Pussy Riot, las punks azote de Putin: «Es un demente capaz de disparar a los rusos que protesten contra él»
Nadia Tolokonnikova, miembro del grupo, ha hablado con The Guardian desde una ubicación no revelada por seguridad, donde está gestionando una campaña de venta de NFTs para Ucrania que ya ha recaudado más de 6 millones de euros

Nadia Tolokonnikova, miembro de la banda de punk Pussy Riot , ha asegurado en una entrevista con el diario británico The Guardian que la única solución para la crisis por la guerra de Ucrania será «un levantamiento masivo, con millones de personas saliendo ... a las calles y negándose a irse hasta que Putin se haya ido», pero reconoce que «eso es increíblemente peligroso porque Putin está loco y podría abrir fuego contra su propia gente. Definitivamente entiendo por qué no están todos ya en las calles».
Muchos pensarán que al gobierno ruso no le importa en absoluto la opinión de esta activista y sus compañeras, pero lo cierto es que Pussy Riot es un grano en el culo de Putin. Tolokonnikova ha concedido la entrevista desde una ubicación no revelada por seguridad porque el mandatario las tiene en su punto de mira desde hace mucho tiempo, y ahora las considera unas traidoras a la patria por la campaña que han lanzado para recaudar fondos para Ucrania a través de la venta de NFTs (non fungible tokens) de la bandera azul y amarilla del país, con la que ya han recaudado más de seis millones de euros. «Mis amigos y yo sentimos que a través de la criptografía podríamos reaccionar de alguna manera», asegura la cantante. «Nos enteramos de que Ucrania estaba teniendo un montón de problemas con su sistema bancario porque, obviamente, están en estado de emergencia. La criptomoneda tiene capas de protección contra esto. No tiene dueños ni fronteras. No queremos que gobiernos ni bancos controlen nuestros fondos. Personalmente, estoy convencida de que en situaciones como esta, el activismo es lo único que puede mantenerte cuerdo. Solo mirar desastres y tragedias y no hacer nada al respecto es realmente perjudicial para el mundo, pero también te destruye lentamente y te hace sentir impotente». El dinero ya se ha destinado a la organización Come Back Alive, que ha estado movilizando apoyo para el ejército ucraniano desde 2014 con atención médica, municiones, entrenamiento y análisis de defensa. Para ello han lanzado la subasta UkraineDAO (Organización Autónoma Descentralizada, por sus siglas en inglés), que permite un intercambio de fondos a través de la blockchain. «El dinero no se va a transferir automáticamente porque nos tenemos que asegurar de que termina en las manos adecuadas. Además, queremos que todo el mundo que ha aportado dinero se sienta cómodo y había gente que no quería que se destinase a las armas», explicó Nadya en una charla tras la puja.
UkraineDAO da la opción de participar en la puja desde un aspecto social y recibir un token LOVE, sin utilidad ni valor, pero como «un hermoso recordatorio de haber contribuido a una causa noble», dice Tolokonnikova, que llama a la movilización general en las redes sociales . «No pasa nada si no tienes dinero, siempre puedes poner un tuit con un hashtag, cualquier cosa con tal de no permanecer en silencio».
Pussy Riot nació en 2011 como un colectivo-banda feminista de punk-rock, especialista en 'performances' de agitación política sobre los derechos LGTB, el feminismo, la libertad de expresión, la represión de los movimientos artísticos en Rusia y, especialmente, en contra de Vladímir Putin. Empezaron a hacer acciones cubiertas con pasamontañas, como mostrar rostros de Putin en calles y edificios para después rociarlos de pintura. En 2012 dieron un salto cualitativo al colarse en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú para dar un 'concierto' de protesta en la que interpretaron la canción 'Madre de Dios, ¡Fuera Putin!', siendo arrestadas y acusadas de vandalismo. Fueron sentenciadas a dos años de prisión y se declararon en huelga de hambre, y poco después Amnistía Internacional las declaró prisioneras de conciencia. Tolokonnikova sufrió una depresión al salir de prisión, y todavía toma medicamentos por el trastorno de estrés postraumático.
«La gente subestima lo peligrosos que son los dictadores», dice ahora Tolokonnikova. «En 2014 hablamos con el parlamento del Reino Unido, hablamos en el Senado de los Estados Unidos. Mucha gente nos preguntó cómo deberían hablar con Putin, cómo deberían enmarcar la conversación, y siempre aconsejé que deberían ser lo más estrictos que pudieran. Con Putin nunca hay juego limpio. Los dictadores actúan como guardianes de prisiones. Tratan la amabilidad como una debilidad». Ese mismo año, ella y otra miembro del grupo, María Aliójina, fueron agredidas por un grupo de desconocidos en la ciudad de Nizhni Nóvgorod, a unos 400 kilómetros al este de Moscú.
La última acción de peso ejecutada por Pussy Riot fue el 15 de julio de 2018, cuando interrumpieron la final de la Copa Mundial de Fútbol de en Moscú lanzando mensajes contra Putin desde el césped, donde fueron detenidas. El pasado diciembre Kremlin declaró Tolokonnikova «agente extranjera», al igual que el medio de comunicación independiente que fundó cuando salió de prisión, Mediazone. Ahora, le ha recordado al mundo la cantidad de veces que nos han estado alertando acerca de Putin, con un tuit que dice: «Colegas, no nos creísteis cuando en 2008 os dijimos que Putin era un verdadero peligro para el mundo».
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