El hallazgo de un sensacional fresco en Pompeya ilumina los secretos del culto al dios Baco

Los arqueólogos han bautizado la nueva domus como 'Casa de Thiasos', en referencia al cortejo de Dioniso, el dios del vino y de la fertilidad, con las bacantes, las mujeres que participaban en las fiestas bacanales. En la antigüedad existían una serie de cultos, entre ellos el de Dioniso, a los que sólo podían acceder quienes realizaban un ritual de iniciación, como sugiere el nuevo fresco de Pompeya. Estos cultos se denominaban «de misterio», porque sólo los iniciados podían conocer sus secretos. A menudo se vinculaban con la promesa de una vida nueva y bendecida, tanto en este mundo como en el más allá.

El nuevo ciclo de frescos se encuentra en una gran sala de banquetes, excavada en las últimas semanas en la zona central de Pompeya, en la ínsula 10 de la Regio IX: las dimensiones de las figuras representadas son casi de tamaño natural. Se trata, por tanto, de una 'megalografía', que recorre tres paredes de la sala; la cuarta estaba abierta al jardín. El fresco muestra el cortejo de Dioniso, dios del vino: bacantes representadas como bailarinas, pero también como feroces cazadoras, con un macho cabrío sacrificado sobre sus hombros o con una espada y las entrañas de un animal en sus manos; jóvenes sátiros con orejas puntiagudas tocando la flauta doble, mientras otro realiza un sacrificio de vino (libación) en estilo acrobático, vertiendo sobre sus hombros un chorro de vino desde un cuerno usado para beber. En el centro de la composición hay una mujer con un viejo Sileno -un seguidor de Dioniso- que sostiene una antorcha: se trata de una iniciada, es decir, una mujer mortal que, a través de un ritual nocturno, está a punto de ser iniciada en los misterios de Dioniso, el dios que muere y renace, prometiendo lo mismo a sus seguidores.

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Ángel Gómez Fuentes | Corresponsal en Roma

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Según una nota del Parque Arqueológico de Pompeya, el fresco descubierto se atribuye al segundo estilo de la pintura pompeyana, que se remonta al siglo I a.C. Más precisamente, puede datarse en los años 40-30 a. C. Esto significa que, en el momento de la erupción del Vesubio, que sepultó Pompeya en el año 79 d.C., bajo lapilli y cenizas, estos frescos dionisíacos tenían ya alrededor de un siglo de antigüedad.

Solo hay otro ejemplo de megalografía con representaciones de rituales similares, en la citada Villa de los Misterios, también en el segundo estilo pompeyano, que aún intriga a los expertos. A diferencia de este fresco, las nuevas pinturas descubiertas en Pompeya, añaden a la imaginería de los rituales iniciáticos de Dioniso otro tema: la caza, evocada no sólo por las bacantes cazadoras, sino también por un segundo fresco, más pequeño, que discurre por encima del de las bacantes y los sátiros: aquí se representan animales vivos y muertos, entre ellos un cervatillo y un jabalí recientemente destripado, gallos, diversos pájaros, pero también peces y moluscos.

El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, ha explicado así el significado del nuevo fresco: «La caza de las bacantes de Dioniso, a partir de ‘Las Bacantes` de Eurípides del 405 a.C., una de las tragedias más queridas de la Antigüedad, se convierte en metáfora de una vida desenfrenada, extasiada, que tiende a ‘algo distinto, grande y visible’, como dice el coro en el texto de Eurípides. Para los antiguos, la bacante expresaba el lado salvaje e indómito de la mujer; la mujer que abandona a sus hijos, su casa y su ciudad, que abandona el orden masculino, para bailar libremente, ir a cazar y comer carne cruda en las montañas y en los bosques; en definitiva, lo opuesto de la mujer ‘bonita’, que emula a Venus, diosa del amor y del matrimonio, la mujer que se mira al espejo, que ‘se embellece’. Tanto el fresco de la Casa del Thiasos como el de la Villa de los Misterios -añade el director Zuchtriegel- muestran a la mujer como suspendida, como oscilando entre estos dos extremos, dos modalidades del ser femenino en aquella época. Son frescos con un significado profundamente religioso, pero que aquí tenían la función de adornar espacios para banquetes y fiestas… un poco como cuando encontramos una copia de La Creación de Adán de Miguel Ángel en la pared de un restaurante italiano de Nueva York, para crear un poco de ambiente».

El director del Parque Arqueológico de Pompeya concluye resaltando que «detrás de estas maravillosas pinturas, con su juego entre la ilusión y la realidad, podemos ver los signos de una crisis religiosa que afectaba al mundo antiguo, pero también podemos captar la grandeza de un ritual que se remonta a un mundo arcaico, al menos al segundo milenio a.C., al Dioniso de los pueblos micénicos y cretenses, que también era llamado Zagreo, señor de los animales salvajes».

Por su parte, el ministro de Cultura, Alessandro Giuli, ha explicado por qué este nuevo descubrimiento en Pompeya es histórico: «Se trata de un documento histórico excepcional y, junto con el de la Villa de los Misterios, constituye un ejemplo único en su género, convirtiendo Pompeya en un testimonio extraordinario de un aspecto de la vida en la época clásica mediterránea en gran parte desconocido. Todo esto hace que sea importante y preciosa la reanudación de las actividades de excavación en Pompeya. Estamos viviendo un momento importante para la arqueología italiana y mundial que también ha registrado un fuerte aumento de visitantes, a partir de este Parque Arqueológico: más de 4 millones de visitantes en 2024», concluyó el ministro de Cultura.

La zona dionisíaca de Thiasos será visible para el público inmediatamente, todos los días de lunes a viernes a las 11 horas , haciendo reserva. Se podrá acceder en dos grupos de 15 personas, acompañados por el personal del Parque Arqueológico, que ilustrará los principales hallazgos y ambientes surgidos y la metodología de excavación.