EL VAR DEL TENDIDO
Venir a morir en una corrida de altísima tensión
Un heroico Gómez del Pilar se la juega con un toro de pedernal en «la tarde de más interés que se perdieron los del clavel» y sufre una cornada en el sexto

Tres marginados de los carteles de relumbrón hacían el paseíllo. Era «un martes de tiesos», bautizo de unos aficionados del 3. «¡Pues vivan los tiesos!» , exclamaron en el ecuador de una tarde de grandes emociones. «Los del clavel se han perdido el encierro ... de más fiereza e interés, con las cosas del gaditano (Chacón), la firmeza del torero taxista (Lamelas) y la heroicidad de Noé (Gómez del Pilar)», glosó un abonado. Tres supervivientes en las corridas duras figuraban como protagonistas de una barojiana 'Lucha por la vida' . Hasta el escritor antitaurino que quería poner metralletas en las plazas se hubiese rendido a una batalla de pedernal como la librada por Noé frente a Milagroso. Disparos lanzaba el toro de José Escolar : «Este quitaba el hipo a medio escalafón», se oyó. Ante el portón de los sustos se plantó el hombre de gris y oro. «Hay que venir a morir», sentenció. Y un milagro fue que Milagroso no le metiera el pitón hasta la cepa. Los tendidos, sobresaltados, pedían 'lexatin', mientras el matador indicaba calma a su cuadrilla. Los misiles silbaban en cada embestida. «Peligro latente», señaló el ingeniero naval Óscar González .
Temblaban hasta las piedras, temerosas por lo que allí sucedía. «Parece una alimaña de Victorino», espetó Luis Hernández . Y lo imposible surgió: Del Pilar se impuso a las oleadas hasta lograr que le regalara incluso algún buen viaje. «Series cortitas, que se los traga a regañadientes», explicaba un apoderado. Con sol y sombra descubriéndose ante «su épica», robó tres naturales con enjundia. «¡Cómo ruge Madrid!», se oyó. «Nunca he visto al 7 tan entregado» , aseguró un vecino. Pero al cuarto zurdazo el cárdeno no lo perdonó y le pegó una seca voltereta. Nuevo milagro: volvió a la cara del toro entre ovaciones, que crecieron tras la estocada. Pedía la oreja El Rosco; la pedían abogados, porteros y estudiantes. «Oreja o me quito de esto», remató un periodista catalán. Y J esús María la concedió. Sabedor de que ya tenía media Puerta Grande, se marchó otra vez a portagayola. «Ahora sí lo ha calado», lamentaron camino de la enfermería. Por los pelos se libró del hule Chacón con esta sexta prenda, con la que Ángel Otero sopló el par de la feria. «Nadie se ha aburrido», se oyó. Y con el grito de «¡gracias Escolar!» se despidió una corrida de altísima tensión.
Posdata: No pidamos respeto fuera cuando desde dentro tampoco se lo tenemos ni a la sangre del torero. ¿De verdad la música, ese 'Sevilla tiene un color especial' y todo su repertorio, no podía esperar a que Gómez del Pilar abandonara la enfermería?
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