real madrid
Sin chispa, sin acierto y embolicado en el fango de las protestas: Bellingham se queda sin sonrisa
Bellingham no solo ha bajado notablemente su números de goles y asistencias en 2024, sino que ha perdido la magia y anda enfadado con el mundo, justo lo que él le pedía a Vinicius que no hiciera
Guardiola se queja del césped del Bernabéu

Cuando el Madrid fichó a Bellingham el pasado verano fue, sobre todo, para noches como las de ayer en Champions. En el Bernabéu, ante un vigente campeón diezmado por las bajas, sin su portero titular (Ederson), ni su mejor defensa (Aké), ni su ... anti Vinicius (Walker) y, también, sin su jugador diferencial (De Bruyne), era el día para que el equipo lo liderara Jude, el futbolista de los 100 millones de euros que eligió vestir de blanco y no de citizen.
No fue así y, aunque suene extraño, tampoco sorprendió tanto. El 2024 de Bellingham nada tiene que ver con la parte de 2023 (julio-diciembre) en la que ha vestido la camiseta del Madrid. Cierto que el listón, no solo de goles y asistencias, lo colocó bien arriba, pero de ahí a su actual rendimiento hay grises. Y no los ha visitado. Jude lleva solo cuatro dianas (tres en Liga y una en Champions) y dos asistencias (ambas en el campeonato doméstico), números muy alejados de los 16 tantos y 8 pases de gol que dio en sus primeros cinco meses en el Madrid.
El empeoramiento de sus registros tiene dos lecturas. Una, que las cifras de antes de Navidad eran impropias de un jugador con sus características. Y dos, que las actuales se acercan más a la realidad. Este segundo análisis parece más certero que el primero. A Bellingham no le contrató el Madrid para ser pichichi ni pasador, pero sí para marcar la diferencia en otras muchas facetas del juego: asociación, físico, zancada, ruptura de líneas, creación de ocasiones, llegada al área, transiciones…
De todo eso, poco hay en estos momentos en la hoja de servicios de Jude. Ni siquiera esa garra defensiva y ese generoso esfuerzo en la presión le acompañan ahora, porque tampoco tiene piernas. Ha llegado al tramo decisivo de la temporada con demasiadas cicatrices. Heridas a las que hay que añadir peleas y discusiones inocuas que, aunque él aún no se haya dado cuenta, no solo no le suman, sino que le restan. Solo tiene excusa en aquel alucinante gol anulado en Mestalla por Gil Manzano. En el resto de enfados, sobre todo con los colegiados, tenga o no razón, se le está yendo la poca energía que le queda en la batería.
Es paradójico. Si viajamos en el tiempo al pasado 8 de noviembre, Real Madrid-Sporting de Braga (3-0) de la cuarta jornada de la Champions, encontramos un Bellingham de mueca fácil que se desvivía por dar consejos de felicidad a su amigo Vinicius. El brasileño estaba enfadado con el mundo, pese a ser el protagonista de la victoria, y Jude, que fue cambiado en la segunda mitad, decidió salir del banquillo tras el pitido final para pedirle que sonriera. Por si alguien no lo había visto en el campo, o por televisión, se encargó de enseñárselo a todo el mundo en sus redes sociales con una foto de ese mismo momento en el que le señalaba con sus manos las comisuras de los labios y lo acompañaba con un lapidario mensaje: «Better with a smile».
Lesión en el hombro
Sus problemas en el hombro derecho, con aquella luxación escapulohumeral tan inoportuna y desafortunada que sufrió ante el Rayo a primeros de noviembre, no son excusa, pero tampoco una ayuda para verle al cien por cien. Tanto el jugador como el cuerpo médico decidieron llevar a cabo un tratamiento conservador en lugar de pasar por el quirófano, medida que le tendría entre dos y tres meses de baja. Quizás lo haga en verano, tras la Eurocopa, o quizás no. Pero el problema está ahí y no es nuevo. Ya sufrió reveses en esa misma zona durante su etapa en el Borussia.
¿Está jugando mal Bellingham? No, no está jugando mal. Pero tampoco bien. ¿Con este Bellingham el Madrid puede echar la próxima semana de la Champions al City? Pues será mucho más complicado que con el Bellingham de hace cinco meses. No hay que ser un erudito del fútbol para sacar esta conclusión. Quizás una 'smile' sería un buen inicio para limpiar la mente y el alma, y ser consciente de que el Madrid se juega la temporada el próximo miércoles en el Etihad. Más fútbol y menos protestas. Eso quiere el madridismo de Jude.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete