Golf
El inesperado 'caddie' González, el hijo de Raúl
Hugo, hijo del mítico capitán madridista, dejó el fútbol a los 17 años y con 23 ejerce de ayudante de Eugenio Chacarra en el Circuito. Ya tiene su primer título
Eugenio Chacarra consigue su primer triunfo en el Circuito Europeo

Hay veces que la vida le lleva a uno por los derroteros más inesperados. Se van produciendo acontecimientos que obligan a cambiar los planes que se tenían preconcebidos.
Esto es lo que le ha sucedido un par de veces en los últimos tiempos a Hugo ... González (23 años), uno de los cinco hijos del mítico capitán blanco Raúl. Siempre había sido muy deportista y no descartaba desarrollar una carrera como la de su afamado progenitor. De hecho, llegó a jugar en División de Honor cadete con el Rayo Majadahonda, pero a los 17 años tomó una drástica decisión. «He jugado al fútbol desde los tres años, pero en ese punto decidí parar y centrarme en mis estudios. Mi hermano Héctor sí que siguió y ahora está en el Lugo B», comenta.
Así que entró en la Universidad para licenciarse en ADE y la pandemia fue la que, curiosamente, se encargó de darle otro giro a sus preferencias deportivas. «Yo conocía el golf desde la infancia, pues al lado de la casa donde veraneábamos había un campo e íbamos allí a jugar toda la familia. Pero era algo muy informal, por divertirnos más que nada, sin tomar clases ni nada», recuerda. Y fueron todas las horas de televisión que vivió durante el confinamiento las que le abrieron los ojos de este deporte. «Me vi un montón de vídeos de Tiger Woods que me inspiraron mucho. De hecho, con 19 o 20 años ya empecé a practicar en serio con un profesor, hasta el punto de que fui mejorando y ahora tengo un hándicap de 12,8». Este número apunta que ya es un golfista de nivel, como indica cualquier cifra cercana a un solo dígito, y todavía con mucho margen de mejora pues domina el juego corto y todo lo que progrese en el largo le servirá para seguir bajando.
Su amistad con Chacarra
Esta relación con el verde deporte se vio aumentada al conocer por casualidad a Eugenio López Chacarra, uno de los mejores amateurs del momento (llegó a ser número dos del mundo). «Mi hermano mayor y él tenían algunos amigos en común y empezaron a congeniar, hasta el punto de que él venía a nuestra casa a ver algún partido de fútbol. Al final yo le preguntaba por cosas de golf y empezamos a establecer una buena amistad». De ahí en adelante, el aumento de su afición fue rodado. «Le acompañaba a algunos torneos en los que jugaba y cada vez me fui metiendo más en el mundillo, hasta el punto de que en el último Open de España me invitó a hacerle de 'caddie', lo que fue una toda una sorpresa», indica. «Me dijo que había terminado con el anterior, que no tenía a nadie y que si yo estaría interesado; y, claro, aunque estaba encantado con la propuesta, le dije que no tenía mucha idea de lo que había que hacer y que si era mucha presión que cogiese a alguien mejor. Afortunadamente me dijo que no, que me quería a mí porque necesitaba a un amigo en la bolsa. Y yo, tan feliz», sonríe.

Entonces se trató de una experiencia puntual, pero en cuanto Eugenio le ofreció ya un puesto fijo, tuvo que darle otro giro a su vida. «Quedamos muy contentos y me propuso acompañarle también a los siguientes torneos que tenía en Escocia y en Japón». Esta vez, sin embargo, lo consultó antes en casa. La situación académica le iba a cambiar bastante pero la respuesta que obtuvo terminó por decidirle. «Mis padres, que siempre me han apoyado en todo lo que he hecho, me dijeron que estaban muy orgullosos de mí, que era una experiencia muy bonita y que no podía decir que no. Eso sí, siempre que siguiese con mis estudios».
Eso le llevó a cambiar su matrícula en ADE para el año que le faltaba y optar por terminar la carrera a distancia. «Ya llevamos diez semanas dando vueltas por todo el mundo y no hay otra forma de hacerlo. En un torneo te pasas un mínimo de ocho horas diarias en el campo, centrado en los entrenamientos, las medidas, analizar las caídas, estudiar los lugares peligrosos del recorrido... Es una labor muy compleja que te absorbe mucho», apunta.
Gen ganador
Aunque Chacarra ya había ganado dos veces como profesional (una en el LIV Golf y otra en el Circuito Asiático), el Open de India de la pasada semana fue crucial en su carrera. Un triunfo le daba dos años de exención en el Circuito Europeo y una gran ocasión de seguir subiendo en el ranking. Por eso, al margen del apoyo técnico del 'caddie', («fomentamos mucho ser un equipo en el campo y realizamos un análisis conjunto tras cada ronda») Hugo ha aprendido de otros compañeros la importancia del apoyo emocional hacia su jefe. «No cabe duda de que estamos mucho tiempo juntos y soy su persona más cercana en los momentos buenos y en los malos. Hay que saber ejercer un poco de psicólogo para calmarle o levantarle el ánimo a lo largo de la vuelta», explica. Y es ahí donde el escudero debe ser tan ganador como el golfista. «Es un orgullo ser el hijo de mi padre y me gustaría tener una mentalidad triunfadora como la suya. Y eso es lo que trato de transmitirle a Eugenio, porque si él ve que yo quiero y puedo ganar, va a estar más motivado y positivo», explica.
¿Y a partir de ahora, qué? «Mientras él me lo pida seguiré con esta maravillosa experiencia, pero no me veo trabajando con otros jugadores», reconoce. Hasta que llegue ese momento, Hugo seguirá jugando en sus momentos libres con su padre, Raúl, en unos partidos de golf, vista la competitividad de ambos, a cara de perro. «Sí, él lleva un par de años jugando y ha mejorado muchísimo. De hecho, cada vez me pega más sustos y el primer día que me gane empezaré a preocuparme», bromea.
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