Percepciones
La opinión que pueda tener el presidente del gobierno sobre la evolución de la economía es eso, una opinión
Estados Unidos cambia el tranco (14/07/24)
La semana pasada, el presidente del Gobierno se lamentaba en el Congreso de que un 18% de la población española no reconoce que la economía va bien. Lo ponía como ejemplo de las consecuencias que tienen los bulos en el sentir general y lo presentaba ... no como una opinión sino como una certeza. Quizás Pedro Sánchez sería menos rotundo si hubiera leído un reciente sondeo en Estados Unidos que refleja que el 55% de los estadounidenses cree que la economía se está contrayendo. Más de la mitad de la población americana no comparte lo que reflejan los datos sobre la evolución de su economía y directamente creen que están en recesión. En el caso español se trata solo de un 20% y probablemente a nadie se le escapa de que se tratan de dos realidades económicas muy distintas.
Ahora, el meollo del problema está a quien se le pregunta. En el caso español, probablemente no es igual preguntarle a un jubilado al que se le ha tratado con mucho mimo en los últimos años que, por ejemplo, al nieto de este que con un nivel de probabilidad muy alta no pueda emanciparse ni mucho menos pensar en comprarse una casa. Tampoco tendrá que ver mucho la respuesta si a quien se le pregunta es a un funcionario que duerme a pierna suelta y que su máxima preocupación puede ser si va a poder teletrabajar desde el lugar de veraneo, que a un empresario sobre quien se cierne el riesgo de que su empresa sufra un importante menoscabo si la reforma de la jornada laboral acaba aprobándose. Como tampoco es igual preguntar a alguien que está en la cola de Cáritas que a quien pueda estar en un chiringuito. Y así podríamos seguir poniendo ejemplos hasta el infinito.
La opinión que pueda tener el presidente del gobierno sobre la evolución de la economía es eso, una opinión y que, desde luego, no tiene que ser compartida por el resto que también tienen o pueden tener opiniones igual de respetables. Y que una quinta parte de la población española no comparta tu diagnóstico -España va como un cohete- no es síntoma de nada ni consecuencia de ningún tipo de campaña de desinformación.
Además, y esto sí que le debería preocupar a Sánchez, no es la economía lo que le va a mantener o, en su caso, sacar de la Moncloa. Yerra el tiro si piensa que su continuidad al frente del gobierno pasa por como evolucione no ya la economía, sino como la percibimos. Sus problemas son otros y estos están de sobra identificados. Y el pensar general -aunque en este caso podríamos hablar de certezas- no va a variar en función de como vaya la economía. No fue la economía en su caso lo que le trajo, tampoco va a ser lo que le saque. Y aunque evidentemente esto también es opinable, espero no equivocarme mucho en esta última sentencia porque nos va a todos mucho en ello.
Otro amago
En la bolsa mundial se ha producido un pequeño terremoto en los últimos días. No es algo que haya abierto los noticiarios pero desde luego que no ha pasado desapercibido para los que estamos más encima. La bolsa americana en las dos últimas semana ha cambiado el tranco. El catalizador ha sido el probable anticipo de la bajada de tipos de interés por parte d ELA Reserva Federal a la próxima reunión de septiembre. Las pequeñas compañías americanas han subido casi un 10%, mientras que las grandes compañías tecnológicas que han copiado los titulares los últimos años han caído. Las caídas más acusadas las han sufrido las veneradas compañías de semiconductores -los picos y palas de la nueva fiebre del oro que encarna la Inteligencia Artificial- aunque el resto de favoritas del mercado, las conocidas como las siete fantásticas, también se han llevado un revolcón.
Y como siempre pasa con estas cosas, aunque fuera algo esperado e incluso deseado por algunos, cuando suceden, no dejan de sorprender.
Un movimiento tan brusco como el que hemos visto en los últimos días es síntoma de que pilla a todos con el pie cambiado. Además, tampoco deja que los sufridos seguidores de estos índices tomen un respiro porque probablemente tampoco tenían preparada la cartera en este sentido.
Ahora toca tratar de entender si lo ocurrido es el anticipo de algo o solo un paréntesis de la extraordinaria ola que ha propiciado la IA en la renta variable mundial. Y la pregunta desde luego no tiene respuesta evidente. Aprovecho las caídas para subirme al carro de la Inteligencia Artificial o, por el contrario, lo vivido estos últimos días es el síntoma de que el mercado está recuperando la cordura y que este movimiento es solo un frugal aperitivo.
Difícil dilema al que se enfrentan los que les toca bailar con estos índices que además se exacerba por el peso tan descomunal que tienen estas compañías tecnológicas en los índices estadounidenses y globales. Hasta hoy podían mirar para otra parte pero lo ocurrido en los últimos días probablemente les obligue a tomar partido. Puede continuar este brote de exuberancia o, por el contrario, estamos en los primeros compases de una mayor racionalidad? La respuesta en los próximos capítulos. El desenlace promete dejar a muchos en las cunetas, sigan atentos a sus pantallas!
De pena
Los esfuerzos de la vicepresidenta tercera del gobierno por tratar de recuperar la iniciativa no solo dan pena sino que también son una muestra más de la enorme debilidad de este gobierno.
La precariedad electoral de lo que sea que encabeza le ha llevado a una actividad frenética que se ha traducido en un alud de anuncios. Todo vale. Lo mismo da hablar de la jornada laboral que de la tributación de las rentas del capital. Mi reino por un titular. Y lo mejor de todo es que el resultado está siendo el previsto. Desde la condescendencia de algunos de sus socios, a las enmiendas a la totalidad de los que o bien saben del tema o bien tienen que apoyar la eventual reforma legislativa que conllevaría los delirios de la titular de la cartera de Trabajo.
Ni se puede reducir la jornada laboral por real decreto, ni Yolanda Díaz es quien para impulsar la reforma del sistema tributario.
Y lo peor para los suyos no es que ella pueda quedar (todavía más) en evidencia, sino que la respuesta de algunos de sus socios en el Congreso certifican la incapacidad de sacar adelante nada y más en materia económica.
Callar y otorgar le ha supuesto un enorme descalabro en votos que probablemente no vaya a revertir su reciente verborrea. Puede optar por vivir con algo de dignidad sus últimos días o cerrar esta etapa confirmando que es un fantoche. Ella sabrá.
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