La 'Península de las fumarolas' y otros nombres e historias curiosas de los volcanes de Islandia
Leonardo Piccione reúne en su 'Atlas novelado de los volcanes de Islandia' medio centenar de relatos de hombres, fuego y fugacidad
Islandia declara el estado de emergencia por la erupción de un volcán cerca de Reikiavik

Julio Verne sabía bien que la puerta al centro de la Tierra, en el caso de que alguien pudiera descender, se encontraría en Islandia. De ahí que enviara al profesor Lidenbrock, a su sobrino Axel y a su guía Hans al Snæfellsjökull, cerca de Reikiavik. Con más de treinta sistemas volcánicos activos, de todas las tipologías conocidas, «la isla es una especie de pavo relleno de nitroglicerina«, como dijo otro escritor, William Pène du Bois, en el libro juvenil 'The Twenty-One Ballons'. Y Leonardo Piccione añade en su 'Atlas novelado de los volcanes de Islandia' (Nórdica Libros) que se han documentado casi 150 erupciones desde la llegada de los vikingos en el siglo IX. La última, en la noche de este lunes cerca de la ciudad de Grindavik, en la península de Reykjanes.
Su propio nombre en islandés, la 'Península de las fumarolas', ya alerta del riesgo alto del lugar, a pesar de que no tiene un volcán principal. «En la 'Saga de los Sturlunga' se recuerda la erupción de 1226-1227 como 'el invierno del polvo' debido a la espesa capa de ceniza volcánica que se depositó en la región«, narra Piccione en su obra recientemente traducida por Natalia Zarco.
La 'Península de las fumarolas' cambió la historia de la geología, según el relato de este estadístico de Bari que reside en Islandia y que decidió unir las palabras a los números. «Reykjanes tuvo un papel decisivo para la demostración de que efectivamente los océanos se expanden, activando de esta forma el movimiento de los continentes», recuerda en uno de los 47 relatos de los acontecimientos, leyendas, visiones o inspiraciones relacionadas con los volcanes islandeses. Hay historias de exploradores extremos, leyendas de dioses, personajes famosos como Bobby Fischer o misiones de la Nasa en unos parajes que han atraído durante siglos a poetas, estudiosos y aventureros.
De Snæfellsjökull, el volcán por el que Verne empujó a los lectores hasta las entrañas del mundo, cuenta, por ejemplo, que su nombre significa 'Glaciar de la montaña de nieve' y que en 2012 su cima se vio sin hielo por primera vez en la historia. Pero también recuerda que el Nobel de Literatura islandés Halldór Laxness envía a un emisario a las laderas del volcán en su obra 'Bajo el glaciar'.
A Helgrindur, los islandeses le bautizaron como 'Recinto del infierno' y Piccione recuerda el viaje de William Morris a la búsqueda de los lugares reales de las sagas de héroes y batallas medievales sobre los que escribió.
Ljósufjöll recibe el nombre de 'Montaña de luz' por la «singularidad luminosidad de los picos de la cordillera, constituida por riolita' y está vinculado a la historia de un guerrero enamorado que derrotó a la lava, pero murió en la sauna.
Eyjafjallajökull, el 'glaciar de los montes de la isla', es uno de los volcanes más antiguos de Islandia, con cerca de 800.000 años, y ha entrado en erupción cuatro veces desde la colonización de la isla. Despertó por última vez en 2010, con un diluvio de ceniza que obligó a cancelar casi 100.000 vuelos en Europa.
En Tindfjallajökull, el 'glaciar de los montes puntiagudos' se instalaron aquel año algunas webcams sobre la cima de una de las tuyas para grabar la erupción del vecino Eyjafjallajökull, pero el autor del 'Atlas novelado de los volcanes de Islandia' lo vincula además con el héroe más noble de las sagas islandesas.
En Bardarbunga, 'joroba de Bárdur', el segundo relieve más alto de Islandia y uno de sus volcanes más activos, aterrizó un avión en 1950.
De Hekla, la 'reina' de los volcanes de Islandia, se decía en la Edad Media que era la prisión de Judas y la puerta de entrada al Hades. La '(montaña) encapuchada' ha entrado en erupción más de 20 veces desde el año 874 en que se colonizó el país y el material expulsado por el Hekla a lo largo de los milenios es superior al de casi todos los demás volcanes del mundo.
Y a Katla, donde se cuenta que una bruja vive bajo el volcán, lo denominaron 'Hervidor' tal vez porque ha entrado en erupción al menos 300 veces desde finales de la última glaciación, aunque la primera que se documentó fue en 1580.
Otros volcanes de nombres impronunciables como Álftafjardareldstöd ('volcán del fiordo de los cisnes), Breiddalseldstöd ('volcán del ancho valle'), Dyrfjöll ('montañas de la puerta'), hoy están apagados, pero Piccione recuerda las historias que les rodean, como a Hrossaborg ('baluarte de los caballos'), Herdubreid ('hombros anchos') o Prestahnúkur ('cima de los curas'), por citar algunos, tras un viaje que el propio autor realizó por todo el país. Él mismo presenció una erupción en la península de Reykjanes en 2021. «Los volcanes entran en erupción porque deben», le contestó entonces a una reportera.
Y en su epílogo termina asegurando que «el siniestro rugido de los volcanes de Islandia, en el fondo, siempre ha custodiado esto: una propuesta de evasión, una vía de huida concreta e imaginaria al mismo tiempo. Una invitación a disfrutar del fuego y su consunción, de su continuo destruir para volver a crear, el único modo para engañar la extinción y concederse un futuro en el eterno presente de este universo».
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