Un Madrid efectivo y sólido se permite soñar

La eliminatoria está compuesta por 180 minutos y ambos equipos emplean los primeros en renunciar al ataque para estudiarse y respetarse en su lugar. Posesiones horizontales, cero riesgos y aguardar a que el rival cometa el primer error. Y este llega por parte de la zaga blanca, que permite a Russo filtrar un gran pase hacia Blackstenius. Para fortuna del Madrid, Misa se hace gigante y evita el tanto de la sueca.

Entonces, llega el primer fallo del Arsenal, bastante más grosero, y las de Toril, como se debe hacer en la pelea por las cotas más altas, no perdonan. Un pérdida 'gunner' permite a Bruun comandar el contraataque con Caicedo en busca de la profundidad. El envío de la danesa es defectuoso, pero el inexplicable intento de control de Williamson permite que el balón prosiga su camino por debajo de su bota. La colombiana, en su regreso a la titularidad un mes después, no desaprovecha el regalo y bate con facilidad a Zinsberger para adelantar a las suyas.

No trastoca para nada los planes de las inglesas el tanto del Madrid. Replegadas, dejan hacer al conjunto blanco, y apenas conceden espacios a las bien vigiladas atacantes locales. El espectáculo, entre el mal estado del césped y las reservas de los dos equipos, se presenta mejorable. A pesar de ello, recuerda el Arsenal que necesita de poco para generar peligro, esta vez con un disparo lejano de Mead tras recoger un despeje que se marcha ligeramente desviado.

El paso por vestuarios provoca un cambio de roles. Es el conjunto inglés quien eleva la intensidad y asume el dominio en busca del empate, mientras el Madrid recula y fía a la velocidad de su ataque la posibilidad de aumentar su renta. El buen hacer de Lakrar y María Méndez, atentas y contundentes en el centro de la zaga, impide que la tranquilidad de Misa se vea afectada. No así la del Di Stéfano, que ve cómo Leupolz se marcha del césped entre lágrimas tras dañarse la rodilla derecha por la que llegaba entre algodones. A cambio, Irune Dorado se estrena en la Champions a sus 16 años.

Agotada la gasolina de Caicedo y Bruun son relevadas por Athenea y Feller, cuya misión es permitir a las blancas coger aire entre ataque y ataque de un insistente conjunto inglés. Lo intenta la francesa con sus habituales arrancadas, pero es la española en su primera aparición que premia a lo grande la resistencia del Madrid. Recibe el balón en pleno contraataque y, tras un par de toques hacia la frontal, suelta un potente disparo que Zinsberger no acierta a desviar.