AJUSTE DE CUENTAS
Pensiones y ahorro
Ismael Clemente ha agitado las aguas del capitalismo español haciendo ver que ahorramos poco y mal
Los trabajadores podrán rescatar los ahorros del fondo público de pensiones a los diez años

Ismael Clemente, el consejero delegado de Merlin Properties, puso el dedo en la llaga del capitalismo patrio la semana pasada a raíz de la entrada de capitales saudíes en Telefónica: España es un país «deficitario» en materia de inversión y casi todo el capital « ... está en manos extranjeras» y una de las causas sería nuestro sistema de pensiones. Textualmente dijo: «La (causa) fundamental, tal vez, es que nosotros optamos en su momento por un sistema de pensiones de contribución-distribución, un sistema público, mientras que los grandes países exportadores de capital suelen coincidir con países que optaron por sistemas privados».
La afirmación causó polémica por diversas aristas. Clemente cometió una imprecisión: no importa si el sistema de pensiones es público o privado, lo relevante es que sea de capitalización y no de reparto. La diferencia, en términos simples, es que un sistema de capitalización toma las cotizaciones del trabajador y las ahorra en una hucha mientras que el de reparto las toma y las usa para pagar las pensiones actuales.
Pero, con sus palabras, Clemente apuntó a la necesidad de un ahorro interno vigoroso. En España, desde 1970, que es el primer año en que hay cifras, la tasa de ahorro interno (el PIB menos el gasto de consumo final) se ha movido en una franja entre el 19,7% y el 26,9% del PIB. En 2022 fue del 22,4% del PIB. Estamos en el promedio de la OCDE, pero cuatro puntos por debajo del promedio de la Eurozona y de la UE.
Hace 35 años, cuando no existía el libre movimiento de capitales, el ahorro interno era crítico. Es muy probable que el crecimiento español se viera lastrado por la falta de capitales durante el franquismo, pero desde el ingreso en el Mercado Común -y mucho más desde la entrada de España en el euro-, no han faltado porque cuando no lo suple el ahorro interno se compensa con el ahorro externo que es el recurso a la deuda. La facilidad con que se producen estos flujos en el euro ha hecho que los economistas no le presten mucha atención a la estructura del ahorro (salvo el de las familias) y se fijen más en la inversión.
Pero, sin duda, que este velo no nos permite apreciar los efectos benéficos del ahorro a los que aludía Clemente. Por eso es interesante ver el impacto que un sistema de capitalización tuvo en la economía de un país como Chile, que no está en el euro ni en la UE. Aunque hoy es un país integrado en los mercados de capitales, no siempre fue así. Su tasa de ahorro histórica era ridícula. En 1982, cuando se introdujo la capitalización fue del 9,1% y en 1989 llegó al 30% marcando un máximo del 36,2% en 2006. Desde ahí no ha hecho más que descender hasta el 21,7% en 2022 coincidiendo con la campaña de descrédito contra el sistema de capitalización. Pero fue el hecho de que la capitalización sea dinero real el que permitió que a partir de 2020 los chilenos dispusieran de hasta tres retiros de sus fondos previsionales con motivo de la pandemia. En España, nadie podría retirar a cuenta de sus cotizaciones, no sólo porque la ley lo impide, sino porque el dinero ya no está. jmuller@abc.es
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