La extraña obsesión de Michael Jackson por la película 'E.T' que echó a perder su disco 'Thriller'
El cantante quedó tan obnubilado por la película de Spielberg que sufrió una especie de trastorno temporal que se cargó su disco más esperado. ¿Cómo se convirtió entonces en el más vendido de la historia?

Es triste y ampliamente conocida la historia de las obsesiones infantiles de Michael Jackson. Privado de su propia niñez por los anhelos de riqueza y gloria de su padre, el cantante más famoso de todos los tiempos se pasó toda su vida adulta intentando recuperar la inocencia perdida -o más bien nunca disfrutada- y jamás escondió su pasión por el cine infantil, en el que se sumergió con irregulares resultados al actuar, por ejemplo, en el ambicioso pero fallido remake de 'El Mago de Oz' dirigido por Sidney Lumet en 1978.
Su gran ídolo del séptimo arte era, como cabría esperar, Steven Spielberg. Ya había firmado obras maestras como 'Tiburón', 'Encuentros en la tercera fase' o 'Indiana Jones en busca del Arca Perdida' y acababa de estrenar 'E.T., el extraterrestre' en el verano de 1982, en plena grabación de 'Thriller'.
La película, como todo el mundo sabe, fue un éxito arrollador y Michael quedó tan obnubilado por ella que sufrió una especie de trastorno temporal de la personalidad que a punto estuvo de cargarse su disco más esperado. Es más: lo hizo.
Aquel mes de septiembre, el equipo responsable de la grabación de 'Thriller', con el productor Quincy Jones a la cabeza, empezó a ponerse nervioso porque se acercaba la fecha de entrega y el álbum estaba muy, muy lejos de estar terminado. La presión tras el bombazo del primer trabajo en solitario del 'nuevo' Michael adulto, 'Off the wall', era gigantesca; cualquier retraso suponía millones de dólares en pérdidas y la alianza discográfica CBS-Epic no iba a tolerar imprevistos, así que redoblaron los esfuerzos en sesiones estajanovistas para llegar a tiempo. Fue entonces cuando el pequeño marciano de ojos saltones desbarató todos sus planes.
Con su película ya convertida en la más taquillera de la historia, Spielberg tuvo la idea de diversificar el negocio grabando un audiolibro narrado por la mayor estrella pop del momento, y cuando le ofreció el proyecto a Jackson, el cantante lo celebró como si le hubieran abierto las puertas del cielo. Era muy consciente de que aceptar el trabajo pondría en peligro su nuevo álbum, pero no estaba dispuesto a rechazarlo.
Misión imposible
Su mánager no podía creerlo. Faltaban apenas unas semanas para la fecha límite y todos los implicados en la grabación sabían que era imposible compaginar dos proyectos a la vez, menos aún en un momento tan crítico. Así que se enfrentó a Michael y le suplicó que le dijera a Spielberg que no estaba disponible. «No lo entiendes», contestó el artista. «Yo soy E.T., tengo que hacerlo». Ante semejante respuesta, no le quedó otra que dejar que Michael grabase el audiolibro y rezar por que no le llevase demasiado tiempo. Pero no fue así.
Cuando terminó las sesiones del disco de 'E.T.', apenas quedaban un par de semanas para entregar 'Thriller'. Todo el equipo de grabación trabajó horas extra, sin apenas dormir, para completar el disco más esperado del momento, y la noche anterior a la reunión con los ejecutivos de las compañías discográficas, en la que por fin les mostrarían el producto final, todavía seguían ultimando detalles a la desesperada. Y eso afectó de forma desastrosa al resultado.
En la sala donde 'Thriller' iba a ser reproducido por primera vez, había botellas de champán para festejar el nacimiento de lo que esperaban fuese un superventas de récord. Pero al escuchar el disco, no hubo descorches ni brindis. Era un completo fiasco. Michael, totalmente devastado por el fracaso, se hizo un ovillo en una esquina y empezó a llorar en posición fetal ante la mirada de todo su equipo, que veía como una misión imposible solucionar aquel descomunal entuerto.
CBS-Epic se negó a publicar el álbum, y la carrera de Michael parecía destinada a caer en el más absoluto de los dramas. Pero entonces alguien dio un paso adelante: el ingeniero de sonido Bruce Swedien, uno de los nombres más injustamente olvidados de la historiografía pop y protagonista de 'Sonic Fantasy', un documental del mallorquín Marcos Cabotá recién estrenado en Movistar con motivo del 40 aniversario del disco, en el que se cuenta toda esta historia.

Nueve días. Eso fue todo lo que necesitó Swedien para convertir una pifia total en la mayor obra maestra del pop. Bendecido con el don de la sinestesia, el ingeniero se encerró literalmente en la sala de mezclas -dormía allí mismo con un colchón y una manta- visualizando cada sonido y cada detalle, para reordenarlo y reecualizarlo todo en un nuevo master que, una vez entregado, cambió la historia de la música para siempre y se convirtió en el más vendido de todos los tiempos.
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A pesar de que fue un genio en el más puro sentido de la palabra y de haber ejercido un papel trascendental en la música contemporánea, casi nadie conoce el nombre de Bruce Swedien. Cuando murió hace dos años, Quincy Jones escribió: «Él era sin duda el mejor ingeniero en este negocio. Durante más de 70 años ni siquiera me planteaba ir a una sesión de grabación a menos que supiera que Bruce estaba detrás de los mandos».
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