Dakar
Laia Sanz: «Hay padres que han llamado Laia a su hija por mí; jolín, esas cosas te llenan más que un título»
La catalana intentará acabar la carrera por decimocuarta vez consecutiva y sueña con hacerse un hueco entre los diez mejores de la general
Dakariano por un día: un 'roadbook' infernal y arena a brazos llenos

Laia Sanz va camino de los 38 años, pero aún no ha dejado de ser la niña prodigio del motor español. No hay otra mujer que iguale su palmarés: catorce mundiales de trial, seis de enduro y 13 dakares consecutivos finalizados, los dos últimos ... en coche. En esta última categoría persigue su nuevo reto: mejorar la novena posición que logró en moto en 2017. Para ello repite con el Astara Team, equipo que se presentó este miércoles en Madrid, y en donde compartirá protagonismo con la uruguaya Patricia Pita en una escuadra cien por cien femenina. Antes realizó su primer y único test al volante del coche en el desierto de Merzouga, en Marruecos, donde charló de forma amplia y distendida con ABC. Es una veterana curtida en mil batallas, pero sigue llena de ambición y retos.
-Otro año más. El decimocuarto. ¿Cuál es el objetivo?
-No me marco un resultado concreto. El objetivo es intentar acabar y hacerlo con mejor sabor de boca que el año pasado, que se nos complicó por muchas razones. Quiero disfrutarlo más, demostrar que puedo estar mucho más adelante. Creo que tengo las herramientas. Es el segundo año con el equipo, nos conocemos todos más, el coche también es mejor… Quiero ser regular y comprobar hasta dónde puedo llegar. En el pasado me he sentido más orgullosa cuando he hecho un súper Dakar, aunque el resultado no haya sido bueno, que aquellas veces en las que yendo regulín he conseguido un puesto final mejor.
-¿Sigue aprendiendo en el Dakar?
-Sí, mucho. Son catorce años y sigo aprendiendo. Cada año me da lecciones.
-Múltiples averías, un brutal accidente en la víspera de Reyes…¿El del año pasado fue el Dakar más difícil?
-Físicamente he vivido alguno más duro en moto, de llegar al límite o enferma. Pero a nivel psicológico sí fue de los más complicados. Se torcieron las cosas desde el inicio, y cuando eso pasa ya es difícil salir del círculo. Sales desde atrás, la pista está mucho más rota, cuesta adelantar… Vas a contracorriente y tardas tres días en volver a ponerte donde te tocaría. No disfruté.
-Tampoco ha sido fácil ganarse un puesto en la salida del próximo…
-Vengo de la moto. De una posición cómoda, porque ya tenía mi puesto ganado, pero con la sensación de que ya no tenía nada que demostrar. Decidí salir de esa zona de confort y empezar algo totalmente desde cero. Y, obviamente, tienes que demostrar lo que vales.
-Pero buena parte de su temporada no la pasa en las dunas, sino en los despachos. Haciendo de comercial, buscando patrocinios… ¿No le frustra?
-Es lo que toca. Claro que me gustaría estar entrenando todo el día, como en mis últimos años en la moto, pero no es mi posición ahora. Es parte del proceso y también te enseña mucho. Valoras más el hecho de estar en la salida.
-Vive casi todo el año para esas dos semanas. ¿Cómo es su día a día fuera de la competición?
-Me suelo levantar bastante temprano. Paseo a las perras, desayuno y normalmente entreno en el gimnasio por las mañanas. Por la tarde hago moto, bici o cualquier otro deporte.
-¿Tiene la sensación de que siempre le ha tocado trabajar un poco más que el resto?
-Ha habido fases en las que sí. Al final, en la moto tenía un estatus muy cómodo que me gané con mucho trabajo duro. Nadie me regaló el puesto. El hecho de que me costara tanto llegar me ha hecho más fuerte y me ha ayudado a encarar esta nueva etapa.
-Dicen los que la conocen bien que es muy tozuda.
-Lo soy. Voy a por lo que quiero, me cueste más o menos. Pero soy así porque confío en mí misma. Si no lo hiciese hubiera tirado la toalla. El coche es un mundo difícil, cuesta tener oportunidades y es muy caro… Es complicado escalar, pero estoy en ello.

Dureza
«Hay momentos, tras 200 kilómetros de dunas, en los que me pregunto que hago allí, pero es parte de la gracia»
-Será el sexto año del Dakar en Arabia Saudí. ¿Hay margen para la sorpresa con el recorrido?
-Sí. El año pasado fue el mejor con diferencia en ese sentido. El más duro y también el más bonito. El Dakar tiene que ser eso. Nos tiene que costar terminar las etapas.
-¿Y cómo se equilibra ese disfrute al pilotar con el desgaste físico y psicológico que supone afrontar etapas interminables?
-Tira más lo que se disfruta, claro. Si no, no lo haríamos. Pero sí que hay momentos en los que me pregunto qué estoy haciendo allí, cuando de repente llegan doscientos kilómetros de dunas súper chungas en las que saber que probablemente te vas a enganchar. Es parte de la gracia. Y supongo que los buenos momentos lo compensan.
-¿Cuál es el momento más duro?
-Cuando hemos perdido a alguien.
-Tiene devoción por Carlos Sainz.
-Es que cuando trabajas con él entiendes muchas cosas… Lo primero, por qué está donde está. Tiene un carácter mega competitivo y es el que más trabaja. Y eso, a pesar de haberlo ganado todo y de tener la edad que tiene… Estás cenando con él y por dentro sigue dando vueltas a cómo podría mejorar el coche. Es increíble.
-¿Qué piensa al recordar a esa niña que solo jugaba con motos?
-Pues me alegro mucho de que no me importase lo que pudiera decir la gente. Y del modo en el que nos educaron mis padres a mi hermano y a mí. Conozco muchos casos de chicas a las que sus padres no las dejaban ir en moto, y en mi caso fue todo lo contrario. Tuve una infancia súper feliz. Tampoco cambiaría nada de mi carrera. He tenido fallos y decisiones equivocadas, pero todo me ha llevado a donde estoy. No me arrepiento de nada.
-Se ha acostumbrado a competir contra hombres.
-Es que justo lo que me gusta del Dakar es que competimos de tú a tú contra los chicos. Se hace el mismo recorrido y mi moto o mi coche son exactamente iguales. En moto, nos guste o no, hay diferencias físicas, y eso limita. No es lo mismo mi condición física que la de un chico. No es machismo, es biología. Pero demostré que, estando muy bien preparada, podía luchar con gran parte de ellos. El coche es físico, pero no limita el ser chica.
-¿Cómo cree que se la recordará?
-He ganado muchos campeonatos del mundo y he hecho buenos resultados en el Dakar, pero lo que me llena más es el hecho de haber sido una pionera, de haber inspirado a gente. Hay padres que me dicen que les gusta el trial y que han llamado Laia a su hija por mí. Jolín, ese tipo de cosas te llenan más que un título.
-¿Cree que ganará el Dakar algún día?
-No lo sé. Es muy complicado. Primero sería tener el coche, y luego ver si realmente sirvo para ello. Hay que tener paciencia, ir dando pasitos como una hormiguita. Y quién sabe. En la moto empecé igual. Si recuerdo ahora la primera que tuve pienso, ¡madre mía! Pero al cabo de cuatro o cinco años ya tenía una oficial. ¿por qué no voy a poder llegar a eso en los coches? Hay que soñar, jolín. Si no, ¿para qué estamos aquí?
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