El peor verano de Juanjo Artero: sin nadie que nos ladre
El actor está a punto de estrenarse como Agamenón en 'Ifigenia', la obra que cierra la presente edición del Festival de Mérida
El peor verano de Alberto Velasco: sueños dulces que se desvanecen

Antes de que pueda preguntarle por el peor verano de su vida, el actor Juanjo Artero me sorprende con una larga retahíla sobre la civilización tartesia. Está entusiasmado porque en el yacimiento de Casas del Turuñuelo (Badajoz) han hecho recientemente nuevos hallazgos que ... se suman a los que llevan haciéndose desde que empezara la excavación de un túmulo en 2015. «Los íberos que vivían ahí eran la hostia», me cuenta, porque «tenían las minas de Riotinto» y hacían maravillas trabajando el metal, incluído el oro.
«Se sabe muy poco de esos íberos», pero el caso es que, según parece, «vinieron los fenicios, fliparon con esta gente, se juntaron y de esa unión surgieron los tartesios». El último hallazgo del CSIC es una tablilla con dibujos de hace 2.500 años, y que posiblemente sea algo así como una Piedra Rosetta que dará claves sobre esta civilización. «Es apasionante lo que están encontrando», insiste Artero, hasta que le acabo preguntando a qué viene tanto fervor por los tartesios. Aparte de que está en Mérida ensayando la última producción del Festival de Teatro Clásico de este año, 'Ifigenia', que se estrena el próximo día 21, se confiesa un entusiasta del documental: «A mí me encanta ver documentales, y hay temas que me apasionan, como la evolución humana, con su mezcla de razas. La historia en general también me gusta». Hace poco vio 'Tartessos: la civilización perdida' y desde entonces no puede parar de pensar en ellos.
Cuando por fin llega la pregunta, algo de la magia y de la energía que ponía al hablar de los tartesios se desvanece. «Quizás ha habido veranos y momentos peores», pero el primero que le viene a la cabeza cuando piensa en unas malas vacaciones es… «Yo era un niño. Fuimos a veranear y un coche atropelló a nuestro perrito». Se han acabado las frases largas, se han acabado las ideas elaboradas. La realidad a veces se impone así: simple y lapidaria.
Blackie era bastante gamberro, y se escapaba a la que podía. No era la primera vez, pero esa ocasión acabó muy mal: «Mi padre lo encontró en la cuneta». «Yo recuerdo que al cabo de cuatro días aún llorábamos porque al llegar a casa y llamar a la puerta no ladraba nadie. Teníamos que parar y decir: 'vale, ahora vamos a llamar, y no va a ladrar nadie', hasta que nos acostumbramos a que no hubiese ladridos». Para el actor, aquel verano fue el de darse cuenta «de lo que era la muerte. Fue una preparación. La vida luego te da palos más gordos, pero ese verano fue terrible».
Como la conversación está dejando de fluir por momentos, vuelvo a Mérida. Artero encarnará a Agamenón, héroe de Troya que es castigado por los dioses. Sus barcos no hallan viento que los impulse, y un vaticinio le dice que tendrá que sacrificar a su hija, Ifigenia, si quiere llegar a la guerra a tiempo para salvar a los suyos. A partir de ahí, Silvia Zarco ha compuesto «una reflexión, un texto contemporáneo que bebe de obras clásicas» para reflexionar sobre «cómo a la mujer se le ha utilizado como moneda de cambio» a lo largo de los tiempos.
Junto a actrices como María Garralón y Beli Cienfuegos, que dan vida a los personajes clásicos: Hécuba, Clitemnestra… Artero hace equilibrios para no destripar demasiado el planteamiento de la trama, así que tiene que morderse bastante la lengua: «Al final hay un momento tan mágico que solo con pensarlo se me ponen los pelos de punta, una reflexión sobre esas mujeres y niñas que vamos degollando por el camino…».
Con este montaje termina la presente edición del Festival de Mérida. Quién sabe si la próxima vez que actúe en él, Artero podrá acercarse al futuro museo de Turuñuelo, cuya creación anunció el pasado mes de abril la presidenta extremeña.
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