La industria amenaza con deslocalizaciones por los altos precios energéticos
Las empresas piden medidas fiscales para reducir la diferencia con otros países y una mejor regulación
El coste del gas está tensionado por cuestiones geopolíticas y los gases renovables todavía no son competitivos

Las consecuencias económicas derivadas de la guerra en Ucrania han reducido su intensidad, sobre todo en el ámbito energético. La crisis de precios que se vivió hace dos años ha quedado en el olvido. Sin embargo, por otros motivos —y circunstancias distintas— los costes en ... este materia para la industria española siguen elevados. Tanto, que dentro del sector no cesa el rumor de ejecutar deslocalizaciones de la producción buscando pagar menos por la energía. Piden que se tomen medidas a nivel fiscal o regulatorio con el objetivo de igualarse a otras regiones donde, con el mismo precio del gas, el coste energético final es menor.
Esta situación afecta por igual al conjunto del tejido industrial español, pero tiene mayor impacto, si cabe, en las empresas gasintensivas. Es decir, las compañías que usan —además de electricidad— el gas como un elemento clave para la elaboración de procesos. Por si fuera poco, y en la encrucijada por elevar los ritmos de descabonización, los gases renovables que ayudarían en esta tarea siguen por el momento con precios muy elevados.
Voces autorizadas del sector advierten de que la industria española sigue perdiendo competitividad, algo que se refleja en el descenso del consumo de gas. Así lo ha expresado en el reciente foro industrial del gas la presidenta de GasIndustrial, Verónica Riviere, que sostiene que los precios siguen impactando de manera directa y que eso también supone redefinir las estrategias.
Desde esta organización, que vela por los intereses de compañías como Borges, Cosentino, Fertiberia, Iberpapel, Mahou San Miguel, Pamesa, Roca, Sidenor, y otras tantas, ponen de manifiesto que la industria gasintensiva atraviesa una serie de problemas derivados de la falta de competitividad que genera un desplazamiento de la producción nacional, un aumento de las importaciones y una reducción de pedidos en detrimento de otras regiones que se aumentan por unos menores costes energéticos.
No es la primera vez que Riviere muestra su preocupación por la destrucción de la demanda. Ya lo hizo el año pasado en el mismo foro. Y la situación no ha cambiado en exceso. Así, algunas empresas consultadas por ABC confirman que los costes energéticos siguen siendo un problema pese a que la industria se va recuperando. Pero existe una realidad en paralelo: ha aumentado la exportación de productos de países donde los costes energéticos son menores. La tesis que plantean es simple: si no hay ningún tipo de ayuda es difícil competir contra países que sí tienen apoyos externos para enfrentarse a esos precios.
Para defender estos argumentos, desde el sector se parapetan en el denominado 'Informe Draghi'. Este documento sostiene que el precio de la energía se identifica como uno de los mayores riesgos para la industria europea. Actualmente, a ésta le cuesta un 158% más la electricidad y un 345% más el gas natural que a la industria estadounidense. De hecho, la producción industrial con uso intensivo de energía en la Unión Europea ha disminuido entre un 10 y un 15% desde 2021. Y concluye la parte de competitividad explicando que «es necesario un mayor apoyo institucional y reducir los impuestos a la energía».
En este sentido, desde GasIndustrial reconocen el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a la industria gasintensiva en diversos momentos con determinadas medidas, «pero no han sido suficientes». Entienden que la industria necesita herramientas de competitividad que reduzcan la brecha de los combustibles renovables. «La competencia en Alemania, Francia o Italia ya están compensando esa brecha de precios para el consumidor», y por eso Riviere insiste en la necesidad de disponer de herramientas como el Estatuto del Consumidor Gasintensivo, un fondo de competitividad, contratos por diferencia o medidas fiscales que reduzcan el diferencial de precios.
Clave renovable
Otro problema añadido es que los gases renovables tampoco son competitivos, y el problema es que hay industrias que no se pueden electrificar porque tiene altos procesos térmicos, y no hay tecnología que pueda dar esa temperatura. Por eso, los gases renovables y el gas natural van a ir de la mano. Ahora bien, con costes por encima de los 90 euros el megavatio, cuando hay que exportar producción, el problema es mayor todavía.
En este sentido, desde la industria muestran cierta intranquilidad, porque esperaban que la equiparación de costes llegase antes. Necesitan que los costes de esta tecnología verde se reduzcan cuanto antes.
El problema
El precio del gas —por encima de los 40 €/MWh en algunos tramos de las últimas semanas— vuelve a hacer de las suyas, y los impactos para esta inestabilidad son múltiples. Según explica el socio director de Advanced Energy Consulting, Jordi Martínez, la demanda será clave. Explica que «estamos viendo desde hace bastante tiempo noticias poco alentadoras desde Alemania, el corazón industrial de la Unión Europea. La demanda ha estado recuperándose un poco, pero está lejos de recuperarse. Asia de momento tampoco está mostrando signos de mucha recuperación, así que hasta la primera ola de frío que llegue en Asia (índice JKM) o Europa (índice TTF) no deberíamos ver grandes sorpresas».
En cuanto a la meteorología, Martínez expone que «los modelos y el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo (ECMWF por sus siglas en inglés) pronostican un invierno de temperaturas por encima de lo normal, así que no deberíamos tener, en términos generales, grandes sorpresas en Europa» por lo que supondría un consumo disparado.
El otro gran factor tiene que ver con la geopolítica. En estos momentos existe una calma tensa por el conflicto bélico entre Israel e Irán, pero los mercados mantienen el pulso. Mayor intranquilidad genera el contrato de tránsito de gas de Rusia a través de Ucrania, que expira el 31 de diciembre, y sobre el que no existen visos de continuidad.
Asimismo, aunque el transporte y venta de gas natural licuado (GNL) se mantiene a la espera de lo que haga Donald Trump en su vuelta a la Casa Blanca, lo cierto es que gran parte de este tránsito se está desviando a Asia porque está retribuyendo más. Lo mismo sucede con Egipto, que ha pasado de exportador de GNL a importador.
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