EL VAR DEL TENDIDO
Toros a la fuga en el parque eólico
Qué buena se quedó la tarde para plantar unos molinos de viento en una corrida de Valdefresno que huía de su propia sombra

Qué buena estaba la tarde para plantar un parque eólico. No había manera de sujetar el programa de mano y las melenas largas se alborotaban. Mi vecino no tenía forma de poner en orden su flequillo: «Debí echarme gomina», le decía a su señora. Hasta ... las patillas del doble de Curro Jiménez se alocaban y su camisa blanca se teñía de la polvareda de la zona de chiqueros. Aquella monumental ventolera ensuciaba todo. Nada que ver con el ‘Aire Limpio’ de Borja Higuero , el empresario que valoraba «la épica del toreo en tan difíciles circunstancias».
Asustaban las banderas, cada vez más revueltas, como si quisieran escapar de su asta. «Se van a romper», comentaban en el 2. Aunque para fuga, la de los toros de Valdefresno: «¡Vaya mansada!», gritaron. «Por favor, que no vuelva más esta ganadería», suplicó otro. Una pena que ni un solo toro, guapos algunos y tan abantos todos –«con su característica fría salida», señaló un amante de lo Atanasio–, rompiera hacia delante. «Lo malo no es la mansedumbre, lo peor es lo broncos que salen», expresó Roberto Cardo . Cuánta razón tenía. Si alguien duda, que pregunte a Daniel Luque , que se topó con los hachazos huracanados de Manzano, nombre del segundo. Para colmo, soplaba un vendaval antológico. No era la muleta la que citaba al toro, era el propio Eolo. «Así es imposible», se escuchó en contrabarrera.
Como misión inalcanzable era plasmar una faena actual. «La gente no está acostumbrada a este comportamiento», expuso un veterano. Los aficionados hablaban de los tiempos de Enrique Ponce , tan unido a esta divisa. En la memoria: Lironcito. Pero ayer ni estaba el maestro de Chiva ni hubo ningún ejemplar con bautismo de roedor.
El que despertó mayores emociones fue un tercero que buscaba los adentros. Desde la primera tanda de José Garrido transmitió. «Está con entusiasmo y arrestos», elogió un espectador. Fue el capítulo de mayor conexión antes de la firmeza de Luque en el cuarto: «Qué momentazo vive», afirmó un seguidor del padrino de Juanito , en el filo de los tres avisos. Cuando por fin dobló el sexto, la gente huyó de su localidad tiritando. Como antes habían huido de su propia sombra los toros.
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