El poder del dólar
La hegemonía de la moneda de EE.UU. se desarrolla al margen de la marcha de la economía de su país de origen

Adam Tooze (Londres, 1967) es un tipo extraordinario. Historiador económico, tiene una capacidad de producir buenos artículos que abruma. Lo sé porque estoy suscrito a su newsletter -Chartbook- que lleva 161 ediciones y llega unas tres veces por semana a mi correo y procuro leerlas ... todas. Tooze es un experto en la historia económica de la Alemania nazi y ha sido designado por la revista 'Foreign Policy' como uno de los pensadores clave de esta década, pero esta semana, su newsletter Nº 160 traía un regalo para los friquis de la economía moderna: la carta-respuesta que el economista Charles Kindleberger le envío a Ben Bernanke cuando este le remitió el trabajo por el cual le han dado el Nobel de Economía.
El premio ha sido controvertido. A los economistas de la escuela austriaca que se dicen seguidores de Hayek, no les ha gustado porque Bernanke fue un banquero central que legitimó el intervencionismo monetario con sus expansiones cuantitativas. Y para muchos, eso mismo lo convierte en un héroe porque salvó la economía real por encima de las teorías. Como decía el 'Wall Street Journal', Bernanke es de los pocos economistas que han tenido que empeñar sus ideas académicas en la realidad y en su caso, ¡siempre fue coherente! Pero, además, Bernanke es un monetarista, como Milton Friedman, y eso transgrede ciertas ortodoxias al tiempo que impide que lo devoren los de su misma especie.
Pero lo realmente llamativo tiene que ver con un hallazgo de Perry Mehrling, un profesor de la Universidad de Boston que acaba de publicar una biografía de Kindleberger que se titula 'Money and Empire: Charles P. Kindleberger and the Dollar System'. Mehrling publicó la semana pasada la reacción de Kindleberger cuando Bernanke le pidió que revisara su 'paper' sobre la Gran Depresión: muy elegantemente le dijo que era un trabajo inútil, porque diagnosticar el pasado no sirve de nada.
En este libro, Mehrling explica cómo el dólar ha gobernado la economía global al margen de la fortaleza o debilidad de la economía norteamericana. Hoy estamos comprobando que el dólar es la auténtica 'criptomoneda' y que Kindleberger tenía razón: el sistema monetario no es una colección de islotes (países) que toleran al dólar, sino una red más compleja donde la moneda norteamericana se infiltra a través de productos y modalidades.
Traigo a colación esta idea al hilo de que el alto representante europeo Josep Borrell ha recordado esta semana que a través del dólar EE.UU. nos exporta parte de su inflación. Como escribe Mehrling en su libro, «si bien es posible que EE.UU. se haya vuelto incapaz de liderar» el mundo, el sistema global del dólar no solo sobrevive sino que se expande. Y lo hace a medida que los actores privados encuentran formas para aislarse de los 'shocks' nacionales y la red de bancos centrales que colabora con la Reserva Federal encuentra nuevos instrumentos «para poner un suelo firme debajo del barrizal» y proporcionar tracción a la economía. jmuller@abc.es
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