Los nostálgicos de la monarquía alemana disparan el interés por los objetos personales de la dinastía de los Württemberg
Salen a subasta 460 objetos del patrimonio familiar del duque Alejandro Eugenio, custodio del gran legado monárquico alemán
Si la monarquía en Alemania no hubiera sido abolida en la Revolución de Noviembre de 1918, su abuelo se habría convertido en rey de Wurtemberg. Su otro abuelo, Fernando I de Bulgaria, fue un autoproclamado zar. El duque Alejandro Eugenio ha sido el custodio ... del patrimonio familiar hasta su muerte, en 2024, y unas 460 piezas de su herencia, en su mayoría objetos personales de sus antepasados, salen ahora a subasta en Múnich, despertando un gran interés en los coleccionistas. La historia de cada pieza, cuidadosamente documentada, aviva la creciente demanda de antigüedades relacionadas con la nobleza europea y agita la moda de las 'Noble Sale', denominación oficial que utiliza la casa de subastas Neumeister y que responde a una nueva tendencia en las galerías europeas.
Según los organizadores, una de las obras destacadas de la subasta es la pintura 'Escalera al Monastir Sveti Dimitir en el Parque del Castillo de Euxinograd', de Olga Wisinger-Florian. La artista capturó la escena durante una estancia en 1906, cuando viajó al castillo cerca de Varna, en el Mar Negro, por invitación del zar Fernando. El precio estimado oscila entre los 20.000 y los 30.000 euros. Los nostálgicos de la monarquía germana valoran especialmente, sin embargo, los retratos en miniatura de los nobles del siglo XIX. Entre ellos se encuentra un retrato del zar Fernando I de Bulgaria pintado sobre marfil hacia 1900. La obra, que mide solo 2,4 x 1,8 centímetros, está engastada con rosas de diamantes y su precio se estima entre 1.200 y 1.500 euros. Otras miniaturas muestran a la esposa de Fernando, la princesa María Luisa de Borbón-Parma, y a sus hijos, incluido el príncipe Kirill cuando era niño, con un valor estimado de entre 4.000 y 5.000 euros.
También figura en el catálogo un joyero de oro y carey, decorado con vistas a Nápoles, que perteneció a María Luisa de Borbón-Parma y que Alejandro Eugenio recordaba en una de las estancias del castillo de Altshausen, entre el Danubio y el lago de Constanza, donde pasó su infancia. También pasó largas temporadas en el castillo de Lindach, en Schwäbisch Gmünd, antes de marchar a formarse como archivista en el Archivo Estatal Principal de Stuttgart y emprender sus estudios de Historia del Arte y Arqueología. En la década de 1960, se trasladó a Múnich y residió en el noble Bogenhausen. Allí trabajó para la casa de subastas Christie's y el departamento de conservación de monumentos de Baviera, asesorando a museos y ferias de arte. «Le encantaba contar anécdotas entretenidas y chismes divertidos sobre sus antepasados», recuerda Marie von Waldburg, y con sus confesiones sobre cada pequeño objeto ha contribuido a esta nueva nostalgia por las casas reales europeas, todo un cambio de tendencia en Alemania.
Los pequeños coleccionistas pueden encontrar a precios muy accesibles objetos que conectan con la intimidad de esos tiempos pasados, como el velo de novia de la princesa María Luisa de Borbón-Parma, la ropa infantil del posterior zar Boris de Bulgaria o la magnífica Tabatière con retratos enmarcados con diamantes del rey Fernando I de Borbón-Sicilia, su esposa y ocho de sus hijos, heredada por la hija Marie-Amélie. Su rostro aparece también en los retratos de la familia de su esposo Luis Felipe, duque de Orleans, más tarde rey de Francia. Hasta el duque Alejandro Eugenio llegó también el brazalete original con siete 'Médaillons à l'œil' (medallones de oro), en cada uno de los cuales se ve un ojo pintado de los miembros de la familia Orleans.
Se trata de objetos de uso cotidiano de valor sentimental y que pueden adquirirse desde precios tan básicos como 30 o 40 euros. Casi todo, ya sea porcelana, plata, muebles, abanicos o sombrillas con preciosos mangos, data del siglo XIX, al igual que muñecas, latas o grandes cantidades de encajes blancos y negros. Algunas piezas fueron ennoblecidas con un escudo de armas o un monograma, otras son rarezas, como los encantadores trajes infantiles de la corte del zar búlgaro con bordados y adornos, cuyo precio de salida será de 120 euros.
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