Pablo Hernández de Cos
El gobernador ingobernable
Fue el último nombramiento que hizo Mariano Rajoy dos días antes de la moción de censura que desalojaba al líder del PP de La Moncloa. Hernández de Cos dirá adiós el 10 de junio tras seis eficaces años de ejercicio al frente de un Banco de España que ha modernizado e internacionalizado a partes iguales
Pablo Hernández de Cos: «Es necesaria una revisión integral del sistema tributario y del gasto público»

El reinado de Pablo Hernández de Cos (Madrid, 1971) al frente del Banco de España llega a su fin. Se va con la satisfacción del trabajo bien hecho, dejando la institución en lo más alto de su reputación, tanto en el plano doméstico ... como en el internacional. El próximo 10 de junio será su último día, tras seis años cumpliendo objetivos y superando retos. Haber logrado aumentar la representación del banco en las instituciones financieras europeas en emplazamientos clave tanto como haber ganado peso en las decisiones de la política monetaria del Viejo Continente, son hechos consumados de los que se enorgullece especialmente. Como orgulloso está de la buena relación con los medios y de su educada interlocución con los políticos, en especial con los diferentes miembros del Gobierno, relación no exenta de polémica en la mayoría de las ocasiones.
Y es que Hernández de Cos fue en la práctica el último nombramiento de la era Rajoy apenas dos días antes de la moción de censura que desalojaba al líder del PP de La Moncloa. Se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 30 de mayo de 2018 (para surtir efecto el 11 de junio) en paralelo con el de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, que fue sancionado por el Rey el 1 de junio y publicado en el BOE el 2 de junio.
Por entonces, el PP y el PSOE estaban en plenas negociaciones sobre la identidad de los sustitutos de Luis María Linde y Javier Alonso, gobernador y subgobernador respectivamente, cuando Sánchez anunciaba el 25 de mayo su moción de censura contra Mariano Rajoy. Pese a ello, el 28 de mayo, el ministro de Economía, Román Escolano, decidía proponer a Hernández de Cos, entonces director general de Economía y Estadística del Banco de España, como nuevo gobernador.
El flamante gobernador esperaba convivir al menos un par de años con el líder popular al frente del país, pero no pudo ser. El Ejecutivo socialista no puso peros a su llegada, su nombre estaba pactado dos meses atrás. Ahora bien, se pudo resarcir de no haber elegido a otro gobernador por apenas unos días con el nombramiento semanas después de Margarita Delgado –entonces alta directiva del área de supervisión bancaria del BCE– como subgobernadora, por recomendación del propio Hernández de Cos a la entonces ministra de Economía, Nadia Calviño. La complementariedad y empatía entre ambos, ha sido un hecho.
Y a partir de ahí, a gobernar, a relanzar y a modernizar la institución. Un salto cualitativo hacia la mejora del papel de la autoridad monetaria española que trabajó, en paralelo, en dos dimensiones. Interna y externa.
Modernidad y transparencia
Así, de puertas para afuera pero en clave doméstica, se le ha percibido como un gobernador ingobernable. Su fama de independiente si bien transparente, cercano y con cero soberbia, le ha acompañado a lo largo de todas sus comparecencias y discursos. El nivel de transparencia que ha logrado en la comunicación de sus análisis e intervenciones ha sido muy alto. A través de la página web o de la relación personal con los medios, en 'briefings', entrevistas, apariciones en televisión... todo con un lenguaje más claro que antaño con otros gobernadores, que se percibía como engorroso y complicado. Los mensajes del Banco de España han llegado así al ciudadano de forma más natural, inteligible y directa. «Prefiero hablar con los periodistas sin intermediarios», confiesa. Misión cumplida, pues.
Como lo fue su relación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez y resto del arco parlamentario. Nada idílica ni exenta de polémica, lógico, pero sí educada y desde la honestidad de las cifras y del análisis. Poniendo los puntos sobre las íes año tras año desde su llegada, manteniendo la tensión con el Gobierno cuando uno dice las cosas que debe decir, como no puede ser de otra manera, pero sin deteriorar la relación.
En 2018, a cuenta del SMI. En 2019, los reiterados toques de atención respecto al descabellado aumento del déficit públicó, un año que tendría que haber sido el de la consolidación. Luego con la llegada de la pandemia, el aviso constante, pero ignorado, de que era el momento de darlo todo desde la política fiscal. Y aunque parezca mentira, el gobernador se encontró con la resistencia de Montero y Calviño, que no querían gastar tanto.
En 2021, las ayudas directas –que De Cos quería que estuvieran focalizadas en colectivos concretos, y no destinadas a toda la ciudadanía, como se hizo–. En 2022, la crisis energética y la galopante inflación... momento clave para iniciar la retirada y los ajustes fiscales; la lentitud en la ejecución de los fondos europeos... Todos mensajes claros que provocaron fricciones con el Gobierno, como ocurrió después con la reforma laboral y la de las pensiones, siendo esta última la que más preocupa al Banco de España.
Salto hacia delante en el plano internacional
En el plano internacional, no hay dudas sobre el salto hacia delante del Banco de España. Tras el nombramiento de Luis de Guindos como vicepresidente del BCE –prácticamente también de forma simultánea con su llegada a la institución monetaria–, la mayor presencia española en cargos relevantes en organismos europeos durante su mandato ha sido un éxito: José Manuel Campa, como presidente de la Autoridad Bancaria Europea en París; Óscar Arce, como director general de Economía del BCE en Fráncfort; y Jesús Saurina en Bruselas, como miembro de la junta única de supervisión.
Al mismo tiempo, Hernández de Cos ha sido el adalid de un estrechamiento de relaciones con los banqueros centrales al otro lado del Atlántico. Fue en abril de 2021, en un entorno marcado de lleno por la pandemia del Covid-19, cuando, de forma telemática, se celebraba la I Reunión Iberoamericana de Bancos Centrales, organizada conjuntamente por el Banco de España y la Secretaría General Iberoamericana. Un primer encuentro, repetido en años posteriores, de los gobernadores de los bancos centrales de los 22 países de la región en el que la cooperación e intercambio de experiencias e información eran más necesarios que nunca para dar una mejor respuesta a la crisis sanitaria, social y económica.
La reunión fue presidida por la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, y por Hernández de Cos. Un estrechamiento de lazos que ha pervivido hasta la fecha. No en vano, el Banco de España y el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) organizaron los pasados 9 y 10 de mayo, en la sede madrileña de la institución monetaria española, su CXVI Reunión de Gobernadores.
Buen 'feeling' con Lagarde
El gobernador español presume de su buena relación con la presidenta del BCE, Christine Lagarde, lo que le ha autorizado a influir en la toma de medidas tan extraordinarias como las adoptadas durante la pandemia para inundar de liquidez los mercados y permitir una financiación holgada para las empresas, las familias y los gobiernos de los países del área del euro.
Se ha sentido cómodo tanto en los momentos de laxitud de la política monetaria europea –que se ha criticado desde los sectores económicos más liberales que consideran esas compras mil millonarias de deuda pública como germen de la inflación posterior y de la falta de control del gasto por parte de los gobiernos–, como en el proceso de endurecimiento de esa política, con una escalada de tipos de interés en un tiempo récord para hacer frente al alza de los precios, que también algunos han puesto en entredicho por el frenazo económico que han llevado aparejada, o por el daño a las economías de las familias endeudadas.
Cree que ha dejado un sector bancario más saneado y solvente del que encontró. Su última acción, la creación de un colchón de capital para hacer frente a las futuras crisis. Le hubiera gustado ayudar a mejorar la reputación del sector pero, reconoce, que el Gobierno no se lo ha puesto fácil.
Quién le sucederá, es toda una incógnita para él como para el resto del mundo, aunque le gustaría que su sucesor fuera pactado entre PSOE y PP como fue su nombramiento. Su extraordinario currículum ahora es todo un aval de cara a su futuro profesional, que empieza el 11 de junio. Público es que le gustaría continuar trabajando «en un entorno similar» al del Banco de España o del BCE, en el que ha trabajado, «muy cómodo», en los últimos 26 años, pero sobre todo, en Fráncfort; en cargos intelectualmente muy atractivos y que le permitirían seguir desarrollando «una actividad de política económica pública».
Es miembro del Consejo de Gobierno del BCE y del Instituto de Estabilidad Financiera del Banco de Pagos Internacionales y, de momento, seguirá un año más, porque además así se lo ha pedido Lagarde, como presidente del Comité Técnico Consultivo de la Junta Europea de Riesgo Sistémico, con lo que cumplirá su aspiración de seguir ligado al mundo de los bancos centrales. Además, al tener dos años de incompatibilidad con el cargo que deja, quizás se decante por la docencia o la asesoría desde algún 'think tank' internacional... Alternativas, haberlas haylas para un profesional que nunca se ha dejado gobernar.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete