Rainer Zitelman: «Cuando un político se equivoca, nos suben los impuestos»

-Las personas que se han enriquecido con inversiones inmobiliarias en España tienen mala imagen, se les ve como especuladores. Pero usted piensa que esta es una manera sencilla de acumular un patrimonio.

-No entiendo por qué piensan así, quizá porque no saben lo que supone comprar bienes inmuebles. Uno se puede enriquecer si compra a precios bajos y vende a precios altos. Así es como lo hice yo: invertí hace veinte años en Berlín y todos me decían que era una idea absurda, que los precios de las viviendas estaban muy bajos. Incluso los bancos me decían que era una mala idea. Diez años después, lo que había comprado se había multiplicado por cuatro. Cualquier persona hubiera podido hacer esto, pero has de tener una visión sobre lo que va a ocurrir en el futuro.

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-¿Qué visión tuvo?

-Que se produciría una igualación entre la parte socialista de Alemania, que era la oriental, y la occidental que era capitalista. En la oriental no había inversiones privadas porque todo era propiedad del Estado. El resultado es que en 1989, un 40 por ciento de los edificios estaban dañados y apenas se podía vivir en un 10 por ciento de ellos. Un 27 por ciento no tenía ni siquiera baños. ¡Hablamos de 1989! La extensión de la propiedad privada a la parte oriental hizo el resto. La alternativa era que todo siguiera siendo del Estado y esto te puede sonar muy bien, porque los alquileres serían bajos, pero nadie invertiría y las casas seguirían sin baños.

-Los alquileres y los precios de las casas en España no dejan de subir y el gobierno dice que controlar los precios e intervenir es la solución.

-Ya, esto es lo que dicen los gobiernos siempre. Es lo mismo que ha ocurrido en Alemania con los alquileres. Como subieron muchísimo promulgaron una ley con precios controlados, pero no funcionó y los alquileres siguieron subiendo, entonces hicieron otra ley, con mucho más control, que tampoco funcionó. Con la vivienda es fácil que los gobiernos caigan en una espiral de intervencionismo.

-¿Y qué hay que hacer?

-Algo completamente diferente. Por ejemplo, lo que ha hecho Javier Milei en Argentina. Allí había unas restricciones muy fuertes al alquiler y la compraventa de viviendas y él abolió todas estas leyes y en apenas un par de semanas había un 40 por ciento más de apartamentos en oferta con alquileres más bajos. Demos libertad, desregulemos y el mercado de la vivienda comenzará a funcionar, las personas empezarán a invertir. Los gobiernos tienen demasiadas restricciones, normas y leyes. En Alemania tenemos 25.000 restricciones y leyes para la construcción de vivienda. Desde que compras un terreno hacen falta 10 años hasta que la casa se materializa y ocho de esos 10 años son burocracia y planificación y solo dos años son de construcción.

-Algunos partidos en España junto con el gobierno tienen la idea de que la vivienda debería ser un derecho humano, no un bien comercial.

-Esa era la idea que había en Alemania Oriental y no funcionaba. Las viviendas en Alemania Occidental eran mucho mejores y confortables. ¿Tenemos que cometer los mismos errores que ya se han cometido en otros países, una y otra vez? Y si sacamos la vivienda del mercado, ¿por qué no lo hacemos también con los alimentos ya que todo el mundo tiene que comer? Si nacionalizamos todo, eso se llama comunismo y no funcionó.

-¿Qué le parece que el 76 por ciento los españoles sean dueños de su vivienda frente a menos del 50 por ciento de los alemanes?

-Para algunas cuestiones es mejor que sea así y para otras no. Es mejor porque si se comienza a comprar desde joven y se paga cada año la hipoteca, las personas se irán haciendo más ricas, no por los tipos de interés, sino por la amortización que es ahorro. Pero, por otro lado, resta flexibilidad para tener movilidad dentro del país y de la ciudad. Por ejemplo, Suiza tiene un índice de propiedad muy bajo, creo que está en torno al 40 por ciento, y sin embargo es un país que tiene mucho éxito. También hay cuestiones culturales. Incluso cuando me convertí en propietario, la casa en la que vivía era alquilada. Ahora vivo en mi propia casa, pero lo considero un lujo.

-Esto está cambiando de forma radical en España. Los jóvenes han dejado de comprar viviendas.

-Pienso que no es una mala idea. Antes todo el mundo quería tener su coche propio, ahora los jóvenes prefieren alquilar un coche o utilizar otros medios porque tienen otras prioridades.

-En su libro dice que un empleo te puede sacar de la clase social en que naciste, pero no es un camino que garantice la riqueza. ¿Por qué?

-Lo que planteo es que la clave para hacerse rico es el emprendimiento, no el empleo. Si vemos la lista de las personas más ricas de todo el mundo veremos que, además, no son personas que han heredado su riqueza, sino que la mayoría son empresarios: Jeff Bezos, Elon Musk, Bill Gates, Howard Schulz. La clave es el emprendimiento, lo que no significa que todos se hagan ricos.

-Hace unos años, unos políticos alemanes me comentaron que Alemania compartía con España el problema de que hay pocas startups.

-Ese es un problema común a muchos países del mundo. Para solucionarlo hay que empezar en la escuela. Los profesores pueden enseñarnos economía, pero no pueden estimularnos a emprender porque fueron a la universidad y se han dedicado a enseñar. No saben nada de la economía real. Deberíamos hacer una cosa diferente: cada semana un empresario debería ir a una escuela a contar su historia. ¿Cómo empezó su empresa? ¿Qué funcionó? ¿Qué dificultades tuvo? Y eso inspirará a muchas más personas. Necesitamos una cultura distinta. ¿Por qué muchas personas que se convierten en empresarios lo hacen porque sus padres lo eran? Porque han tenido modelos.

-Usted dice que hoy es más fácil pasar de pobre a rico en Asia. Es evidente, por su crecimiento. ¿El Estado de bienestar liquida la movilidad social o la dinamiza?

-En Europa tenemos un crecimiento económico bajo y ciertamente tiene relación con el Estado de bienestar. Voy a poner un ejemplo: en Vietnam se denominan socialistas, pero no se lo crean, porque es más fácil encontrar a un marxista en una universidad europea que en Vietnam donde tienen un espíritu muy emprendedor y admiran a las personas ricas. Por eso están prosperando. Hice una encuesta sobre la actitud hacia los ricos y en Francia, Alemania o España había una actitud mucho más negativa que en Polonia o en Vietnam.

-En contra de lo que dicen los asesores, en su libro he visto que no es un gran partidario de la diversificación de inversiones. ¿Por qué?

-Hay que diferenciar entre querer ser rico o seguir siendo rico. Son cuestiones diferentes. Para hacernos ricos, la diversificación no es la mejor idea, porque tenemos que centrarnos en ciertas inversiones, pero si queremos mantener la riqueza, entonces tenemos que disminuir los riesgos y en este caso la diversificación es importante.

-Alemania está en un momento de crisis profunda. ¿Qué ha pasado?

-Lo voy a explicar con un ejemplo. Basf es la mayor empresa química del mundo y han decidido que una parte se instale en China. ¿Por qué? Porque en Alemania tenemos algo que se llama 'Energiewende' (transición energética) que es la reestructuración de nuestro sector energético. Los gobiernos están cerrando las plantas nucleares. ¿Si creemos que el cambio climático es una gran amenaza, deberíamos tener más y no menos plantas nucleares, no? El resultado es que tenemos uno de los precios de electricidad más caros del mundo y para una empresa como Basf no es sostenible. Cuando se fueron a China dieron dos razones: primero, que hay menos burocracia en China que en Alemania, y que los precios de la electricidad son seis o siete veces más bajos.

-También Volkswagen tiene problemas.

-Quizá tengan que despedir a unos 30.000 trabajadores porque después de la transición energética ahora estamos en la transición de la movilidad. El Gobierno les ha dicho que a partir de 2035 no podrán producir coches con motor de combustión. Para Alemania eso supone la mitad de su industria y yo nunca había visto que un país se volviera tan loco como para destruir su producto más exitoso. No tengo nada contra los vehículos eléctricos, pero creo que debería ser una decisión de los consumidores. Esta es una diferencia entre el capitalismo y el socialismo, en el primero los consumidores son los que deciden y los empresarios van en su busca, en el segundo es el gobierno el que decide.

-Ahora que llegan los ajustes en Alemania ¿ha sido un error incluir a los sindicatos en el gobierno de las empresas?

-No solamente los sindicatos, también los gobiernos regionales que tienen participaciones importantes. Es bastante común que haya muchas empresas participadas por el Estado en mi país. Y los políticos y los sindicatos piensan que son más listos que los empresarios, pero ha quedado claro que no es así. Cuando yo era joven, los sindicatos alemanes tenían sus propias empresas, pero todas quebraron. Los directorios de las empresas con presencia sindical o de los gobiernos son ineficientes y no funcionan, porque los políticos no se equivocan nunca. Si yo cometo un error como directivo o empresario, de inmediato me lo va a decir el precio de la acción. Esta caerá y puedo ir a la quiebra. Pero si el gobierno falla, pues no importa, recaudamos más impuestos de los ciudadanos.