EL QUINTO EN DISCORDIA
Economía en 2025
Con respecto a las medidas de Trump, parece poco probable que vaya a sacar adelante lo que ha anticipado
Arbitrariedad sobre arbitrariedad (3 / 11 / 24)
Toca empezar a mirar al año que viene. La idea general, lo que piensan las grandes casas de análisis y bancos de inversión, es que 2025 va a ser parecido a este año. Estados Unidos haciéndolo algo mejor, China va a seguir con la digestión ... de su enorme crisis inmobiliaria y Europa ni está ni se la espera. Hay mucho debate sobre lo que pueda hacer Trump en materia económica y sus posibles consecuencias. Y, por supuesto, otro aspecto importante es lo que pueda pasar con la política monetaria.
Con respecto a las medidas del presidente americano, parece poco probable que vaya a sacar adelante lo que ha anticipado porque fundamentalmente impactarían negativamente el crecimiento económico y alimentarían la inflación. El pragmatismo es una de las señas de identidad de Trump y más, si cabe, en materia económica. No habrá grandes deportaciones -a las dificultades técnicas se añade el impacto en los precios-. Los aranceles son una herramienta de negociación como han dejado claro los principales responsables que ha nombrado Trump en materia económica -perfiles técnicos que contrastan con otros más populistas en otros puestos sin responsabilidad en la economía-. Y la comprometida foto fiscal -déficit y deuda pública disparadas- dificulta grandes bajadas de impuestos.
La Europa de dos velocidades es una realidad. Como a comienzos de siglo, son precisamente las economías más meridionales las que más se han beneficiado de las nuevas dinámicas que se han impuesto tras el covid y la guerra en Ucrania, mientras que las economías más industriales son precisamente las que más están sufriendo. A sus problemas económicos hay que sumar la deriva política en Francia y Alemania.
Con estos mimbres, quizá, lo más importante desde el punto de vista del inversor sea por donde pueden venir las sorpresas -buenas o malas-. Tal vez la economía americana defraude las altísimas expectativas que ha suscitado Trump. El consumidor americano llega algo con la lengua fuera -las tasas de ahorro se sitúan claramente por debajo de las medias históricas- y, a nada que se tuerza la confianza en la economía americana, lo puede hacer algo peor de lo esperado. Nada como para escribir a casa, pero probablemente sí sería una de las mayores sorpresas por lo altas que están actualmente las expectativas.
En el otro extremo está Europa. El potencial de sorpresa es mucho. La tasa de ahorro se ha estabilizado muy por encima de las medias históricas -lo que ha lastrado la recuperación de consumo- y, a nada que se recupere algo la confianza, hay mucho margen de mejora. Expectativas deprimidas que se pueden ver claramente superadas a nada que Alemania levante algo la cabeza y tire un poco del resto. Las elecciones del próximo 23-F pueden ser el catalizador. Una eventual modificación del techo de gasto puede propiciar un sustancial incremento de la inversión en un país que se lo puede permitir. Además, no hay que olvidarse de que también la posible finalización de la guerra en Ucrania tendría consecuencias positivas en lo que al precio del gas se refiere y a una mayor inversión en la reconstrucción del país.
Con respecto a España, la economía va a continuar destacando tanto en absoluto como en relativo. Que se precipite el por otra parte inevitable cambio político sería claramente positivo. A nada que los que lleguen hagan las cosas medio bien, la economía española podría destacar todavía más. Es solo cuestión de tiempo -y a tenor de la cara del presidente, no parece que vaya a ser mucho-.
Tipos en 2025
Como siempre, en lo que respecta a los mercados, lo que pueda pasar con los tipos de interés será determinante. La senda parece clara. Continuarán las bajadas de tipos de interés en las principales zonas monetarias y el debate hoy está en el ritmo de estas y en el punto de llegada. Creo que en sendos aspectos el mercado puede que haya descontado un escenario demasiado optimista.
Por un lado, la última milla en la bajada de la inflación se está atragantando. En una situación de pleno empleo en las economías desarrolladas y tras las pérdidas de poder adquisitivo estos últimos años resulta complicado que los sueldos se embriden. Crecimientos de los salarios por encima del 3% hacen muy complicado que los incrementos en precios se vayan a ir muy por debajo. Y si la inflación no se va por debajo de los objetivos de los bancos centrales es difícil que los tipos se vayan a ir muy por debajo de los niveles que podemos considerar neutrales. Además, importa enfatizar que a pesar de que Trump vaya a matizar sus planteamientos económicos, sus medidas son inflacionistas por lo que no se puede descartar presiones en los precios en Estados Unidos en los próximos meses. Y en estas circunstancias Europa no va a tener tanto margen -o coartada- para diferenciarse. Por lo tanto, en contra de lo que algunos puedan pensar ahora, los tipos continuarán bajando pero no tienen tanto margen para bajar mucho más. Se van a terminar estabilizando cerca los tipos neutrales que se sitúan en el 2,5% en Europa y un punto por encima en Estados Unidos.
Por lo tanto, se pueden descartar algunos escenarios de tipos de interés volviendo a niveles exageradamente bajos que algunos agentes contemplan en sus previsiones. Los tipos van a estabilizarse en los niveles considerados normales. Los tipos cortos cerca de la neutralidad porque tampoco las circunstancias requieren que se vayan mucho más abajo. Y los largos un punto porcentual por encima. Se trata de un entorno de tipos de interés normal y que sirve para romper de una vez por todas con la excepcionalidad en la que hemos estado instalados estos últimos años. a estos niveles del precio del dinero, se debería producir una correcta asignación de los capitales sin que, como ha pasado en los últimos años, se produzcan graves ineficiencias.
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