preocupa la competencia porque Europa va a empezar premiando el hidrógeno comunitario y tendremos que hacerlo todos», cuenta su vicepresidente, Eugenio Trillo. «Lo estamos haciendo bien, tenemos tejido de empresa y mucha refinería», subraya. Donde se muestra preocupado es con el tema de China. «Cuando ha explotado todo el tema del hidrógeno renovable Occidente estaba muy bien posicionado. Ahora los chinos hacen cosas de calidad, llevan muchos años aprendiendo. Han anunciado una producción de electrolizadores que es tan grande como la de la Europa entera, son los que más autobuses de hidrógeno están moviendo, hidrogeneras…», explica Trillo. Teme que puedan acabar adelantándonos y «se supone que debemos tener la lección aprendida con lo que ocurrió con otros productos como las placas solares»
El vicepresidente de este clúster habla del caso concreto de Marruecos, país que en 2050 podría suministrar el 5% de la demanda europea, según un estudio encargado por la Unión Europa. Trillo hace una lectura de esta apuesta por el hidrógeno y su relación con España. «Marruecos quiere vender hidrógeno en Europa y potencialmente tiene que pasar por España. Hasta ahora ellos cerraban la válvula de gas natural y ahora nosotros podemos tener una válvula de hidrógeno. El Gobierno se está realineando con Marruecos, permite que coloquen el tubo para el hidrógeno, pero les pueden cerrar la válvula del hidrógeno si hay presiones con oleadas de inmigrantes», explica.
Considera que Marruecos «no puede competir en costa con España ni en puertos. Nosotros lo produciremos más barato porque en su caso hay que sumar el precio del transporte y pasar por el Estrecho no es fácil», añade. Eso sí, apunta que la velocidad que lleva Marruecos «es mucho mayor». Emilio Nieto cree además que va a ser muy importe la relación que exista entre España y Marruecos y defiende una coordinación entre ambos países para que vayan al mismo ritmo.
Investigación
Para no perder la posición ventajosa de España la investigación se presenta como pieza clave. Hace un año se creó H2 Cat, la red catalana de hidrógeno renovable, donde se engloban todas las tecnologías que desarrollan en los centros de investigación de las universidades y centros tecnológicos. «España tiene el potencial pero no se ha implementado, es un proceso lento que irá llegando a distintos sectores», afirma Miquel Anglada, consultor del Centro Tecnológico de Cataluña (Eurecat), miembro de H2 Cat. «En otros países se invierte mucho en I+D y España debe hacer lo mismo para ser puntero en un mercado que se está abriendo», resalta Dolores González, también consultora de Eurecat. Miquel Miranda recuerda que existen todavía barreras para que la tecnología del hidrógeno renovable pueda ser implementada a gran escala, «algunas no son eficientes, otras usan materiales tóxicos…La I+D debe dar respuesta a los retos de esta industria. Intentamos que las investigaciones que nacen en los centros acaben en el mercado y de solución a los retos». De momento la red cuenta con nueve entidades que representan a 80 proyectos, pero esperan que estos números no tarden en aumentar. Ambos consultores resaltan la necesidad de contar con mayor inversión para financiar las llamadas spin off, «la transferencia de las universidades al mercado», puntualizan.
Avanzar en la inversión en I+D al mismo ritmo que otros países será un elemento clave
Juan Bachiller, director general de ABB Motion en España, habla del alto número de proyectos piloto que se están experimentando en todo el mundo «y cuando pasen a una fase de estabilidad el precio final va a ser más competitivo». Cree que es importante ayudar a recorrer el proceso de aprendizaje y «poder tener una industria que ayude a almacenar porque tenemos tecnología y talento». En su opinión, es necesario crear unos campeones tecnológicos en España «para ser referentes como pasa en otros sectores como los trenes de alta velocidad, las plantas desaladoras o la energía eólica». Reconoce que el arranque de esos procesos industriales está más desarrollado en los Países Nórdicos que en el Sur. «Los principales países que desarrollan los electrolizadores están en Noruega, Suecia y Alemania mientras que en el resto no vamos tan avanzados pero el potencial del mercado es mayor en España o Francia. Es una ventaja que tenemos», indica Bachiller. Pero existe el riesgo de que se desarrolle la tecnología en otros países «y España tenga que importarla».
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