Atletismo
Eliud Kipchoge, premio Princesa de Asturias de los Deportes
El keniano es doble campeón olímpico de maratón y posee también el récord mundial de la mítica distancia
Se puede ser feliz simplemente con unas zapatillas y tiempo para correr. Lo sabe bien Eliud Kipchoge, flamante Princesa de Asturias de los Deportes, un reconocimiento a un deportista colosal. Pocas estrellas del deporte han demostrado un dominio tan abrumador en su especialidad como él. La leyenda de Eldoret instauró su reinado en la mítica distancia del maratón y desde ahí ha ido desafiando de forma constante los límites del cuerpo humano desde hace más de una década. Hoy, con 38 años sigue en esa tarea.
El nuevo Princesa de Asturias de los Deportes puede presumir de un palmarés excepcional, casi único. Pero ningún récord ni medalla le ha apartado de sus orígenes ni le ha transformado el carácter. Puede que ahí esté el secreto de su éxito.
Kipchoge nació en Kapsisiywa, en el distrito de Nandi, en las tierras altas de Kenia, a casi dos mil metros de altitud. Como muchos otros, contaba con la genética adecuada, pero su singular éxito solo se explica por la concatenación de muchos otros condicionantes.
Desde bien pequeño, Kipchoge, el menor de cuatro hermanos, corría varios kilómetros a diario para ir a la escuela. Su madre, viuda, echaba mano de él también para ayudar a la economía familiar. Por las tardes, Eliud recorría el poblado vendiendo leche.
Fue el exatleta Patrick Sang quien primero vio todas las virtudes de Kipchoge. Con él dio el salto al panorama internacional. Primero, en el tartán, siempre en los 5.000 metros (oro en el Mundial de París 2003, plata en Osaka 2007 y los Juegos de Pekín 2008, y bronce en los Juegos de Atenas 2004).
Nada mal para cualquier mortal, pero insuficiente para un Kipchoge que encontró mayor libertad en el asfalto. Ahí se vio su auténtica naturaleza. Debutó en el maratón en 2013, en Hamburgo, con una marca de 2h05:30. Lo ganó. Desde entonces ha corrido 20 en total, y de ellos ha ganado 17. Cuenta con diez victorias en los 'majors': una en Chicago, cuatro en Londres, otras cuatro en Berlín y una en Tokio.
Batió el récord del mundo por primera vez en Berlín 2018: 2h01:39. Un año antes había realizado su primer intento no oficial de bajar de las dos horas. Con liebres, cortavientos, avituallamiento a medida y en circuito completamente plano en Monza, se quedó a 25 segundos (2h00:25). Su segundo intento fue en 2019, en el Prater de Viena, en similares condiciones. Allí sí logró la gesta: 1h59:41.

A la vez, iba sumando victorias también en las grandes competiciones. Ganó el oro en los Juegos de Río 2016 y lo reeditó cinco años después en Tokio 2020.
Nada le ha apartado, en todo caso, de su vida monacal. Alejado del brillo de Europa, sigue viviendo en Kenia junto a su mujer y sus tres hijos. Sin embargo, pasa muchas temporadas alejado de ellos, pues para entrenar sube hasta las colinas de Kaptagat, donde repite su rutina de entrenamientos día tras día, semana tras semana en las que alcanza los 220 kilómetros recorridos, sin apenas tiradas de alta intensidad. Su método se basa en la perseverancia y el esfuerzo continuo.
Cuando parecía que ya lo había hecho todo en el atletismo, el menudo atleta (1,67 metros, 57 kilos) sorprendió una vez más al mundo el pasado septiembre rebajando en medio minuto su récord mundial hasta dejarlo en 2h01:09. Fue, de nuevo, en Berlín, su gran santuario.

Su último asalto a la distancia, sin embargo, demostró que no es imbatible, y que hasta él está expuesto a los vaivenes del deporte. En abril fracasó en su intento por ganar el maratón de Boston. Pagó el frío y la lluvia y se tuvo que conformar con la sexta plaza (2h09:23). Pocos días después, su compatriota de 23 años Kelvin Kiptum ganaba el maratón de Londres quedando a solo 16 segundos de su récord: 2h01.25. Ya son pocos los que dudan que la barrera de las dos horas caerá de forma oficial tarde o temprano.
Kipchoge sucede en el palmarés de los premios al Equipo olímpico de atletas refugiados, y pasa a formar parte del elenco de atletas premiados, el gremio más laureado en los Princesa de Asturias. El keniata es el siguiente de una lista en la que también están el etíope Haile Gebrselassie (2011), la rusa Yelena Isinbayeva (2009), el marroquí Hicham El Guerrouj (2004), el equipo español de maratón (1997), Carl Lewis (1996), la argelina Hassiba Boulmerka (1995), el cubano Javier Sotomayor (1993), el ucraniano Serguei Bubka (1991) y el inglés Sebastian Coe (1987), actual presidente de la Federación Internacional.
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