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ABC Cultural

Corto Maltés y Joseph Roth, en el Berlín del despertar del nazismo

Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero lleva al personaje de Hugo Pratt a la Alemania de 1924 en 'Nocturno berlinés'

Díaz Canales y Pellejero posan con una reproducción de la portada de 'Nocturno berlinés' PEP DALMAU
David Morán

David Morán

Barcelona

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Martin Quenehen y Bastien Vivés se lo llevaron de paseo por el siglo XXI con 'Océano negro', pero superada aquella anomalía temporal, un ligero desvío en las aventuras del viajero errante, Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero recuperan el timón para devolver a Corto Maltés a su hábitat temporal. O, como mínimo, a la coherencia cronológica de Hugo Pratt. Y poco más. Porque en 'Nocturno berlinés' (Norma), cuarta entrega que firman Díaz Canales y Pellerejo desde que se hicieron cargo del personaje en 2014, guionista y dibujante se alejan del tono aventurero y exótico de 'El día de Tarowean' y 'Equatoria' para alumbrar al intrépido marino desde un ángulo diferente. «Nos apetecía una aventura más urbana y nocturna», reconoce Díaz Canales.

Viñetas de 'Nocturno berlinés', de Díaz Canales y Pellejero NORMA CÓMICS

Nada mejor para conseguirlo que llevarse a Corto Maltés al Berlín de 1924, en plena convulsión de entreguerras y con el nazismo a la vuelta de la esquina. «Existe una imagen muy simplificada de la época, como si Hitler hubiese llegado al poder tras la Primera Guerra Mundial. Y no. Están entremedio todos los años veinte», explica el también guionista de 'Blacksad' sobre una época «con muchos paralelismos con la Segunda República española». «No creo que la historia se repita, pero sí que nos deja ecos muy interesantes. Esa época tiene parecidos, con el ascenso del populismo y la búsqueda de soluciones fáciles a problemas muy complejos. Sin duda, es una obra hija de su tiempo», añade.

Cabarets y manifestaciones

Son, detallan los epígonos de Hugo Pratt, los años de la república de Weimar: el bullicio nocturno, la inflación desbocada y los asesinatos políticos e intentos de golpe de estado de la Organización Cónsul. Un escenario caótico y desmadrado, anticipo nada velado de lo que estaba por venir -«a esas alturas del partido ya se veía que la cosa se estaba torciendo bastante», apunta Díaz Canales-, que Corto recorrerá acompañado por el periodista y escritor Joseph Roth. «Es, igual que Stefan Zweig, un intelectual de un mundo que está desapareciendo. Fue testigo de la historia y, en cierto modo, es un alma gemela para Corto: como él, nunca llegó a estar en casa», relata.

En 'Nocturno berlinés', el autor de 'Hotel Savoy' es el cicerone que acompaña a Corto Maltés en su ir y venir por manifestaciones, cabarets y rituales esotéricos mientras intenta resolver la muerte de su amigo Jeremiah Steiner. «Vemos a un Corto más humano, tiene un comportamiento más realista. Y sufre mucho», defiende el dibujante Rubén Pellejero. «Ya no es el joven ingenioso con agilidad mental para la frase aguda -añade Díaz Canales-. Es un un Corto envejecido, en un contexto histórico complicado, que ha perdido muchos de sus amigos». Ese, convienen los dos, es uno de los grandes desafíos que asumieron cuando tomaron las riendas de la serie que Pratt dejó huérfana en 1995: «poner a prueba ese tipo de héroe que parece que no envejece». «A Corto lo vamos a ver borracho, con bastón, intentando ligar con chicas a las que dobla la edad…», avanza Díaz Canales.

Viñetas de 'Nocturno berlinés', de Díaz Canales y Pellejero NORMA CÓMICS

De momento, y a la espera de nuevos destinos que ni guionista ni dibujante quieren o pueden avanzar -«no hay un cuaderno de viaje definido; lo primero es dar con una buena historia», relativizan casi al unísono-, a Corto lo vemos alternando con Marlene Dietrich, el escritor Gustav Meyrink, y el presidente de la república de Weimar, Fiedrich Ebert. Eso sí: que nadie busque aquí rigor enciclopédico. Al fin y al cabo, recuerdan, se trata de un cómic de ficción, no de un ensayo histórico. «No me quita el sueño incurrir en incoherencias temporales por necesidades narrativas», advierte Díaz Canales.

Para el futuro queda también aclarar qué ocurrirá cuando el calendario vaya acercándose a los años treinta y a esa Guerra Civil en la que, tal y como Pratt dejó dicho -aunque no escrito ni dibujado-, Corto Maltés desaparece. «Es una carta que nos reservamos», asegura Díaz Canales, para quien tampoco sería demasiado descabellado ver al aventurero trotamundos paseando por las calles de Barcelona. «Se sabe que fue brigadista. Y es bastante lógico que pasase por España en algún momento», reflexiona.

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