nuevo orden mundial
El gasto en defensa y los aranceles dan una oportunidad a Europa para ser más competitiva, apunta Esade
La evolución de la posición norteamericana ha hecho evidente a Europa que debe hacer esfuerzos para desencallar el plan Draghi, apuntan los expertos de la escuela de negocios
Prevén que el crecimiento del PIB de nuestro país se ralentizará al 2,5% en 2025, al 1,9% en 2026 y al 1,7% en 2027
Trump confirma aranceles del 25% desde este martes para Canadá y México y para productos agrícolas el 2 de abril

La guerra arancelaria que ha abierto Donald Trump puede ser la excusa para que Europa lleve a cabo lo que durante mucho tiempo ha evitado: una flexibilización de sus normas de disciplina fiscal para financiar una reconversión económica que la haga más competitiva. Es ... la principal conclusión de los expertos de Esade que hoy han participado en la presentación del Informe Económico y Financiero 2025 de la escuela de negocios catalana.
Un aumento del gasto es precisamente lo que pedía Mario Dragui en el ya célebre informe que le encargó la Comisión Europea. En él, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) situaba en 800.000 millones de euros al año (el 4,5% del PIB de la UE) de dinero público y privado el montante necesario para que el Viejo Continente recupere el terreno perdido frente a China y los EE.UU. en términos de crecimiento económico, innovación y productividad.
Es pronto aún para saber si las últimas decisiones de Trump en cuanto a los aranceles y la guerra en Ucrania son simplemente un mecanismo de negociación dura o se encaminan hacia un cambio de paradigma, hacia un mundo basado en bloques y la ley del más fuerte y no en las reglas de juego liberales. Como ha apuntado Toni Roldán, director del Centro de Políticas Económicas de Esade, si estamos ante lo segundo, el mundo asistirá al final de un orden mundial vigente desde la Segunda Guerra Mundial. Valga este dato, y es que, hasta hace unos días, los aranceles a nivel global estaban en una media del 3%.
Lo cierto es que Europa ya ha empezado a adaptarse a la nueva situación, con más fuerza si cabe tras el tenso encuentro entre Trump y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski el pasado viernes. Hace apenas dos días la Comisión Europea propuso a los gobiernos europeos un paquete de medidas en defensa que podría alcanzar los 800.000 millones de euros de gasto y que, lo más importante, incluye préstamos que no computarán para el cálculo del déficit. También esta semana, el nuevo Gobierno de coalición alemán ha anunciado una inversión de medio billón de euros para infraestructuras y la creación de un fondo para defensa que podría alcanzar los 400.000 millones, además de la necesaria reforma constitucional para revisar el techo de deuda.
«La evolución de la posición norteamericana ha hecho evidente a Europa que debe tomar medidas y hacer esfuerzos para ponerse de acuerdo en cómo financiar el esfuerzo conjunto para desencallar el plan Dragui», ha explicado Manuel Hidalgo, economista de Esade. Para este experto, eso pasa por la revisión de las cifras de déficit permitidas y algún tipo de emisión conjunta de deuda «al estilo Next Generation» para mejorar la productividad.
Productividad, competitividad, infraestructuras (especialmente en el caso de Alemania)...; en todos estos campos Europa está rezagada con respecto a los Estados Unidos. También en inversión tecnológica, que según apuntaba Mario Dragui en su informe es la principal razón del comportamiento divergente del PIB a ambos lados del Atlántico. En 2024 la economía de la eurozona creció apenas un 0,7% y la estadounidense lo hizo un 2,8%. Para 2025, la previsión de Esade -en línea con las de la mayoría de los 'think tank' mundiales- es que la eurozona cerrará con un 1% de crecimiento, y los EE.UU., de alrededor de un 2,5%.
La deuda no sirve si se destina a gastos corrientes
Pero, Estados Unidos no es el único competidor de Europa. La economía china creció un 4,8% en 2024 y se espera que lo haga al 4,6% en 2025, India se situó en el 7% en 2024 y en 2025 podría estar en torno al 6,5%, y Sudamérica mantendrá durante el próximo año un crecimiento similar al observado en 2025, en torno al 2,5%.
A partir de ahí, está por ver si la flexibilización de las normas de déficit hacia la que se encamina Europa tendrá solo los efectos deseados o también habrá contrapartidas. Según han apuntado hoy los expertos, si se usa para pagar gastos corrientes el efecto sobre la inflación será negativo. Lo «ideal», han apuntado, es que ese endeudamiento se use para hacer inversión pública orientada hacia la innovación, la competitividad y la productividad.
Para los expertos de Esade, el gasto en defensa es un buen ejemplo de una inversión con un buen retorno en términos de competitividad, con el beneficio agregado -lógicamente- de que incrementa la seguridad. Además, con estas medidas tendentes al reforzamiento estratégico, Europa lanza una señal positiva a los mercados financieros.
Reducen la previsión de crecimiento de España
Si de gastos corriente se trata, en España uno de los principales son las pensiones, que reducen el margen fiscal del Gobierno para aumentar la productividad. Para Manuel Hidalgo, la cara negativa de las sensacionales previsiones del PIB de nuestro país (en torno al 2,5% en 2025) es el envejecimiento, la vivienda, los altos niveles de desempleo (en buena medida debido a los desequilibrios en la formación) y las barreras a las que se enfrentan las pymes, que conforman la mayoría del tejido productivo. Para hacer a las pequeñas empresas más competitivas y por tanto productivas, dos temas que han sido centrales en la charla de esta mañana, Hidalgo ha apostado por mejorar la capacidad de financiación, acabar con las disparidades territoriales entre CC.AA. en lo que refiere a la regulación o mejorar la formación de los directivos. Con todo, Esade prevé que el crecimiento del PIB de nuestro país se ralentizará al 1,9% en 2026 y al 1,7% en 2027.
Sobre la reducción de la jornada laboral que planea el Ejecutivo, Hidalgo ha avisado de que si bien puede llevar a un aumento de la productividad, es posible que eso no compense el aumento de los gastos laborales, pues así lo atestigua la evidencia de otros países. Es decir, se traducirá en mayor inflación, lo comido por lo servido.
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