El incidente de Alaska Airlines vuelve a cortar el vuelo de los MAX de Boeing
El gigante estadounidense había logrado pasar página tras el escándalo de los accidentes de 2018 y 2019
Aterriza de emergencia un vuelo de Alaska Airlines tras perder una ventana
EE.UU. inmoviliza 171 aviones Boeing 737 MAX 9 tras la pérdida de fuselaje de este modelo en un vuelo de Alaska Airlines
Los 171 pasajeros del vuelo 1282 de Alaska Airlines del pasado viernes recibirán una compensación con la devolución del precio del billete y 1.500 dólares por parte de la aerolínea por el incidente que sufrieron el pasado viernes por la tarde. No parece suficiente para compensar el susto.
Poco después de despegar desde Portland (Oregón) hacia Ontario (California), el panel de una puerta de emergencia se desgajó y los pasajeros tuvieron que pasar media hora en un avión con un boquete enorme, con la cabina despresurizada y sin saber si saldrían con vida de esa. «De verdad pensé que íbamos a morir», aseguró a 'The Wall Street Journal' Sreysoar Un, una pasajera sentada justo detrás del panel que salió volando y que, por suerte, no tenía sentado a nadie.
Pero la compensación que pagará Alaska Airlines y el impacto sobre sus vuelos en los próximos días es sobre todo una minucia comparada con el daño que puede suponer para Boeing, constructor del 737 MAX 9 que protagonizó el incidente. El gigante estadounidense de la aviación empezaba a salir de una pesadilla de accidentes y problemas de fabricación de esta línea MAX, la que más vende a aerolíneas, y el incidente de Alaska Airlines vuelve a poner a sus aviones en el punto de mira.
El incidente, de momento, ha supuesto que 171 aviones 737 MAX 9 se quedaran en tierra el sábado por orden de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. para revisar su estado. En EE.UU., solo Alaska Airlines y United Airways operan con estos aviones. Esta última tenía previsto realizar cerca de 8.000 vuelos este mes con el MX 9, mientras que Alaska Airlines tenía previstos otros 5.000. Southwest Airlines, la mayor aerolínea de EE.UU. en número de pasajeros de vuelos domésticos, utiliza muchos Boeing MAX, pero no el MAX 9.
Las revisiones de los aviones han supuesto cientos de cancelaciones para United y Alaska, que es posible que se extiendan hasta mitades de esta semana.
El impacto también se ha sentido más allá de EE.UU. Algunas aerolíneas hispanoamericanas, como la panameña Copa y la mexicana Aeroméxico también dejaron en tierra sus MAX 9 a la espera de revisiones. Turkish Airlines, que dispone de cinco de estos aviones, tomó también la medida. No así Icelandair, porque detalló que sus MAX 9 tienen una configuración diferente a la del avión impactado.
Lo último que necesitaba Boeing era un incidente relacionado con su línea de aviones 737 MAX. Hace unos años, la compañía sufrió una crisis profunda tras dos accidentes encadenados en dos vuelos con 737 MAX 8. El primero, en un vuelo de Ethiopian Airlines, en 2018. El segundo, un año después, en un vuelo de Lion Air en la isla de Java, en Indonesia. Los aviones se estrellaron por problemas en un sistema de control de vuelo novedoso -MCAS- y murieron 346 personas en total.
Aquello acabó en un socavón en la reputación de Boeing, la suspensión de órdenes de compra de aviones, el despido del entonces consejero delegado, Dennis Muilenberg, y una multa del Departamento de Justicia de 2.500 millones de dólares por engañar a los reguladores.
El año pasado, Boeing parecía haber completado la resurrección de su programa MAX, con una multiplicación de peticiones por parte de las aerolíneas ante el aumento vertiginoso del tráfico aéreo tras la pandemia y después de que en 2020 los reguladores dieran luz verde a proseguir con la fabricación de esos aviones. A finales del mes pasado, los reguladores chinos daban por fin luz verde definitiva a los MAX en sus aerolíneas, lo que parecía la confirmación definitiva de esa recuperación.
En verano, la producción de los MAX sufrió turbulencias por un problema de agujeros mal perforados en el fuselaje, lo que detuvo el ritmo de fábrica. Es probable que esos problemas formen parte de las investigaciones que han emprendido ahora los reguladores aéreos en EE.UU. y en el extranjero, que afectarán también a Spirit Aerosystems. Esta compañía de fuselaje es la responsable de instalar los paneles de las puertas de emergencia como el que se desgajó del avión el pasado viernes.
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