El quinto en discordia
Turismofobia
Son muchas las cosas se pueden hacer para aprovechar este maná y no yendo por el camino fácil de las tasas, los cupos o las prohibiciones
El 'lunes negro' de las bolsas no ha sido para tanto (11/8/24)

Uno de los culebrones del verano es sin duda la fobia al turista. Las redes están cargadas de malas experiencias y quejas. A falta de los datos, todo apunta a que está a punto de terminar otro verano récord, lo que sin duda se ... trata de una magnífica noticia para la economía española, que es de las economías que más se está beneficiando de las dinámicas tras el Covid. Y esto es lo realmente relevante desde el punto de vista económico. La ventaja competitiva que tiene España por los cientos de kilómetros de playas, las infraestructuras, la cultura y la climatología la convierten en un destino único e irreprochable.
Ahora, recibir a 90 millones de personas puede provocar algún inconveniente. Sin embargo, lo que no tenemos es que caer en la tentación de tratar de atajarlo por el camino de la regulación. Noventa o cien millones de turistas nos pueden parecer muchos pero no hay que olvidar que vienen porque quieren. Y aunque las fotos de las playas llenas de gente puedan provocar a algunos algo de rechazo, a quien no se lo produce es a los protagonistas de las mismas porque sino estarían en otra parte. Así que probablemente no haya que tratar de disuadir a estos, sino tratar de incentivar que vengan otros a otros destinos distintos.
Los altos precios constituyen otra de las quejas habituales, pero si cobran esos precios es porque hay quien lo paga. Y son los propios hosteleros los más interesados en seguir vendiendo, tratando de maximizar el equilibrio entre ocupación y precios.
Probablemente lo que hay que hacer es escandalizarse menos y tratar de entender que detrás de lo anterior no hay nada más que las fuerzas del mercado. Tenemos una oferta buena pero sin duda mejorable que puede servir para atraer demanda nueva. Parece que aprovechar la actual coyuntura para dar a conocer el producto entre nuevos potenciales clientes no es mala idea. Tampoco suena mal tratar de alargar las distintas temporadas.
Son muchas las cosas se pueden hacer para aprovechar este maná y no yendo por el camino fácil de las tasas, los cupos o las prohibiciones. Tenemos claramente el viento de cola por muchos motivos. Hay que tratar de aprovecharlo con la mirada puesta en el largo plazo y entendiendo cómo funciona el mercado. Sería una lástima no aprovechar esta oportunidad para tratar de provocar un salto de calidad en esta industria tan importante. La mejor forma de que el turismo no pierda el norte es procurando no meter palos en la rueda, el mercado lo arregla todo.
Roubini redobla la apuesta
Nouriel Roubini, conocido en la comunidad financiera como el 'doctor catástrofe', ha lanzado un fondo de inversión. Tras muchos años en el candelero como máximo exponente de los pesimistas en el mercado se ha decidido a poner dinero detrás de sus recomendaciones. El éxito que le catapultó en 2008 fue su acierto a la hora de predecir la crisis financiera y desde entonces sigue liderando la legión de agoreros que campan por los mercados.
La lista de riesgos sobre los que lleva varias décadas advirtiendo el señor Roubini es muy extensa. Le preocupa la guerra caliente pero también la fría. Desde luego la inflación demasiado alta pero no solo. Que el dólar deje de ser divisa de referencia o la escasez de materias primas, incluida la comida. Desde luego el cambio climático, las pandemias o la polarización política. La lista probablemente sería más fácil hacerla al revés: lo que no le preocupa. A pesar de que solo se le conoce un acierto, su reputación se mantiene entre la legión de seguidores a los que les encanta que les alimenten sus listas de preocupaciones para justificar su inacción.
De saque, la forma en la que va a tratar de ganar dinero es invirtiendo prácticamente todo en letras del Tesoro americano. Una decisión que le va a reportar pocos sustos pero de la que tampoco se puede esperar grandes retornos. Invierte fundamentalmente en EE.UU. porque hay muchos cientos de kilómetros de océano que les separan de los otros continentes, que es donde ve más riesgos geopolíticos. Además, tienen intención de invertir en inmobiliario tratando de anticiparse a los flujos migratorios que se van a producir como consecuencia del crecimiento del nivel del mar. Y también en infraestructuras. En definitiva, trata de construir una cartera para capear los temporales que en su opinión nos van a azotar en los próximos tiempos.
Probablemente, desde el punto de vista comercial, su vehículo de inversión tendrá éxito. Tiene legión de seguidores y el 'behavorial finance' hace tiempo que nos ha explicado la buena acogida que tienen este tipo de planteamientos en la comunidad inversora.
Ahora, probablemente los resultados que vaya obteniendo sean una buena medida de cómo de rentable resulta apostar continuamente al fin del mundo. Los que nos dedicamos a esto tenemos que agradecerle mucho a Roubini que se haya decidido a tirarse a la piscina. Va a servir para cuantificar que el estar siempre atento a la próxima catástrofe nos hace perdernos muchas oportunidades y desde luego no es una buena inversión. Habrá que seguir su desempeño con atención aunque probablemente ni siquiera sus mediocres resultados sirvan como disuasión de nada.
Jackson Hole, cita anual
La cita anual de los banqueros centrales en Jackson Hole siempre es motivo de comentario. Este año no parece que vaya a dar para muchas novedades aunque probablemente sirva para ver cómo de preocupados están sobre la posible desaceleración de la economía mundial.
Importa recordar que los banqueros centrales en los últimos años han acumulado mucha experiencia y que han estado detrás de muchas de las medidas que nos han servido para capear los muchos temporales a los que nos hemos enfrentado. Han sido capaces de salir de su círculo de confort, de olvidarse del manual cuando la situación lo ha requerido y de lidiar con las expectativas del mercado. Su buen hacer en estos últimos y difíciles años les confiere si cabe mayor autoridad. Y por eso sus comentarios tienen todavía mayor validez.
Veremos si los acontecimientos de las últimas semanas les hace variar el rumbo y anticipan mayores bajadas de tipos de interés. Es poco probable que el movimiento de ida y vuelta en los mercados de estas últimas semanas les haga cambiar el tranco. Con lo que hemos vivido en los últimos años es necesario un terremoto de mayor magnitud para cambiarles el paso. Saben, además, que un cambio forzado de orientación de la política monetaria se podría malinterpretar.
Lo más probable es que no modifiquen sustancialmente las indicaciones. Los tipos bajarán al ritmo previsto porque la economía aguanta razonablemente bien. Probablemente enfaticen que una cosa es el ritmo al que veníamos creciendo y otra muy distinta el nivel de crecimiento. El hecho de crecer algo menos no altera sustancialmente la película, que no es otra que la de seguir creciendo. Es un mensaje que hay que saber transmitir y que el mercado puede malinterpretar. Pero con las que llevan encima, hay que confiar en la capacidad de los banqueros centrales de estar a la altura.
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