Juli Guiu prueba su propia medicina con Laporta

Con la colaboración de Jaume Giró, exconsejero de Economía de la Generalitat de Cataluña, le quitó en 2012 a Martín Pérez el Festival de Cap Roig, que lo había creado en 2001 y lo había consolidado con una programación de primer nivel, imaginativa y arriesgada, contratando a unos artistas que jamás habían ido a cantar a la Costa Brava. En 2007, el diario británico 'The Independent' lo posicionó segundo en una lista de los diez mejores festivales de verano. Sobrepasado por el 'atraco' que sufrió por parte de Guiu, el señor Pérez sufrió un paro cardíaco y salvó su vida de milagro.

Cuando se hubo recuperado, y para tratar de salvar su empresa arruinada, buscó un nuevo emplazamiento para llevar a cabo su festival y lo encontró en los Jardines de Pedralbes, en el corazón de la zona noble de Barcelona. Otra vez con mucho esfuerzo, y con su dinero y el que conseguía en concepto de esponsorización, pudo elaborar un cartel envidiable. Cuando Jaume Giró y Juli Guiu, que no habían sido capaces de hacer en Cap Roig un festival que fuera más allá de lo meramente comercial, se enteraron de que Martín Pérez había resurgido en Pedralbes, se dedicaron a ir por detrás a sus artistas para quitárselos usando todas las artimañas imaginables.

No contentos con ello, y al darse cuenta de que, pese a todo, el señor Pérez y su Festival de Pedralbes sobrevivían, y con un éxito notable, le organizaron justo al lado, en el Club de Polo, otro festival de verano, que perdió dinero hasta que el Covid se lo llevó definitivamente por delante. Pero por supuesto Guiu no paró hasta que en 2023, con la escandalosa connivencia de Esquerra, le 'limpió' también el Festival de Pedralbes al señor Pérez. Fue un escándalo, fue cruel, pero no hubo nada que hacer. Juli Guiu, una vez más con el apoyo político independentista, conseguía lo que se le antojaba aunque fuera de otro.

En un intento desesperado por salvar su empresa, Martín Pérez acudió, acompañado por sus dos hijos, al domicilio de Juli Guiu y le suplicó que no le arrebatara también el Festival de Pedralbes, porque era lo único que tenía para mantener a su familia. Guiu, impertérrito, le dijo que le diera unos días para pensarlo y su respuesta, pasados estos días, fue: «Martín, me emocionó ver a tu familia, me llegó al corazón, pero sin embargo tengo que decirte que no porque soy un empresario y tengo que dedicarme a mis negocios».

Laporta no ha llegado tan lejos con Juli Guiu y simplemente ha querido sacar más provecho de un contrato previamente negociado por él. Es sorprendente que alguien con el corazón tan duro como Juli Guiu, sea tan sensible a operaciones de mucha menos inquina como la que ha sufrido por parte de su expresidente. El daño que Juli Guiu ha hecho a personas concretas como Martín Pérez, su familia y los trabajadores de su empresa, así como también a la calidad de los festivales musicales de Cataluña sobrepasa al desvío de cualquier comisión, por flagrante que sea.

El Barça se ha convertido en un tipo de club en que cada vez que hay un conflicto, agravio o drama hay que contar la escena completa desde los círculos del infierno, porque la víctima concreta de aquella situación ha sido normalmente el verdugo en muchas otras. Laporta está llevando tan lejos su avaricia y su sentimiento de impunidad que hasta un tipo como Juli Guiu ha podido hacerse el digno con una dimisión por principios.