Es fútbol y es femenino
Ellas mandan
En la mayoría de los equipos de fútbol femenino de todas las categorías, las jugadoras entienden que están en su derecho de formar parte del grupo que decide quién tiene que ser su entrenador o su director deportivo
Rocha restaura el pacto de Rubiales con las amotinadas: «Montse Tomé por Vilda pase lo que pase»

La nueva seleccionadora absoluta, la asturiana Montse Tomé, dará a conocer su primera lista de convocadas en breve. La segunda de a bordo de Jorge Vilda puso su cargo a disposición de la junta directiva tras la famosa asamblea en la que el ya expresidente ... Luis Rubiales le asignó, sin que se le moviera una pestaña, el puesto de nueva directora deportiva. Fueron muchos los que antes de ese nombramiento reclamaron que ese puesto debía ocuparlo una mujer, algo que por otra parte no sucede en los equipos de la Primera división femenina. De hecho, tan sólo tres equipos tienen a una mujer como primera entrenadora: Natalia Arroyo en la Real Sociedad, María Pry en el Betis y Sara Monforte en el Villarreal. No es un gran porcentaje, teniendo en cuenta que la primera división la componen 16 equipos.
La caída de Jorge Vilda, llena de polémica y contradicciones, coincide con la salida de otros entrenadores, sorprendentemente, todos los que en los últimos años han conseguido grandes éxitos, muchos de ellos sin precedentes. Ni en nuestros mejores sueños pensábamos, por ejemplo, ser campeonas mundiales. Recapitulemos.
Lluís Cortes es cesado (?) en el FC Barcelona tras ganarlo absolutamente todo con su club, incluida la primera Champions para el fútbol femenino español. El Barsa de Lluis Cortés en esa época era un auténtico rodillo, un equipo imbatible, germen del actual FC Barcelona.
En el 2019, José Luis Sánchez Vera dejaba de ser el entrenador del Atlético de Madrid femenino. El técnico que llevó a las colchoneras a su tercer título de Liga consecutivo la temporada anterior, renunció al banquillo (?). La Real Sociedad anunció al final de la temporada 2019-2020 que Gonzalo Arconada no continuaría como entrenador del equipo femenino (?). Se cerraba así una etapa de dos años y medio al frente del conjunto blanquiazul. ¿Su mayor éxito en ese tiempo? La conquista de la Copa de la Reina la temporada anterior. Ni tan mal.
En noviembre de 2021, David Aznar, tras quedar segundo clasificado en Liga y clasificarse para la primera fase de Champions, fue cesado por el Real Madrid (?). Era indiscutiblemente un logro deportivo destacable, en un equipo con tan solo un año y medio de vida. Pero dio igual.
Lo mismo que sus predecesores, no en cargo, pero si en situación, Jorge Vilda ha sido destituido tras proclamarse campeón del mundo con la selección española. Una epopeya en toda regla. Todas estas salidas suceden, increíblemente, tras el éxito deportivo de sus equipos. Pero, aparte de este inexplicable nexo, ¿qué otro punto de conexión tienen sus –a priori– sorprendentes despedidas?
Jamás, nunca, ninguno de ellos reconoció que sus salidas se debieran a una mala relación con las jugadoras. Nada más lejos. Pero la realidad es que, si pasa casi siempre, no puede ser casualidad. Otro nexo en común es que, todos ellos, en el momento de su salida, contaban con el apoyo de sus superiores. Se dice que el fútbol es de los y las futbolistas. Pero en el caso del femenino, lo es infinitamente más. Qué más puede soñar un deportista que conseguir sus más altos logros deportivos, a cualquier nivel. Y, digo yo, que algo en esos éxitos tendrán que ver sus entrenadores. La pregunta se antoja inevitable e incomprensible: ¿ por qué salen entonces de sus puestos de trabajo tras conseguir impresionantes éxitos, jamás antes logrados?
La respuesta nos la da Rafa del Amo, responsable de fútbol femenino en la RFEF. En un momento dado, como era de esperar, le preguntan por el reciente nombramiento de Montse Tomé como seleccionadora nacional. Y contesta: «Hemos hablado con las jugadoras. Creo que no va a haber ningún problema, soy positivo y creo que esto saldrá adelante». Y lo dijo tras desvelar que había hablado con «las capitanas de ahora y las de antes».
En la mayoría de los equipos de fútbol femenino de todas las categorías, las jugadoras entienden que están en su derecho de formar parte del grupo que decide quién tiene que ser su entrenador o su director deportivo. No es raro encontrar equipos, especialmente en las categorías inferiores, donde las jugadoras cambian en grupo de equipo siguiendo a su entrenador o entrenadora. El vínculo y/o el rechazo jugador/entrenador o entrenadora es muchísimo más grande que en el fútbol masculino. No creo que sea fácil de entender. Siempre digo que es el mismo deporte, con las mismas reglas, misma pasión y entrega. Pero fútbol masculino y femenino poco tienen que ver.
Desde aquí, reto a algún director deportivo, a alguna junta directiva o a algún presidente o presidenta que nos diga si alguna vez no ha oído esta frase: «... es que no han contado con nosotras para elegir entrenador».
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