el quinto en discordia
Final del final
El cambalache orquestado por la ministra de Hacienda está condenado al fracaso
Arbitrariedad sobre arbitrariedad
El amago de reforma fiscal del al que estamos asistiendo es la mejor muestra de la inmensa debilidad de este Gobierno. El cambalache orquestado por la ministra de Hacienda está condenado al fracaso. A estas alturas del partido, ninguno de los partidos que han ... dado aire a esta legislatura parece dispuesto a mirar para otro lado en el juego de trileros en el que se ha convertido la negociación de cada una de las leyes. El eventual beneficio o beneficios de que continúe esta legislatura no compensa el coste electoral de seguir ligado, aunque sea de forma tangencial, a este Gobierno en descomposición.
La cronología de la negociación es una buena muestra de que las cosas han cambiado. Como en otras ocasiones en lo tocante con la economía, el Gobierno optó por grajearse primero el apoyo de los partidos de corte conservador para dárselo hecho al resto. Sin embargo, todo ha salido mal. Primero, PNV y Junts han vendido más caro su apoyo y no han permitido -o, mejor dicho, solo han permitido a medias- que el gobierno sacará adelante medidas que van en contra de los planteamientos económicos más ortodoxos -impuesto a las energéticas y, en menor medida, a la banca por aquello de que tienen peor prensa, en fin-, lo que ha provocado que en el otro extremo levantaran la voz exigiendo, a cambio de su apoyo, otra serie de contrapartidas sin pies ni cabeza -eliminación de exenciones fiscales a socimis o seguros médicos entre otras- que ha provocado el descarrilamiento de la negociación.
Las posturas son irreconciliables y no parece que nadie vaya a cambiar de posición en las pocas horas que quedan para que se apruebe en plazo la trasposición de la directiva europea que impulso esta reforma fiscal por la puerta de atrás del Gobierno. La solución más probable es un acuerdo de mínimos que sirva para trasponer la directiva fiscal europea sin mayores reformas. Incluso podría darse la paradoja que el PSOE necesitara el apoyo del Partido Popular. Algunos de sus socios no están dispuesto a apoyar otra cosa que no sea lo que han acordado anteriormente. De ser así, la foto 'finish' de esta tramitación parlamentaria sería para el recuerdo.
El Gobierno no tiene capacidad para impulsar ninguna reforma económica. Ni esta reforma fiscal, ni el techo de gasto en su momento ni, con toda seguridad, los Presupuestos Generales del Estado en las próximas semanas aunque ya estén completamente fuera de plazo. En estas circunstancias, la opción de seguir adelante se antoja una alternativa que no tiene visos de llegar muy lejos. De derrota en derrota, hasta la desaparición final.
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