MOToGP - Gran premio de tailandia
Fin de semana perfecto de Marc Márquez
MUndial de motociclismo
El catalán ya lidera el Mundial tras exhibirse en Tailandia, con pole, esprint y carrera larga. Bagnaia, tercero
El Mundial de MotoGP arranca motores: Marc Márquez se lanza a la reconquista
Marc Márquez apostó al rojo y la jugada le ha salido bien. Tras cuatro años de calvario, plagados de caídas y lesiones en Honda, y uno de transición en el Gresini Team bajo el paraguas de Ducati, el octocampeón se ha reencontrado y ya ... exprime la Desmosedici que le ha otorgado dos mundiales a Bagnaia y otro a Jorge Martín. La diferencia está en su talento. Si Pecco y 'Martinator' consiguieron triunfar minimizando errores y aprovechando la superioridad de su montura, la mejor de la parrilla, Marc no solo gana sino que se pasea, controlando hasta el más mínimo aspecto de cada prueba y dejando muy lejos en tiempos y conducción a Pecco, su compañero de box, cuya experiencia en la fábrica de Borgo Panigale debería convertirle en el líder y rival a batir.
Márquez sentó las bases de su favoritismo en Buriram, donde selló un fin de semana perfecto, logrando la pole, ganando la carrera al esprint y la del Grand Prix del domingo. Regresa al liderato del Mundial con un pleno (37 puntos) a 14 ya de Bagnaia, su máximo oponente por el título tras la lesión de Jorge Martín. El actual campeón que defiende el '1' en Aprilia no pudo correr en Tailandia, tampoco lo hará en Argentina y lo tiene muy complicado para hacerlo en Estados Unidos.
El talento de Marc es tan estratosférico que le llevó a ceder el liderato durante unos giros en la carrera para controlar la presión de sus neumáticos y evitar una sanción. Tenía un segundo y medio sobre su hermano Álex en la séptima vuelta, pero decidió cortar gas tras superar la curva siete para colocarse a su rueda y beneficiarse del aire sucio y las altas temperaturas para equilibrar la presión de la goma delantera. Hay que tener en cuenta que los pilotos deben cumplir con las presiones mínimas durante, al menos, el 60 por ciento de las vueltas de cualquier carrera de más de 15 giros. No hacerlo conlleva una sanción de 16 segundos (8 en las esprint). Lo explicaba el propio Marc tras rebasar la línea de meta: «He visto que la presión no cumplía con la normativa y he pensado: 'Me van a penalizar'. Tenía tres vueltas de margen. He ido toda la carrera detrás de Álex y he visto que empezaba a estar en la presión correcta. Cuando quedaban tres vueltas, cuando ya he visto que había cumplido, he atacado, he abierto el hueco. Sí que es una carrera en la que me he encontrado muy bien, tenía un poquito más, esto me ha permitido poder salvar esta situación». El catalán adelantó con pasmosa facilidad a su hermano en el viraje de entrada a meta (curva 12) para encarar las tres últimas vueltas ya como líder y abriendo distancia aprovechando el mejor estado de sus neumáticos.
«Ir primero en una carrera de MotoGP, a esas velocidades, estar pendiente de ese detalle de la presión y dejarse adelantar para conseguir los bares de presión correctos... Es otro nivel», se rendía Dani Pedrosa en su narración televisiva. Y es que Marc lo tenía todo controlado. «Ha estado jugando con nosotros toda la carrera», se lamentaba Bagnaia, confirmando la superioridad del de Cervera y el descontento con su podio. Una sensación similar a la que experimentó Álex Márquez, que lideró la carrera durante las 16 vueltas que su hermano le dejó. «Ha sido como jugar al gato y al ratón. Cuando me ha adelantado he pensado que había bandera roja, luego que la presión de su neumático delantero estaba fuera y también que lo hacía para que yo gastara la goma. Ahí ya he comenzado a cometer errores. Estas carreras son las que te hacen aprender un poquito más como piloto», explicaba Álex Márquez.
Julià Márquez disfrutaba tanto del duelo 'fratricida' de sus dos hijos como de verlos en el podio. Primero y segundo, tanto en Tailandia como en el Mundial. La madre, Roser Alentà, los veía emocionada desde casa mientras los fuegos artificiales cubrían de humo el cielo de Cervera celebrando el éxito de sus dos hijos ilustres y el retorno definitivo de Marc, que amenaza con pasearse por los 21 grandes premios que quedan, rumbo a su noveno título, el séptimo en MotoGP. Y mientras Gigi Dall'Igna, padre de la actual Desmosedici, besaba la cúpula de la moto, Davide Tardozzi, Team Manager del equipo, se apresuraba a pedirle a Marc mesura en su celebración, empeñado en mantener el equilibrio y la paz en el box de Ducati y evitar que Bagnaia se sienta ofendido. «¿Qué decir? Supercontento de empezar esta nueva etapa así, intentaremos saborearla bien», comentó un Marc muy emocionado por compartir podio con su hermano.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete